19 Oct Un grupo de valencianos participa en el XIV Encuentro Nacional de la Divina Misericordia en Cuenca Junto a grupos organizados de varias diócesis de España
A mayor gloria de Dios, y siguiendo el programa previsto, se ha desarrollado en Cuenca el XIV Encuentro Nacional de la Divina Misericordia, durante los días 15 y 16 de octubre, acompañados de un tiempo casi veraniego.
Asistieron a él grupos organizados de la Divina Misericordia de las diócesis de Albacete, Cáceres, Logroño, Murcia, Orihuela-Alicante, Pamplona, Sevilla, Valencia, Cuenca, Lleida y Tarragona a los que se añadieron fieles procedentes de otras, como…Madrid y Toledo entre otras…
El Encuentro comenzó con el rezo del Santo Viacrucis a las tres de la tarde del sábado 15 que discurrió por el céntrico parque de San Julián, para terminar con la última estación en la parroquia de San Esteban Protomártir.
Las reflexiones, a cargo del sacerdote Ildefonso Martínez, consiliario del Movimiento apostólico de la Divina Misericordia de Cuenca, oraciones y cantos juveniles, ayudaron a meditar la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Tras un tiempo de descanso, en la misma iglesia de San Esteban, don José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de Orihuela-Alicante, nos ofreció una conferencia que tituló “La misericordia en la Nueva Evangelización”.
En ella hizo una exposición del contenido de esta conocida expresión, “nueva evangelización”, acuñada por san Juan Pablo II y caracterizada, según el propio papa, por ser nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión”.
Remarcó mucho la necesidad de una profunda vida interior, más que en dominar técnicas actuales de comunicación, aun reconociendo su valor y su necesidad. La tarea evangelizadora sólo puede sostenerse y ser eficaz si el apóstol tiene un trato íntimo en la oración, de corazón a corazón, con el Señor. “Enamórate -dijo literalmente- porque solo los enamorados enamoran, gasta más tiempo en enamorarte de Dios que en buscar técnicas de comunicación”.
En cuanto a sus métodos y expresiones los sintetizó en tres momentos: acoger, proponer y acompañar. Acoger de corazón, con cercanía, escuchando, comprendiendo, compadeciendo, por encima de nuestros estados de ánimo.
Tarea de siempre especialmente necesaria hoy en una sociedad que produce tantas y tan profundas heridas. Proponer el mensaje de salvación de Jesucristo, no mensajes particulares (puso gran énfasis en esta idea) que nos llega a través de su Palabra, de los sacramentos y del Magisterio de la Iglesia. Y en tercer lugar acompañar, tarea para la que es imprescindible la perseverancia. No basta con acoger y proponer, hay que acompañar en el tiempo.
Acabada su conferencia, que fue muy aplaudida, don José Ignacio tuvo un encuentro con los jóvenes presentes. Era ésta una novedad de esta edición, ya que nunca antes había habido una cita expresa con los jóvenes.La participación del obispo terminó con la celebración de la Santa Misa, que tuvo lugar tras el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia.
Llegamos al fin de esta primera jornada con una vigilia de oración, con exposición del Santísimo Sacramento, en la parroquia de San Fernando, ilustrada con textos del diario de Santa Faustina y animada con los cantos del grupo de la Renovación Carismática y jóvenes de distintas parroquias de Cuenca.
Los actos del domingo día 16 se desarrollaron, según se había programado, en la catedral de la ciudad, que ofrecía una preciosa estampa de limpieza y luminosidad. El primer acto fue una plática-testimonio que bajo el título “Los signos de la Divina Misericordia” fue ofrecida por el padre don Rafael Pérez Huete.
Sus palabras, muy amenas, y muy sentidas, por la carga testimonial del conferenciante, se situaron nuevamente en la misma línea evangelizadora de Monseñor Munilla, poniendo énfasis en la necesidad de las nuevas acciones que nos ofrece la Iglesia hoy para llegar a los alejados y a los heridos, campo privilegiado para ejercer la misericordia.
Tras la conferencia, el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia y tras éste, la Santa Misa presidida por el obispo de Cuenca, monseñor José María Yanguas Sanz, que centró su homilía en los textos de la Palabra de Dios del día y cantada por la Coral catedralicia.
Al final, don Pedro Miret Giner, como coordinador del Comité Nacional de la Divina Misericordia, tomó la palabra para manifestar su agradecimiento al obispo a los párrocos de las iglesias de San Esteban y de San Fernando, a los ponentes invitados, a todos los asistentes y muy especialmente a los miembros de la Divina Misericordia de Cuenca por el gran trabajo realizado para la preparación y desarrollo de estas dos jornadas magníficamente organizadas.
El encuentro tuvo su cierre con una comida de fraternidad en un restaurante de la ciudad en medio de un ambiente de alegría y satisfacción por lo vivido en estos dos días.