24 Mar Ordenación episcopal del valenciano José Vicente Nácher, en Tegucigalpa (Honduras) El sacerdote y misionero está desde el año 2000 en el país centroamericano
El papa Francisco nombró el pasado mes de enero nuevo arzobispo de la arquidiócesis hondureña de Tegucigalpa al misionero valenciano José Vicente Nácher Tatay, perteneciente a la congregación de la Misión Padres Paúles, en sustitución del cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga.
La ordenación episcopal del sacerdote valenciano, que se encuentra en el país centroamericano desde el año 2020, tendrá lugar este sábado, 25 de marzo, a las 9 horas, en la basílica de Nuestra Señora de Suyapa, en Tegucigalpa, la capital del país.
El nombramiento «nos ha sorprendido a todos, también a mí. En Honduras había cuatro diócesis pendientes de renovación por motivo de edad y han venido al mismo tiempo los cuatro nombramientos”, manifestó el misionero al periódico PARAULA al conocer la noticia, que acoge con «profunda alegría».
Una réplica del Santo Cáliz, entregada por mons. Benavent
Tras conocerse el nombramiento, el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ofició una misa de acción de gracias en la parroquia de Nuestra Señora de Monteolivete de Valencia -regida por los Misioneros Paúles- de la que Nácher fue feligrés en su infancia y juventud.
En la misa, monseñor Benavent hizo entrega de una réplica del Santo Cáliz a los familiares de Nácher y al párroco de Monteolivete como obsequio de la Archidiócesis de Valencia para José Vicente Nácher. Será el padre José Manuel Villar, CM, Superior Provincial de la Congregación de la Misión, el que se la entregará personalmente al nuevo Arzobispo este sábado en la ordenación episcopal en Tegucigalpa.
Experiencia misionera adquirida en Honduras
José Vicente Nácher nació el 10 de abril de 1964 en Valencia. Licenciado en Sociología por la Universidad de Alicante, posteriormente cursó estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de la Congregación de la Misión de Barcelona y en la Facultad de Teología de Cataluña.
“Soy hijo de la huerta de Valencia. Nací en Monteolivete. Desde pequeño tuve contacto con los misioneros Padres Paúles, que atienden la que era mi parroquia. Además, estudié en los Salesianos de la avenida de la Plata, a los que estoy muy, muy agradecido. Todo ello me llevó a entrar en el Seminario de los Paúles en 1985”, explica él mismo.
Nácher emitió su profesión solemne en la Congregación de la Misión el 20 de enero de 1990 y fue ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1991 en la Catedral de Valencia por monseñor Roca Cabanelles.
Tras su paso por Alicante y Valencia, en 2000 los PP. Paúles le enviaron a San Pedro Sula, en Honduras. Allí fue párroco de San Vicente de Paúl (2000-2005) y más tarde, de San José en Puerto Lempira (2006-2016) y vicario episcopal de la zona indígena de La Mosquitia en la diócesis de Trujillo. En 2016 fue nombrado superior regional de la Congregación de la Misión en Honduras y regresó a San Pedro Sula, donde se encuentra en la actualidad.
“Toda mi experiencia misionera la he adquirido aquí. Aquí he aprendido, me he desarrollado y me he sentido muy feliz, con los fieles con los que he trabajado y compartido la vida pastoral, así como con el resto de sacerdotes, los vicentinos y los diocesanos”, manifiesta.
Atención a los jóvenes
Nácher explica que Honduras es un país en desarrollo, con mucha población joven. “La mitad es menor de 25 años pero existe un alto índice de migración, tanto hacia Europa como hacia Estados Unidos. Esto está motivado por la falta de oportunidades en el país, por las perspectivas sobreestimadas de lo que van a encontrar fuera pero también por la inseguridad en sus lugares de origen. La migración marca mucho la vida aquí”, comenta.
De ahí su especial preocupación y dedicación a los jóvenes. “En la parroquia de San Vicente de Paúl, de San Pedro Sula, tenemos una escuela agrícola. Esta es la segunda ciudad del país, la más industrial, pero la zona de La Mosquitia, donde estuve antes, es una zona aislada, indígena”, matiza.
Precisamente en la zona tropical hondureña de La Mosquitia impulsó la creación de dos proyectos educativos que atienden aproximadamente a 1.100 jóvenes y niños al mes con meriendas, formación y actividades deportivas: ‘Brotes Nuevos’, como respuesta a la difícil situación de violencia en Puerto Lempira, a través del cual atienden cada mes a 400 menores con meriendas, atención pediátrica, clases de refuerzo y actividades deportivas; y el centro ‘Asla Wapaia’, que acoge a 700 jóvenes que realizan actividades deportivas y formación y participan en la radio parroquial.
Entre los proyectos que ha llevado a cabo en Honduras figura también la creación de una radio parroquial con energía renovable -procedente de la luz solar- como medio de evangelización, de formación y de comunicación entre los habitantes de la región de La Mosquitia que carecen de medios de acceso a internet o cobertura telefónica.
Encontrar, escuchar y discernir
La parroquia, San Vicente de Paúl, donde José Vicente Nácher se encuentra ahora es muy extensa, muy amplia. Una sola parroquia comprende zona urbana, pero también zona suburbial -lo que llaman barrios o colonias- y, por último, zona rural. “Al ser tan extensa tenemos más de 100.000 habitantes y para llegar a la última comunidad tardamos casi hora y media. Es una parroquia amplia y variada que nos da alegría porque nos proporciona experiencias diversas y todas muy bonitas que me han ayudado mucho en mi vocación”, afirma.
Allí la vida del misionero es muy intensa. “Nos levantamos temprano para hacer ejercicio y para la oración comunitaria. Luego, celebramos una misa que se retransmite por radio y Facebook. Al terminar, empezamos a atender en la oficina a todas las personas que se acercan y tenemos las reuniones organizativas”. Por la tarde continúan su labor. “Salimos a la montaña para visitar a las aldeas. Y ya por la noche, nos reunimos con los grupos pastorales. Además, en esta parroquia tenemos un horario amplio de confesiones y acompañamiento espiritual”.
Tras su nombramiento como Arzobispo, indudablemente la vida del P. Nácher cambiará. Por lo pronto, tendrá que dejar su parroquia actual y marchar a la capital, a Tegucigalpa. “Solo el Señor sabe cómo cambiará. Él nos guía, nos lleva y va a disponer de nosotros como sus instrumentos para llevar a cabo su obra”.
A Tegucigalpa “iré a servir con todo el amor y toda la disposición a una arquidiócesis a la que quiero mucho, a unos fieles y a unos sacerdotes a los que envío mi saludo y mi aprecio. Voy a estar a su disposición para encontrarme con ellos, escucharles y juntos discernir la voluntad de Dios y de la Iglesia”.
Deseo de visitar Valencia en verano
El misionero y sacerdote valenciano espera poder visitar pronto a su familia. “Quiero ir a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa el próximo verano y pasaré por Valencia”. Sus padres siguen viviendo en Monteolivete. “Están muy alegres y rezando, aunque por motivo de edad y salud no podrán acompañarme en mi ordenación episcopal. Pero, como ellos dicen: ‘donde tú estés, estamos los tres’. Tengo una familia muy extensa y de fe por ambas partes, que es donde está el origen, la raíz de mi fe y de mi vocación y, por eso, les estoy muy agradecido a todos”, concluye.