23 Nov Una investigación recupera el legado de santidad del beato valenciano Gaspar Bono, ejemplo de entrega y caridad en pleno siglo XXI La publicación ha sido editada por la parroquia de San Miguel y San Sebastián, que fue el convento de la Orden de los Mínimos a la que perteneció y donde vivió
- Obra del doctor en Historia del Arte Néstor Morente, que recoge en un libro documentos inéditos, grabados, citas manuscritas y patrimonio artístico en torno al beato
- El escultor valenciano Pedro Arrúe restaura una imagen de Gaspar de Bono para “poder venerar este tesoro tan grande que tiene la Iglesia valenciana”
La santidad es una llamada universal a “todos los fieles de cualquier estado y condición” (Lumen Gentium) y, de esta manera, se sintió interpelado en el siglo XVI el valenciano Gaspar de Bono, como otros tantos beatos y santos de nuestra Iglesia, siendo ejemplo de entrega y caridad. Ahora, en pleno siglo XXI, una investigación recupera su memoria y legado y vuelve a poner en valor a una de las figuras más importantes del santoral valenciano de su momento.
Néstor Morente y Martín, doctor en Historia del Arte y actualmente sacristán en el Colegio Seminario del Corpus Christi “El Patriarca” de Valencia, ha publicado un libro sobre el beato Gaspar de Bono (Valencia, 1530-1604) en el que, por primera vez, tras un intenso trabajo de estudio realizado en los últimos diez años, recoge su vida y obra ejemplar, a través de documentos inéditos: citas manuscritas, grabados, imaginería, medallas, y numerosas obras de arte y patrimonio.
El libro, “Gaspar de Bono. El beato mínimo de Valencia”, de 16 capítulos y 320 páginas a todo color, parte de la “pura devoción” – según expresa su autor- y ha sido editado, precisamente, por la parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia que fue el convento de la Orden de los Mínimos a la que perteneció el beato y donde vivió.
“Su caridad, su entrega absoluta por los demás, su humildad no es algo del pasado. El beato Gaspar de Bono es hoy todo un referente para la Iglesia, para la sociedad”, afirma Néstor Morente a quien le une esta devoción al también valenciano y escultor Pedro Arrúe que, a la vez, está rehabilitando una escultura del beato que se conserva en la parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia.
Tanto la publicación del libro como la restauración de la imagen de Gaspar de Bono “pretenden recuperar su memoria y que todos puedan venerar este tesoro tan grande que tiene la Iglesia valenciana”, afirman.
“Ser santo es uno de los propósitos que a diario deberíamos tener todos. No es algo del pasado, los santos no pasan de fecha ni de moda”
Para Néstor Morente era importante actualizar en pleno siglo XXI la vida y obra del beato Gaspar de Bono -del que se conservan varias biografías del siglo XVIII- para que su figura pueda ser conocida por todos.
“Gaspar de Bono me llama la atención por su santidad. Para mí, como católico, como creyente, el ser santo es uno de los propósitos que a diario deberíamos tener todos. La santidad no es algo del pasado, no pasa de fecha ni de moda. Hoy en día los santos siguen intercediendo por nosotros”, asegura.
Así, Néstor Morente recuerda que el beato Gaspar de Bono fue beatificado como religioso Mínimo junto a Nicolás de Longobardi al que el papa Francisco ha declarado santo recientemente. Por ello, “no hay que perder la esperanza de que el beato Gaspar de Bono pueda ser también canonizado. Se trata de aumentar la fe, de difundirla, de hacer llegar a la gente su memoria, su vida, porque la fe es algo que no pasa de moda”, explica.
Del beato Bono destaca también su “victoriosa intercesión” en un caso de salud mental que fue presentado como milagro para su beatificación. La curación de un religioso con enfermedad mental figura entre los milagros que aprobó por la Santa Sede para su beatificación.
Néstor Morente afirma que la santidad y las buenas obras de los santos y beatos perduran en nuestros días, y con ellos se va conformando nuestra Iglesia, nuestra sociedad. Del beato Gaspar de Bono en Valencia nos queda mucho, pero sobre todo, no queda la “huella del amor”.
Saluda del Arzobispo de Valencia
“Gaspar de Bono. El beato mínimo de Valencia” cuenta con el saluda del Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, que destaca del beato su sencillez y humildad, virtudes que caracterizan la vida de los religiosos de la Orden de los Mínimos, a la que perteneció, y cuya existencia fundamentó “en la consagración total a Dios y en el servicio a los demás, especialmente a los más necesitados y los enfermos”.
Monseñor Benavent recuerda que el beato ha sido propuesto como “modelo de vida cristiana, ejemplo de entrega y fidelidad al Señor, que acompañó a otras personas en el camino hacia la santidad”.
Precisamente, Néstor Morente afirma que “esa humildad del beato Gaspar de Bono la veo encarnada también en nuestro Arzobispo”, de ahí que su presencia en esta obra, con sus palabras, “me llene de alegría y satisfacción”.
El beato, gran devoto de la Virgen de los Desamparados
Esta nueva obra ve la luz coincidiendo, además, con el Centenario de la Coronación de la Virgen de los Desamparados “a quien el beato Bono profesaba enorme devoción”.
“Por supuesto los santos y beatos valencianos han tenido una devoción expresa a la Virgen de los Desamparados pero en el caso de Gaspar de Bono hemos encontrado referencias únicas, de cómo él, en el siglo XVI, en las calles, en las puertas o dentro de las casas de los cofrades, se arrodillaba y rezaba ante la imagen original de la Virgen”, asegura su autor.
Además, “en el caso del beato Bono su conversión es gracias a la Virgen de los Desamparados. Así, perteneciendo al Ejército de Carlos V tuvo un accidente mortal, una caída de caballo, le dieron un hachazo en la cabeza, y estuvo a punto de morir. Pero él se encomendó a su Patrona, la Virgen de los Desamparados, y le prometió que si le salvaba la vida se haría religioso y así fue. Su propia vida y su conversión es ya un milagro”. En 1560 el beato tomó el hábito de religioso de la Orden de San Francisco de Paula en el Convento de San Sebastián de Valencia.
Vinculación de Gaspar de Bono con San Juan de Ribera
En el libro, Néstor Morente muestra su agradecimiento, entre otros colaboradores, a Juan Andrés Talens, párroco de San Miguel y San Sebastián, que ha prologado el libro, así como a Miguel Navarro, Colegial perpetuo del Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia y Catedrático de Historia de la Iglesia, «que ha colaborado con un interesante texto que desvela la estrecha relación de amistad que mantuvo Gaspar de Bono con el que fue su arzobispo, hoy San Juan de Ribera”.
Así, el beato Gaspar de Bono fue ordenado presbítero por el entonces Arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera. “Ambos fueron muy semejantes en el espíritu, pues coincidían en su devoción a la Eucaristía y en la intensa vida de oración y de penitencia”, afirma Miguel Navarro.
El beato Patriarca Ribera íntimo amigo de Bono y gran admirador de sus virtudes abrió el proceso de beatificación de Gaspar Bono a los ocho días de su muerte.
Según el autor de la obra, el beato Bono y San Juan de Ribera eran íntimos amigos. De hecho San Juan de Ribera fue quien intercedió para se le hiciese procurador de la Orden los Mínimos en Valencia porque Gaspar de Bono era muy humilde, y no quería protagonismos.
Restauración de la imagen del beato Gaspar de Bono
Paralelamente a la publicación del libro, el escultor valenciano Pedro Arrúe está rehabilitando la imagen del Beato Gaspar de Bono que se conserva en la parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia, una imagen que se encontraba muy deteriorada por el paso del tiempo.
Por ello, coincidiendo con la investigación de Néstor Morente, “propusimos al párroco recuperar esta figura y poner en valor la imagen que representa al beato en esa parroquia”.
La restauración, que está a punto de concluir, ha incluido su limpieza y la reparación de zonas quemadas, así como la reposición de ropa – se le ha hecho un hábito nuevo de fiesta, con brocados y pasamanería antigua y mangas bombachas como el hábito antiguo de los Mínimos- y orfebrería, porque contará con una aureola con una corona de plata repujada con el lema de “Charitas” de la orden de los Mínimos.
Uno de los descubrimientos hallados en este proceso ha sido descubrir que la parte de la cara, la mascarilla, procede de la imagen original que se hizo después de la desamortización del Convento de los Mínimos y que fue añadida después a la imagen actual realizada después de Guerra. “Con las limpiezas y la reparación hemos visto que la policromía de la cara nada tenía que ver con el resto de la imagen”.
“Es muy interesante recuperar esta pieza para dignificar también la capilla que se hizo en su día con motivo de su beatificación, una capilla magistral que financió el rey Carlos IV con autores de primera línea”, asegura Pedro Arrúe.
El objetivo es que los fieles puedan volver a venerar este tesoro tan grande que tiene la Iglesia valenciana, a sus beatos y sus santos, para recuperar este patrimonio y la fe en todos ellos, que siguen intercediendo por nosotros”, afirma.
Por su parte, el párroco de San Miguel y San Sebastián asegura que la restauración integral de la imagen del beato permitirá ahora recuperar su espacio y estar a un nivel mucho mayor. La devoción y fe por el beato “fue fuerte mientras estuvo vigente la Orden de los Mínimos hasta la desamortización y también durante su canonización en 1786 fueron momentos álgidos, después fue decayendo su devoción, aunque siempre ha habido sorpresas, por ejemplo, la conocida “Penya del Clau”- que surge en tiempos de la República, en principio tiempos no favorables para la devoción de santos. Ahora también estamos viendo esa nueva puesta en valor de su figura que tiene un valor eterno”.
Asimismo, la parroquia de San Miguel y San Sebastián alberga una reproducción fotográfica de gran calidad del bocaporte o lienzo del pintor Salvador Maella que cubría la capilla sepulcral del beato, en la citada parroquia, cuyo original se conserva en el Museo de Bellas Artes San Pío V, de Valencia. Esta reproducción ha sido sufragada por la Hermandad Sacerdotal del Beato Gaspar Bono, que fue erigida por el Cardenal Carlos Osoro en 2013 y que está presidida desde su fundación por el actual párroco de San Juan de la Ribera, Ramón Martín.
La parroquia de San Miguel y San Sebastián ocupa desde 1902 el templo neoclásico- barroco construido por los Padres Mínimos, y en el año 2025 se cumplirán 300 años de la primera piedra de esta iglesia.
Fue bautizado en la parroquia de San Nicolás
En el siglo XIX el Convento de Mínimos- actual parroquia de San Miguel y San Sebastián- fue desamortizado y el cuerpo incorrupto del beato, que allí se encontraba, tuvo que ser ubicado en otro espacio, acogiéndolo la parroquia de San Nicolás, donde fue bautizado y en donde ya tenía culto con una imagen entronizada a raíz de su beatificación a finales del siglo XVIII.
La Guerra Civil española supuso, después, la desaparición absoluta del cuerpo del Beato, quemado en la plaza contigua a la parroquia de San Nicolás, salvándose de esta quema apenas unos cuantos huesos que hoy se veneran en esta parroquia, que conserva también un retrato pictórico del beato.
“Ambos acontecimientos supusieron para el culto del Beato Gaspar una auténtica tragedia, teniendo en cuenta que previo a los mismos, la figura de este mínimo elevado a los altares contaba con tres cofradías distintas en su honor y con un culto muy relevante primordialmente en la ciudad de Valencia, incluso venerado en uno de los altares de la propia sede metropolitana”, añade su autor.
Biografía de Gaspar Bono
Gaspar Bono nació en Valencia en 1530. Después de servir diez años como soldado en la milicia imperial de Carlos I ingresó en la orden de los religiosos mínimos, fundada por San Francisco de Paula en 1435.
Se dedicó desde entonces al apostolado, fue maestro de novicios y permaneció la mayor parte de su vida en el monasterio de San Sebastián en Valencia, aunque también estuvo en Alaquàs, Perpignan y Palma de Mallorca. Elegido provincial de la congregación, murió en Valencia en 1604.
La fama de santidad que había adquirido en su vida “se demostró también cuando en sus funerales se produjeron varias curaciones de enfermos instantáneas”. Fue beatificado por el papa Pío VI en 1786.