Un Papa venido del fin del mundo Por Santiago Bohigues Fernández, director del Secretariado diocesano de Espiritualidad

Un Papa venido del fin del mundo Por Santiago Bohigues Fernández, director del Secretariado diocesano de Espiritualidad

El Papa Francisco, con estas palabras, comenzó su ministerio petrino al hablar de sus orígenes argentinos…; mucho se está escribiendo en estos días sobre el Papa Francisco… el Papa de las palabras y de los gestos, el Papa de los pobres, el Papa de las primeras veces: la primera vez de un Papa americano, la primera vez de un Papa jesuita, la primera vez de un Papa llamado Francisco:

“(el Papa Francisco es) impulsor de una nueva manera de ejercer el ministerio petrino. No ha tomado decisiones mediáticas, sino que se guía por una sensibilidad que debe atravesar todo el cuerpo eclesial desde tres ejes: misericordia, conversión pastoral y misionera y dialogar con todos” (Cardenal Juan José Omella).

El Papa Bergoglio ha invitado a la Iglesia a dejar lastre y a volver a lo esencial: con los ojos de la fe atender a la pequeña y débil grey con confianza y esperanza en Dios; como dice en el Discurso a la Curia romana del año 2019, hoy a la Iglesia le corresponde la tarea, una vez más en su historia de iniciar procesos más que ocupar espacios de poder o de relevancia social: < En mi opinión el papa Francisco encarna hoy lo que he llamado “fidelidad a lo esencial”, no de superficie y repetitiva, sino creativa. La lectura de sus documentos, lo mismo que algunas de sus decisiones de gobierno lo confirman > (Juan José Garrido):

“En una situación como esta, la Iglesia, como se desprende de su misma historia, tiene ante sí un doble reto: por un lado, debe renovarse en el sentido de despojarse, separar y liberar el cristianismo de los elementos caducos y contingentes que el devenir histórico ha incrustado en él; y, por otro, preparar con el pensamiento, la vida y la acción el advenimiento de una nueva cristiandad. Vistas así las cosas, podemos decir que estamos llamados a ser, no los últimos cristianos, sino “los primeros” de una nueva cristiandad. Este parece ser nuestro destino actual” (Juan José Garrido).

Francisco ha sido un hombre libre para decir lo que pensaba, un Papa que ha roto esquemas y que ha sabido estar con los últimos y en las periferias: < ¿Cómo podría la teología ayudar a sanar las almas heridas y dar esperanza a las comunidades fracturadas? Lo primero que debemos hacer es ir donde están los heridos > (Fray Gerard Francisco Timoner); la Iglesia ha de ser un hospital de campaña ante las heridas afectivas de muchos  caídos de hoy, < vivir en una frontera > (Papa Francisco):

“(el pensamiento bergogliano) no es solo teológico ni puede ser calificado como únicamente pastoral: se trata de un pensamiento que liga teología y pastoral, que no está encerrado ni en una especulación hecha al margen de la historia, sino una teología hecha de rodillas, orada, arraigada en la doctrina de la Iglesia” (Cardenal Juan José Omella).

                                                                 

 



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