04 Abr Un lugar donde rezar El sacerdote Leónidas Nintunze solicita ayuda para poder construir una capilla al aire libre en el Chad
La República del Chad, un país sin litoral ubicado en África Central, experimenta tres climas diferentes durante el año: un período muy caluroso en abril y mayo, con temperaturas de hasta 50°C, un período húmedo entre julio y octubre, y un período más frío y seco de diciembre a marzo. Y no, aunque pueda parecerlo, este no es un reportaje sobre climatología, sino la necesidad de construir espacios adecuados a las altas temperaturas para que la comunidad cristiana de la parroquia de Bagé, en la diócesis de Pala, pueda celebrar sus oficios religiosos.
El padre Leónidas Nintunze es de origen burundiano y actualmente se encuentra en nuestra archidiócesis ampliando sus estudios. Durante seis años estuvo en misión en el Chad y conoció de cerca la realidad de la Iglesia en este país donde un 15% de la población es católica. Los musulmanes siguen siendo entre el 50 y 60% de la población, y los animistas un 7%. Se trata de una Iglesia joven, en crecimiento y que busca conocer a Dios. “Practican mucho la religión” y, además, “quieren mostrar a la gente que la religión católica es una religión que ayuda también al desarrollo de la población”, afirma el padre Leónidas.
Ahora, pide ayuda, a través de la Fundación Ad Gentes, para poder construir “una capilla al aire libre, un lugar apropiado, porque allí en el Chad no hay capillas suficientes, hace falta construir más iglesias. Queremos construir un pequeño lugar al aire libre para poder rezar debido a las altas temperaturas que se registran en esta zona de África Central”, explica.
“A veces la gente reza fuera”, indica, por ello el padre Leónidas quiere que se edifique una estructura que cuente “con suelo y cimientos, no pedimos más”. Se trataría de una capilla con los laterales abiertos para que pueda pasar el aire y un tejado que les proteja del sol. En definitiva, “un lugar apropiado para que los cristianos puedan rezar con tranquilidad”. “Son casi dos mil personas que necesitan un lugar donde encontrar la paz para que sean atendidas sus oraciones” y es que la parroquia actual ya no tiene cabida para albergarlos a todos.
“En la parroquia hay catequesis, reuniones de los jóvenes, reuniones de los matrimonios, reuniones también de los que se preparan al bautismo…”, comenta. Pero además tratan de ayudar a la población “no solo espiritualmente sino también materialmente”. El Chad es un país muy pobre. Su ubicación hace que sea puente entre el África del Norte y el África negra. Las últimas cifras arrojan que cerca de la mitad de la población pasa hambre. Los rigores del clima afectan a la agricultura y se producen crisis alimentarias recurrentes que afectan a la mayoría de las familias, lo que provoca el éxodo rural de los más jóvenes y acentúa el problema de la pobreza.
“Gracias al BELACD se ayuda a la población. Son familias que se dedican a la agricultura” y muchas veces cuentan con escasos recursos. BELACD” son las siglas de Bureau d’Études et Liaison d’Action Caritative et Développement, cuyo significado es Oficina de Estudios y Relación de Acción Caritativa y Desarrollo.
Diócesis de Pala
La diócesis de Pala está situada en el suroeste de Chad, lindando con del norte de Camerún y cubre dos provincias que son Mayo-Kebbi East. Es un territorio misionero confiado a los Oblatos de María Inmaculada en 1946. Está constatada en Bongor la presencia permanente, primero de los Jesuitas en enero de 1948, y después de los Oblatos a partir de diciembre de 1951.
Primeramente Pala fue erigida Prefectura Apostólica el 19 de diciembre de 1956 por la división de la diócesis de Garoua. El enero de 1964, fue elevada al rango de diócesis.
Actualmente cuenta con 29 parroquias y 3 vicariatos, divididos en 5 zonas pastorales: Bongor, Fianga, Gounou-Gaya, Léré y Pala. Hoy, la diócesis de Pala cuenta con 69.872 cristianos bautizados y 21.600 catecúmenos. Y en ella, el ministerio es ejercido por sacerdotes diocesanos, Oblatos de María Inmaculada, Misioneros Javerianos, sacerdotes Fidei Donum, sacerdotes del Instituto del Buen Pastor y de la reina del cenáculo y sacerdotes del PIME. La diócesis cuenta actualmente con una congregación femenina.