
14 Abr Tierra Santa: santuarios abiertos y sin peregrinos El franciscano José María Falo, que gran parte de su vida como religioso ha discurrido en Valencia, lleva diez años en Tierra Santa
Durante la Semana Santa las escenas del Evangelio de los pasajes de la muerte y resurrección que se proclaman en las diferentes celebraciones nos hablan de un tiempo y un espacio concretos. De unos lugares, en los que aún hoy, se recuerda los acontecimientos y misterios allí vividos. Conocida como el ‘Quinto Evangelio’, Tierra Santa es un lugar especial para los cristianos. Una tierra que sufre también por los eternos conflictos y que quiere volver a acoger a peregrinos de todo el mundo. El Viernes Santo, el día que recordamos la muerte de Jesús en la cruz, la Iglesia se acuerda especialmente de los Santos Lugares y es el día en que se realiza la colecta para este fin.
El franciscano José María Falo, natural de un pueblo de Teruel y que gran parte de su vida como franciscano ha discurrido en Valencia, lleva desde diez años en Tierra Santa. Primero en Belén, donde nació el Señor, y donde estuvo sobre todo en el Campo de los Pastores. Ahora está en Emaús, el lugar donde Cristo se apareció resucitado a los discípulos de Emaús: Cleofás y Simeón. “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”, se preguntaban tras este encuentro. Aquí la gran fiesta es el lunes siguiente al domingo de Pascua, en el que se lee este Evangelio en la liturgia.
Este lugar, como explica el franciscano, es una pequeña isla entre la población musulmana y solo hay una familia cristiana. Ahora debido a la situación del conflicto entre Israel y Palestina apenas llegan peregrinos. Una situación que se ve a lo largo de todos los lugares de peregrinaje en Tierra Santa.
¿Cómo está ahora Tierra Santa? “Hay que tener en cuenta que de la noche a la mañana puede cambiar completamente la situación. Hay que hacer distinción entre lo que es zona controlada por Israel, territorio israelí y territorio palestino. En el territorio israelí no hay ningún problema, ni de circulación ni de nada, mientras que en el territorio palestino sí que puede haber algún problema por manifestaciones que puedan haber, etc. Y, sobre todo, el problema gordo en estos momentos está en la Franja de Gaza, pero es un problema muy focalizado y muy centralizado en ese espacio del territorio. En el resto hay mucha vigilancia, mucho control, pero tampoco tiene que haber excesivos problemas”, explica José María.
Esta situación hace que “apenas hayan peregrinaciones porque la gente tiene miedo y les llegan noticias que no propician que se realicen”. “Todos los lugares que los peregrinos visitan habitualmente están abiertos y están dispuestos a acoger peregrinos. Están abiertos, pero están vacíos. Sí que se ve alguna peregrinación de grupos pequeños de España, de Europa y de países como Indonesia, India o Filipinas”, explica.
La ausencia de peregrinos hace que la situación para muchas familias cristianas no sea buena, ya que muchas de ellas viven de las peregrinaciones. “Por jemplo, en Belén, que es una de las visitas obligadas de los peregrinos , por desgracia, el 90% de la economía depende de que haya peregrinos. Entonces, no hay peregrinos, no hay venta de recuerdos, de objetos religiosos, pero no solo no hay venta, sino que tampoco hay fabricación, porque la mayor parte de las cosas que se venden en las tiendas de recuerdos de Belén se fabrican en allí mismo”, explica. Esto lleva a que la gente lo esté “pasando mal” en estos momentos y de hecho solo en la ciudad de Belén cien familias cristianas se han tenido que ir.
“La realidad de la situación de los cristianos en Tierra Santa es esa, que cuando hay algún problema, los primeros que tienen problemas son los cristianos. No están metidos en el conflicto, pero pagan las consecuencias”, apunta el franciscano. De hecho, por ejemplo en la parroquia de Gaza se han acogido a cientos de familias cristianas que se han quedado sin casas porque se han destruido.
Misión de los franciscanos
Los franciscanos, la Orden de los Hermanos Menores, llevan desde 1217 presentes en Tierra Santa movidos por el espíritu de su fundador, San Francisco de Asís, quien como explican desde la Custodia de Tierra Santa, “movido por el amor a Cristo pobre y crucificado, se acercó hasta el Oriente Medio para ‘tocar’ aquellos lugares que, hasta hoy, constituyen un testimonio insustituible de la revelación de Dios y de su amor por el hombre”. Y en 1342 el Papa Clemente VI promulgó una bula en la que los hacía custodios de los Santos Lugares.
Allí ellos tienen 80 santuarios en los lugares vinculados a los pasajes bíblicos que allí sucedieron, donde acogen a los peregrinos y organizan las celebraciones litúrgicas. Pero además tienen una importante misión educativa, con 16 colegios, y una actividad social con asilos de ancianos, centros de acogida de menores con problemas familiares, entre otras obras. Sus colegios, como explica José María, “están abiertos tanto a cristianos como musulmanes y hay muchos niños que vienen de familias con escasos recursos”.
Para apoyar esta labor es importante la colecta anual del Viernes Santo, ya que con los donativos además del mantenimiento de los lugares de culto se sostiene esta labor educativa y social.
Los Santos Lugares
Los lugares de Tierra Santa son especiales para los cristianos. Como dice fray José María “es el lugar de nuestra redención como cristianos, nos muestra lo que se narra en el Evangelio y aunque las ciudades han cambiado mucho desde el siglo I, aún se recuerdan estos episodios”. Lugar especial tiene la ciudad de Jerusalén, que como recordamos en Semana Santa, es el lugar donde Jesús sufrió la pasión, fue crucificado, sepultado y resucitó. De hecho, en estos lugares durante estos días tienen celebraciones especiales.
“Estos lugares son muy significativos para los cristianos”, concluye. Asimismo, recuerda que la peregrinación “es reflejo del caminar de nuestra vida hacia la eternidad y en Tierra Santa además se hace a los lugares que estuvo el mismo Jesús”.
Este año también se vive el Jubileo 2025 convocado por el papa Francisco y se han establecido algunos templos jubilares.
“Para mi estar en Tierra Santa es un privilegio que no todo el mundo tiene, de no solo ir en peregrinación, sino estar allí palpando, viviendo, rezando, en cada uno de esos lugares, por muy pequeños que sean. Siempre para nosotros, como cristianos, tiene que ser significativo cada rincón de aquel espacio geográfico. Para mí, indudablemente, lo es. Como cristiano, como franciscano, como persona, para mí ha sido muy impactante el poder, el tener el privilegio de poder estar durante tanto tiempo allí”, concluye José María.