24 Feb Día de Padres de los Seminaristas, sus familias y formadores, con el Arzobispo Un día de convivencia y diálogo, en el Seminario de Moncada
“El valor de la familia lo estoy aprendiendo desde que entré en el Seminario porque la distancia transforma ese amor en otro todavía más potente o verdadero”
El apoyo de los padres “es fundamental porque te sostiene y la estructura estable de la que vienes no se pierde sino que se transforma”
“En este día, los padres se asoman a la vida cotidiana de los seminaristas, “eso les da mucha libertad para poder hablar con los formadores, con nuestro Arzobispo, y les permite vivir nuestro proceso con mucha más calma”
“Desde mi entrada en el Seminario, mis padres tienen una vida mucho más comprometida con la fe de la Iglesia”
Seminaristas de la archidiócesis, sus familias y formadores conmemoran este domingo 25 de febrero el Día de Padres del Seminario, un encuentro de diálogo y de convivencia, acompañados por el Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent.
Como expresan los mismos seminaristas, esta jornada es para los padres como un “bálsamo que les ayuda a comprender lo que en algunos casos aún no entienden, les da libertad para hablar con los formadores y con el Arzobispo, para conocerse, compartir inquietudes, y les permite vivir nuestro proceso con mucha más calma”.
La jornada ha comenzado con la acogida de las familias y, después, el Arzobispo ha conversado con ellas antes de presidir la celebración de la misa en la capilla del Seminario y compartir, posteriormente, una comida de fraternidad.
Se trata de “una jornada agradable en la que los padres se conocen y generan vínculos entre ellos y también con los formadores, algo que resulta muy gratificante para todos”, asegura el rector del Seminario La Inmaculada de Moncada, Fernando Ramón.
“El Seminario nos ha ayudado a querer aún más a nuestras familias”
Según expresan los propios seminaristas, el papel de la familia y de los padres en el proceso de discernimiento vocacional y después en la vida del seminarista es fundamental. El Seminario les ha ayudado incluso a querer más a su familia y saber que necesitan ser queridos por ella.
Así lo expresa Jaume Pastor, seminarista del Colegio Seminario de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva, de quinto curso, quien antes de entrar en el Seminario estudió Bioquímica y Ciencias Biomédicas. Pertenece a la parroquia de San Leandro de Valencia.
“Yo personalmente he notado más la necesidad de la familia cuando he entrado al Seminario, porque cambias el ritmo de vida completamente, tenemos otros horarios, pero la familia hace esfuerzos para compartir momentos contigo”, explica. En su caso confiesa que “nunca hubo oposición a mi vocación” por parte de su familia: “Tal vez mi madre, como todas las madres, quería tener nietos. Hubo un rifi -rafe inicial muy sano y ahora está contentísima y luce de hijo”, asegura.
Jaume agradece también el apoyo de su figura paterna- vinculado al movimiento de Cursillos de Cristiandad-. “Mi familia y concretamente mi padre ha sido un referente y se ha preocupado mucho por mí, antes de que tomara una decisión me hizo reflexionar sobre otras vocaciones, como la matrimonial”.
«Los padres acompañan en el silencio o con la palabra, incluso cuando algo no entienden”
Por su parte, Salvador Peñalvert, de Paiporta, agradece a su familia la gran alegría con la que acogieron hace unos años su decisión de entrar en el Seminario, por acompañarle a veces en el silencio o con la palabra incluso cuando ellos algo no entienden. Su apoyo es fundamental «porque te va sosteniendo y esa estructura que es tu casa, esa estructura estable de la que vienes no se pierde sino que se transforma”.
“Muchas veces para los padres es un “tirón” cuando su hijo, de la noche a la mañana, y además, cuando es el pequeño de la familia como soy yo, se va de casa con un nueva vida y un proyecto de futuro, en este caso en el Seminario- que por su puesto nos acoge , forma y acompaña. Pero comprendo que pueda ser difícil para ellos”.
Por eso, “el valor de la familia lo estoy aprendiendo sobre todo desde que entré en el Seminario porque, al fin y al cabo, la casa es un lugar donde siempre se vuelve pero vuelves de manera distinta y la distancia te enseña a recolocar la figura de tus padres y a transformar ese amor en otro todavía más potente o verdadero”.
El Seminario, una gran familia que integra y abre las puertas a las familias
Igualmente, los seminaristas ponen en valor la jornada del Día de los Padres del Seminario, también para los padres: “es de una gran importancia y de mucha fecundidad porque ya no es que los padres se sientan parte de tu proceso vocacional sino que por parte del Seminario también se les integra, se les abre las puertas, aquí donde viven sus hijos, y todos son bienvenidos”.
Así, Salva Peñalvert afirma que en el Seminario “somos como una familia muy grande que compartimos un mismo camino y una misma vocación y para los padres celebrar este día es como un bálsamo que les ayuda a comprender lo que aún no entienden y que a nosotros tampoco nos dicen”.
Este día, en el que los padres se asoman a la vida cotidiana de los seminaristas, les da “mucha libertad para poder hablar con los formadores, con nuestro Arzobispo, y les permite vivir nuestro proceso con mucha más calma”.
En ese sentido, Jaume Pastor analiza también el papel del Seminario como familia, como casa de los seminaristas, que se convierte en el hogar de algunos de ellos que son hijos únicos, circunstancia cada vez más común, y encuentran en los seminaristas los hermanos que nunca tuvieron, y en el caso de aquellos que son huérfanos o que no tienen a su padre o madre en sus vidas, encuentran de alguna manera en los formadores y en las religiosas con las que rezan esa figura de apoyo más allá de la mera institución”. “Todos nos sentimos amparados por la Iglesia como Madre”, afirma.
De igual modo, Salva Peñalvert incide en la idea de la Iglesia como madre, porque el seminarista sabe que tiene una Madre que le quiere y acompaña, porque es Madre de verdad no es un tópico que se quede de forma abstracta o en un consuelo barato”.
“No he visto acompañamientos por obligación, aunque la familia no entienda o no tenga una vida de fe”
“Si que es cierto- continúa Salva- que a día de hoy cada vez son más las personas que no tienen una experiencia de fe o una vida comprometida con la Iglesia y esto, obviamente, repercute en las familias que sus hijos entran en el Seminario”. No obstante, lo que más he visto es el apoyo de familias que sin tener una vida de fe o sin manifestar su creencia en Dios acompañan a sus hijos en el proceso. “No he visto acompañamientos por obligación”, afirma.
En estos casos, además, surge “una oportunidad que el Señor estoy seguro que aprovecha para entrar en los corazones de esas familias. Cualquier madre o padre se pregunta porqué Jesucristo es la alegría de su hijo y esto es una semilla que da fruto”. Salvador asegura que esto lo comprueba con sus padres porque “que desde mi entrada al seminario tienen una vida mucho más comprometida con la fe de la Iglesia”. “Es bonito porque los padres a parte de darnos la vida se podría decir que también dan la vida con nosotros aun cuando no entienden”.
Día del Seminario, 3 de marzo, en la archidiócesis de Valencia
Igualmente, la archidiócesis de Valencia celebrará el domingo, 3 de marzo, el Día del Seminario, un día para rezar especialmente por los seminaristas que en Valencia se preparan para ser sacerdotes, con oraciones, misas y colectas en las parroquias.
Tradicionalmente, el Día del Seminario se celebra en torno al 19 de marzo, pero en el caso de Valencia se adelanta la fecha para no coincidir con las fiestas de Fallas.