11 Ago 20 niños y adultos con discapacidad comparten talleres, juegos y oraciones con familiares y voluntarios en Moncada El campamento “Anawin” vuelve a celebrarse en el Seminario La Inmaculada
“Los hermanos y hermanas con discapacidad intelectual no son sólo capaces de vivir una genuina experiencia de encuentro con Cristo, sino que son también capaces de testimoniarla a los demás”, dice el Papa Francisco. Y en el campamento de verano “Anawin” lo confirman este año en su séptima edición, en la que participan 20 niños y adultos con discapacidad, con sus familias, y 25 voluntarios.
Como en años anteriores, el campamento se está desarrollando hasta el 14 de agosto en el Centro de Convivencias Diocesano “Galilea”, ubicado en el Seminario Mayor de Moncada, “que nos ha abierto de par en par sus puertas con el apoyo absoluto de su rector Fernando Ramón”, explica el sacerdote Carlos Bou, del movimiento Fe y Luz, que participa en esta iniciativa desde su puesta en marcha en 2014.
Este año toman parte, junto con sus familias, 20 personas con discapacidad intelectual, niños y adultos. Ellos son los “Anawines”, que significa en arameo “hombre pobre, cuya riqueza es tener a Dios”, y durante una semana “realizamos diferentes actividades, entre ellas, una salida a la playa, talleres y juegos, así como dinámicas en torno a las Parábolas, la celebración de misas, oraciones y adoración del Santísimo, además de compartir testimonios y tiempo con los voluntarios y con todas las familias”.
Este verano el campamento “lleva por lema ‘El Reencuentro’, ya que los dos años anteriores no pudimos celebrarlo por la pandemia, precisa Bou.
Además de la entrega de los ‘Anawines’ y sus familias, “es precioso ver el trabajo de los voluntarios; de los 25 que colaboran, algunos han venido en otras ocasiones pero la mayoría son nuevos y están entregados, les agradecemos mucho su apoyo”, subraya.
Del mismo modo, “también damos las gracias a la Basílica de la Virgen de los Desamparados y a Cáritas, que también colaboran en este proyecto, y a todas las personas que siempre nos ayudan, es maravillosa la colaboración de tantas parroquias”.
El campamento “nos permite vivir realmente los unos con los otros, es la ocasión de descubrirnos aún más. Los ‘Anawines’ son los primeros en entender el mensaje del Reino, los preferidos del Señor. Estos días, la centralidad de Cristo se hace presente en ellos: están felices porque se sienten reconocidos, escuchados y amados”, indica.
Origen del campamento “Anawin”
Esta iniciativa surgió de la Familia Consolación “formada por laicos que anuncian a Jesucristo a los que padecen cualquier necesidad”; de las comunidades de Fe y Luz Valencia, que centran su labor en familias con hijos que tienen discapacidad intelectual, movimiento que se ha constituido en el Foro de Laicos del Arzobispado bajo la denominación “Puerta del Cielo”; el Cottolengo del Padre Alegre de Valencia, que acoge a personas con discapacidad; además del Seminario Metropolitano “La Inmaculada” y numerosos voluntarios y amigos de diferentes parroquias de la diócesis y carismas.
La primera edición del campamento “Anawin” nació en 2014 a raíz de las Pascuas de servicio que realizaban las Hermanas de la Consolación en comunión con las comunidades de Fe y Luz, con la colaboración de los sacerdotes Camilo Ruiz y Jorge López, que entonces eran seminaristas, al igual que Carlos Bou, y hoy en día ya son presbíteros diocesanos.