22 Sep “Muchos que se presentan como historiadores se erigen en jueces de la historia” Entrevista a Vicente Cárcel, historiador e investigador en los Archivos del Vaticano
ENTREVISTA AMPARO CASTELLANO
Conversamos con uno de los más reputados historiadores de España y Europa. Nacido en Manises, su trayectoria principal la ha desarrollado en Roma, como Jefe de la Cancillería del Vaticano. Pero es ante todo, a lo largo de 55 años, un gran investigador y conocedor de los archivos del Vaticano, sobre todo relacionados con la historia de España. Próximamente cumplirá 60 años de ordenación sacerdotal. Durante su estancia en Valencia nos anticipa su última gran obra sobre la figura del Papa Pío XI.
– Su reputación como historiador remite a que gran parte de sus magníficos trabajos se refieren fundamentalmente a las fuentes, y a cuidar la historia alejándose de la ideología. De toda su gran obra, que es vastísima, ha centrado muchos periodos de la historia de España muy complicados. De esa investigación en periodos como la Segunda República, o la Guerra Civil, ¿cree que vamos a quitar mitos que se dan como ciertos?
– Eso es lo que pretendo con mis trabajos, con mis estudios e investigaciones. No escribo novelas históricas, ni libros de ficción sino que voy a las fuentes, documentos de archivos y de bibliotecas que te dicen la verdad de lo que fue. La historia fue lo que fue y no lo que nosotros ahora quisiéramos que hubiera sido. Hoy veo con mucha pena y con mucha tristeza que se esta falsificando todo, se esta manipulando todo. Se esta ocultando lo que no interesa y se está poniendo lo que no existió, esto es ocultar la verdad, y la verdad no se puede ocultar. Cuando un historiador serio, con rigor, con método, acude a las fuentes históricas descubre lo que es la verdad. Estamos inundados de una bibliografía que la mitad dice mentiras y la otra mitad dice falsedades. El problema es que esto viene protegido por una ideología que no ayuda al debate histórico, serio, riguroso que es el que hacen los historiadores. Otra cosa que hacen muchos que se presentan como historiadores ahora, es que se erigen en jueces de la historia.
El historiador no es un juez, no tiene opiniones ni juicios. Presenta los hechos, los contextualiza, y deja al lector sus conclusiones sin manipularlo, porque valen los documentos, las pruebas, que son fruto de muchas horas de investigación en el silencio de las bibliotecas y de los archivos y la verdad al final resplandece. A medida que pasa el tiempo nos vamos dando cuenta que nos han inundado con una bibliografía, cuesta mucho salir de esto, e ir reproduciendo la verdad. De las investigaciones que he hecho, he publicado ya ocho tomos de documentos de los archivos vaticanos sobre un período que va desde 1931 a 1939 y he descubierto que realmente lo que aparece allí no es lo que se nos está diciendo ahora.
– De la historia de España se nos han contado muchas cosas. Hay momentos donde seguramente también hemos visto cierta distancia diplomática entre el Vaticano y España. Pero también es verdad que se ha acusado muchas veces a la Iglesia en España de “seguidismo”. Ayúdenos a recordar que precisamente hubo una carta importantísima de los obispos españoles donde se apostaba por la pluralidad política.
– Se ha acusado mucho a la iglesia falsificando la verdad, porque sobre todo a los obispos que son los que publican los documentos, fue la única voz crítica que tuvo el Régimen durante 40 años dentro de España. No había nadie dentro de España que se opusiera a un régimen político, nadie en absoluto. Y los que lo hacían fuera de España, partidos o grupos, lo hacían sirviendo a otros intereses que nada tenían que ver con España. Esta es la verdad que estamos descubriendo ahora. Vuelvo a lo de la Iglesia, la Iglesia era la voz crítica. La persecución religiosa afectó a miles y miles de católicos, destrucción de un patrimonio histórico documental inmenso, asesinato de 12 obispos, asesinato de miles de sacerdotes, católicos y religiosos (6.500, 70 por día).
El día de la solemnidad de Santiago Apóstol, el 25 de julio, fueron asesinados 95 sacerdotes. Esos datos están documentadísimos y nadie los discute. La Iglesia no estaba de acuerdo conque se instaurara un sistema totalitario, y no colaboró en el sentido de la palabra “colaboracionista”, estoy colaborando en el sentido bueno, por el bien del pueblo, por el bien de la gente, porque gracias a ello puedo corregir cosas que me parece que están mal hechas. Por eso insisto en que la Iglesia fue la única voz crítica que tuvo el régimen español durante 40 años, a través de pastorales de obispos, a través de discursos, de homilías, que crearon en algunos momentos conflictos. Con una voz limpia y libre. Los obispos tuvieron la valentía de publicar un documento ‘Las relaciones de la Iglesia con la comunidad política’, a medida que fue pasando el tiempo, se fue viendo cómo la Iglesia era una fuerza potentísima dentro de España porque lo del extranjero eran fuerzas dispersas que seguían a otros intereses y que aquí no influían para nada. Por eso el gran mito que se ha creado de que la Iglesia colaboró con el Régimen, sí, colaboró pero no sometido al Régimen, colaboró para mejorar la situación. Algunos obispos eran procuradores en Cortes, entre ellos el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea, y decía: “participo precisamente para defender los intereses de los ciudadanos”.
– Ha sido usted el primer español en abrir los archivos vaticanos para descubrir la figura de Pío XII, al que se acusó de haber colaborado con el nazismo porque la situación era diplomáticamente tan complicada, pero que lo que hizo fue salvar a miles de judíos. ¿Podría darnos un anticipo de su obra?
– Pío XII tiene una obra impresionante porque fue Papa durante 19, casi 20 años (1939-1958), recoge todo el periodo de la II Guerra Mundial que fue terrible, y yo he visto en el archivo del Vaticano cómo el Papa intenta hasta el último minuto que se evite la guerra. La guerra empieza oficialmente el 1 de septiembre de 1939 y el Papa una semana antes reúne a los embajadores de los gobiernos que estaban implicados para que no se haga la guerra, de ninguna manera. La frase famosa de Pío XII: “Con la guerra está todo perdido con la paz está todo se puede conseguir”, son palabras que repetirán Pablo VI y muchos más. Le toca ese periodo terrible que es la guerra, pero más terrible la reconstrucción de Europa en los años 40 y 50. Pío XII tiene una obra tan inmensa que he realizado una trilogía. La primera está dedicada a la biografía del Papa, empezando desde su nacimiento, su formación, como Nuncio, Secretario, el Pontificado y con todas las polémicas que hay sobre los distintos temas.
Después un segundo libro una monografía ‘El Papa protector y salvador de los judíos’, a base de la documentación que he podido ver en el Vaticano. Un tema muy discutido, donde se llega a la conclusión de que el Papa guardó silencio para salvar más vidas. Porque el Papa sabía que Hitler era un loco y que si le provocaba procuraría más muertes y más desgracias. De hecho, en Holanda donde los obispos holandeses publicaron una carta contra el nazismo, mataron a más judíos, más cristianos y entre ellos a Edith Stein, la santa judía conversa. En Pío XII su arma es el silencio, pero no de sus palabras, no habla pero organiza una red de asistencia para salvar a miles y miles de judíos. Y esto se lo reconocen cuando muere, las grandes figuras del momento. Dice Stein “durante la noche oscura de la guerra hubo una sola luz iluminada en el mundo que fue la de Pío XII”. Lo que no dijo ningún gobierno de la Europa occidental ni de Estados Unidos lo dijo Pío XII con una valentía tremenda, con el testimonio de la salvación de los judíos.
Y luego un tercer tomo que es la historia de España, con dos vertientes: las relaciones de carácter diplomático-político, y hemos descubierto documentos en los que se llega incluso a una ruptura de relaciones diplomáticas, porque el Papa no concede lo que se le pide desde aquí y el Papa veía las cosas desde arriba. Y la segunda es una colección de 61 discursos que Pío XII dedica a los españoles en momentos y circunstancias distintas, cuando hay un gran acontecimiento, por ejemplo, un congreso eucarístico, un congreso mariano, un congreso catequístico, cuando hay personajes que van a Roma a visitarle, políticos, diplomáticos, parroquias, hasta grupos deportivos, médicos, científicos, y el Papa habla a todos. En esos discursos he encontrado cómo el Papa toca todos los temas que pueden afectar a toda la sociedad, en todos los sentidos. Y sobre todo los grandes discursos en los momentos importantísimos de la historia de España. Serán tres tomos, que van a salir en tres editoriales distintas, pero la trilogía completará lo que es la figura de Pío XII su relación con los judíos y su relación con España.
– Quería preguntarle por la situación actual. Porque con el gobierno actual parece que se está volviendo a plantear cierta tensión diplomática con anuncios como que van a acabar con el Concordato, etc. ¿Usted cree que esto forma parte más bien de un argumentario político que de una realidad?
– Yo soy historiador, no tengo opinión de la actualidad. Ciertamente la Iglesia ha vivido momentos muy difíciles a lo largo de su historia, y más de las relaciones del Vaticano. El Vaticano tiene conflictos abiertos con medio mundo, por regímenes dictatoriales, por regímenes opresores, están matando misioneros y misioneras en territorios de Misión, hace pocos días una misionera camboyana, que estaba con otra misionera española que salvó la vida. Y esta religiosa que llevaba 60 años en Mozambique ha entregado su vida precisamente por eso, y ocurre en otros países.
Desde Roma se ve el mundo completo, estás viendo lo que pasa en Líbano, en Ruanda, en Nicaragua, en Chile con las elecciones, en Argentina. España es un país más, las relaciones son las que son.
El Vaticano tiene un “arma” que es el tiempo, los gobiernos pasan. Es lo que dice el Magnificat de la Virgen: “derrota a los soberbios, baja del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. El comunismo de la revolución rusa acabó cuando se derrumbó el muro de Berlín y cuando Gorbachov liquidó aquel imperio. Quiero decir que a los políticos a veces les falta visión de futuro, una política mediocre repercute en daño para la población en general, prescindiendo de la ideología que tenga cada persona.
– En el reciente consistorio de cardenales convocado por el Santo Padre, el Papa con sus últimos nombramientos ¿lo que tiene en mente es la expansión de la Iglesia, aunque tenga pérdida de peso de la Iglesia en Europa y que avanzamos hacia otros territorios?
– Es así, es exactamente así. El Papa tiene una visión del futuro totalmente distinta a la de los políticos. El Papa sabe que la vieja Europa católica no existe, por eso el Papa no se molesta en visitar ningún país europeo. La sociedad occidental es ya muy vieja, muy anticuada. Demasiado rica, demasiado opulenta, ha vivido demasiado bien, y eso no tiene futuro. El Papa tiene una información diaria, que recibe a través de los 90 Nuncios que tiene por todo el mundo, yo creo que el papa es la persona que está mejor informada está de la situación mundial, mejor que el presidente de los EE.UU., o el de Rusia o el de China. Porque el Papa está presente en todo el mundo, no sólo a través de los Nuncios, y de los obispos, sino de la monjita o del fraile que está en una Misión, o que está en un territorio perdido, en unas chabolas, donde ve lo que está pasando.
Mientras en Europa, en España, en el mundo occidental descienden las vocaciones sacerdotales, en África, en Asia y en algunos lugares de América, están creciendo cada año más. Aquí en Valencia están viniendo sacerdotes de distintos países, que vienen a estudiar en nuestras facultades que están trabajando en las parroquias y además que cuando acaben sus estudios volverán a su país. España que fue misionera en siglos atrás, ahora está recibiendo. Por eso la actitud del Papa es viendo el mundo, el mapa global, no viendo un puntito de lo que son España, o Bélgica u Holanda, y claro el Papa está muy volcado y eso se ha reflejado también en los nuevos cardenales. El Papa crea un grupo de nuevos cardenales, en los cuales hay cardenales africanos, cuatro asiáticos, hay alguno americano, y europeos prácticamente casi ninguno, alguno italiano, uno francés y hasta un cardenal de Mongolia, pero el Papa ve que ahí hay una semilla que puede progresar, mientras que en la vieja Europa, la semilla ya se murió. El árbol se está secando y el árbol acabará por morirse.