17 Jul Manos Unidas Valencia impulsa un proyecto de mejora de la atención sanitaria y prenatal en Costa de Marfil En Dimbroko, en el centro del país
Manos Unidas Valencia impulsa un proyecto para la mejora de la atención sanitaria y prenatal para personas pobres en Dimbroko, una pequeña ciudad en el centro del país africano de Costa de Marfil.
Uno de los problemas de la población de esta zona es la falta de acceso a la salud, pues sólo hay un hospital de categoría «rural» y un servicio de Protección Materno Infantil, además del Centro de Salud de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, que lleva abierto desde 1957 para atender a la población muy numerosa de la ciudad y los 90 poblados que la rodean.
El coste de las consultas médicas es elevado y los enfermos prefieren acudir al Centro de Salud de las Hermanas, de carácter social, sin ánimo de lucro, que incluso atiende gratis cuando es necesario, porque muchas personas carecen de recursos.
Las estructuras del laboratorio de este centro no son las adecuadas, están muy deterioradas y los equipos han quedado obsoletos, según han explicado desde Manos Unidas Valencia.
La Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana solicitaron la colaboración de Manos Unidas para la construcción de un pequeño edificio que sirva de laboratorio y sala de extracción, un incinerador para eliminar los residuos y el equipamiento necesario para la realización de todo tipo de análisis y un ecógrafo. Todo esto representa el 91 por ciento del coste total del proyecto que está en torno a los 48 mil euros.
La Congregación aportará la instalación de extintores, así como la formación de una de las enfermeras para el manejo del ecógrafo, lo que representa el 4 por ciento del presupuesto. Además, la Fundación Juan Bonal se encarga de la rehabilitación de las salas existentes para convertirlas en despacho y sala de espera, lo cual supone el 5 por ciento del presupuesto.
Este proyecto beneficiará de forma directa a alrededor de 8.100 personas que acuden cada año, e indirectamente a toda la población cuantificada en más de 53.874 habitantes, han explicado desde Manos Unidas.
A causa de los disturbios socio políticos de los últimos tiempos, la zona ha sufrido un incremento de su población en un 20 por ciento por los desplazados de las zonas tomadas por los rebeldes. La mayoría de la población vive de la agricultura, cuyos resultados dependen de la pluviometría. También se dedican al comercio y oficios artesanales y, en general, la mayoría de las familias cuentan con escasos recursos económicos.
Es la mujer quien lleva el peso de la familia, aunque es el hombre es el que tiene la «autoridad oficial». La mujer es muy buena en la gestión, característica apreciada por todos, incluidos los hombres, y a pesar de la falta de formación, es capaz de realizar pequeñas actividades y conseguir beneficios para la educación y cuidado de su familia.