Manos Unidas insta en su nueva campaña contra el hambre a que «la riqueza mundial» se ponga al servicio de la Humanidad para erradicar la pobreza La campaña busca promover en la sociedad española actitudes y estilos de vida y consumo coherentes con una verdadera prosperidad compartida que tenga sobre todo en cuenta a las personas y comunidades más vulnerables

Manos Unidas insta en su nueva campaña contra el hambre a que «la riqueza mundial» se ponga al servicio de la Humanidad para erradicar la pobreza La campaña busca promover en la sociedad española actitudes y estilos de vida y consumo coherentes con una verdadera prosperidad compartida que tenga sobre todo en cuenta a las personas y comunidades más vulnerables

  •  La ONG lanza su campaña anual, «Compartir es nuestra mayor riqueza», en la que demanda que se apoyen alternativas de economía social y solidaria que contribuyan de manera eficaz al trabajo digno y decente, a la economía, la justicia y el desarrollo inclusivo y sostenible para los más empobrecidos. 
  • Invitada de campaña en Valencia es la misionera María Gómez-Lechón, que lleva en Mozambique desde 2003. Sus primeros pasos fueron con niños enfermos de Sida en Maputo, actualmente es Responsable de Proyectos en el Hospital Carmelo de Chokwe. 

(Foto: A. Sáiz-Delegación Medios de Comunicación Arzobispado de Valencia)

Manos Unidas ha lanzado su nueva campaña (número 66) que, con el lema «Compartir es nuestra mayor riqueza», quiere poner en evidencia que la desigualdad, manifestada en la falta de oportunidades para los más vulnerables, sigue aumentando en un contexto de gran crecimiento económico. «Nuestro mundo se hace cada vez más desigual y esa prosperidad que medimos con parámetros que van más allá de lo meramente económico, no se distribuye de manera justa ni equitativa. Según el último informe de Crédit Suisse, solo el 1 % de la población mundial concentra más de la mitad de la riqueza global. Y mientras tanto, alrededor de 733 millones de personas viven en situación de hambre, y más de 1.200 millones luchan a diario para sobrevivir por debajo del umbral de la pobreza», ha explicado Vicente Bellver, de la Comisión Gestora de Manos Unidas Valencia. 

También han intervenido en esta presentación la misionera de las Hijas de la Caridad, María Gómez-Lechón; el consiliario de Manos Unidas Valencia, José Domenech y Carmen Puerto, responsable del Palacio de Colomina CEU, sede de la Universidad CEU Cardenal Herrera, lugar en el que se celebró el acto. “Este es un lugar de solidaridad y nos complace compartirlo con Manos Unidas”, ha señalado Carmen Puerto.

«Hablamos de los 160 millones de niños atrapados en las redes de trabajo infantil o de los 250 millones que no van a la escuela, lo que marcará para siempre sus vidas. De los 2.000 millones de personas que no tienen acceso al agua potable. Y de los 2.000 millones que sufren pobreza multidimensional. O de ese dato demoledor que nos dice que, en 2024, cada minuto nacieron 35 niños cuyo destino será pasar hambre…», ha continuado el voluntario Vicente Bellver. 

Para rebajar esta inequidad, Manos Unidas propone apoyar alternativas de economía social y solidaria que contribuyan al trabajo decente, a la economía inclusiva y sostenible y a la justicia social. Esta desigualdad, consecuencia de una prosperidad no compartida, se ve alimentada por el individualismo, el afán de lucro desmedido y una confianza excesiva en la tecnología, lo que dificulta que una vida digna llegue a todos los rincones del planeta, destaca la nueva campaña de Manos Unidas. 

Economía de Francisco

Además, la ONG también apoya la propuesta de la Iglesia, manifestada recientemente por el papa Francisco, de condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas, «ya que esto no es solo un acto de generosidad, sino una cuestión de justicia», ha señalado el consiliario de Manos Unidas Valencia, José Domenech.

El padre José Domenech, formador del Seminario La Inmaculada, ha señalado que para esta ONG es fundamental que las crisis económicas y los conflictos bélicos no supongan una regresión en los fondos destinados a la cooperación internacional para el desarrollo, ya que son esenciales para redistribuir la riqueza y combatir las desigualdades. La desregulación de los mercados, que impacta directamente en el aumento de las inequidades, el hambre y la pobreza, es también crucial para proteger a las economías más vulnerables y permitir que se consoliden y compitan en un mundo cada vez más desigual. Ha recordado Domenech entre las propuestas del papa Francisco que necesitamos una economía que “reconozca y tutele el trabajo digno y seguro para todos, especialmente para las mujeres”. 

Nunca falta en las palabras del consiliario una reflexión sobre la campaña de Manos Unidas muy adaptada a nuestros tiempos “compartir una sonrisa arranca otra, sin perder la primera. Compartir el tiempo, compartir la vida, compartir el pan, beneficia a todos. Porque si estamos hechos para amar, poner por obra el amor, tendrá muchos efectos saludables. Compartir es la vocación de todo cristiano, llamado a estar alegre y ser luz de este mundo”. “No es cristiano pensar que cada uno se apañe por sí mismo”, ha señalado.  

Testimonio de Mozambique

(Foto: A. Sáiz-Delegación Medios de Comunicación Arzobispado de Valencia)

María Gómez-Lechón, misionera de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, (socio local de Manos Unidas en Mozambique), compartió la difícil situación que sufren los pueblos de Mozambique donde lleva trabajando desde 2003. Comenzó en Maputo en el Centro de Acogida para los Huérfanos de Sida donde “amparábamos unos 200 niños solos cuyos padres habían fallecido de VIH. Es una zona donde los hombres emigran a Sudáfrica para trabajar en las minas. Unos no regresan, otros vuelven con el virus que contagian a la familia. Los niños son los más vulnerables, incluso viven solos.” Las hermanas cubren las necesidades básicas de alimento, cobijo, sanidad y escolarización de los niños.

En Nacala, siguiente destino de la misionera valenciana María Gómez-Lechón llegaron a tener a 3.400 alumnos de un barrio marginal, sin servicios, ni agua, en la zona más pobre del norte del país. Gracias a proyectos sucesivos sufragados por Manos Unidas ya se cuenta con 16 jardines de infancia que cuidan de 600 menores de 6 años. 

La labor de María en Mozambique se ha desarrollado en su mayor parte en educación: “es muy importante potenciar las capacidades de los niños mediante el estudio y el juego. Sin formación no hay futuro”. 

Impacta la reflexión de la misionera cuando muestra numerosas fotos de niños, “hay muchos y los padres no sabían que hay que “encariñarlos”, les hemos enseñado que hay que quererlos y cuidarlos”. 

 
Hospital en Chokwe

(Foto: Manos Unidas Valencia)

Actualmente, María Gómez-Lechón está destinada en Chokwe donde es Responsable de Proyectos del Hospital Carmelo, reconoce el gran trabajo de las hermanas que la han precedido. Ahora son un total de 9, de las que dos son de España. El personal total del hospital son unas 200 personas. Algunos de ellos son seropositivos, antiguos pacientes a los que se da una oportunidad laboral. 

María se levanta a las 5:15 h de la mañana, después viene el desayuno y el rezo, y se da una vuelta por el Centro de Día para ver a los niños ingresados. “Los pacientes más madrugadores van llegando, y algunos vienen de lejos. Localizamos a los más graves…”. Su día acaba a las 20:30 horas compartiendo con el resto de las hermanas y coordinando el nuevo día. 

(Foto: Manos Unidas Valencia)

Para su vuelta a Mozambique, en apenas unos días, la misionera lleva cuatro maletas con dos nuevos hábitos para ella, el resto son medicamentos, instrumentos sanitarios, productos de aseo como obsequio y otros detalles para la vida pastoral. Sus prioridades quedan claras, lo que más pesa es ayudar al prójimo como trata de mostrar el lema de campaña de Manos Unidas: “Compartir es nuestra mayor riqueza”.

(Foto: A. Sáiz-Delegación Medios de Comunicación Arzobispado de Valencia)