28 Oct Los escuchas han de aprender a gestionar el estrés propio para evitar el agotamiento emocional Segunda formación de los voluntarios de los Centros de Escucha de la Archidiócesis de Valencia
El pasado 26 de octubre de 2024 tuvo lugar la segunda sesión formativa de los voluntarios que van a hacerse cargo de los Centros de Escucha de Valencia pertenecientes a la Archidiócesis.
La jornada comenzó con la intervención de la Dra. en Psicología y profesora de la Universidad Católica de Valencia (UCV), Amparo Salcedo. Su intervención ayudó a comprender las consecuencias que puede ejercer el estrés en los escuchas. De hecho, cualquier estímulo puede ser estresor siempre que provoque en el organismo la respuesta inespecífica de necesidad de reajuste al estrés. Sin duda, son diversos los factores que pueden provocarlo: uno de ellos puede ser la frustración de no avanzar con el doliente como queremos, o sentirnos impotentes por no saber manejar la resistencia de este ante el cambio.
También resulta importante conocer que «las personas que sufren y acuden a los Centros de Escucha de la Diócesis pueden experimentar sufrimiento provocado por el estrés». Este puede ser causado por una multitud de situaciones: muerte del cónyuge, divorcio o separación, muerte de un familiar cercano, lesión o enfermedad personal, despido del trabajo, paro, jubilación, cambio de salud de un miembro familiar, incorporación de un nuevo miembro familiar, reajuste de negocio, cambio de situación económica, muerte de un amigo íntimo, cambio en el tipo de trabajo, cambio de responsabilidad en el trabajo, hijo o hija que deja el hogar, cambio en las condiciones de vida, revisión de hábitos personales, problemas con el jefe, cambio de turno o condiciones laborales, cambio de residencia, vacaciones, Navidad, soledad no deseada….
La ponente apuntó que como escuchas «hemos de aprender a gestionar adecuadamente el estrés propio para evitar que aparezca el ‘burnout’ o agotamiento emocional». Si esto sucediera, no solo tendría efectos negativos para el propio voluntario, sino también para el doliente. Es cierto que la empatía es un instrumento esencial para promover la escucha activa, porque ayuda a generar vínculo con la persona que atendemos, «pero tenemos que aprender a tomar distancia para evitar este agotamiento».
En esta situación, y teniendo en cuenta lo mencionado, antes de comenzar la sesión de acompañamiento o relación de ayuda conviene:
- Hacer un inventario de cómo te sientes emocionalmente, incluso sobre cómo percibimos desde el interior nuestra expresión facial.
- Mirarse al espejo y observar con exactitud cuál es tu expresión facial incluyendo músculos de la frente, los que rodean a la boca, los pómulos, los ojos, y la expresión de los ojos.
- Tomar consciencia de la expresión facial de la persona que necesita ayuda y hacer un inventario de los propios sentimientos y de cómo percibes tu expresión facial mientras proporcionas cuidados.
- Cada vez que percibas que cambia tu expresión facial, comprobar también si ha cambiado la expresión de la persona que necesita ayuda.
- Inmediatamente después del tiempo de cuidado, tomar en cuenta tus sentimientos del momento, indicando si son similares a los que estaba expresando la persona a la que prestabas ayuda.
Partiendo de este contenido del cuidado del escucha, la formación de los ‘voluntarios escuchas’ siguió profundizando en una actitud muy importante, como es la acogida incondicional. Eliminar el ruido cognitivo orientado al juicio es un reto esencial que debe trabajarse.
El próximo 16 de noviembre se seguirá avanzando en todos estos elementos, tan importantes para ayudar y escuchar, centrándonos en lo más valioso: la persona.