«Los enigmas del Jueves Santo» Por Jorge Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología (CES) y profesor de la Universitat de València

«Los enigmas del Jueves Santo» Por Jorge Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología (CES) y profesor de la Universitat de València

¿Quién era el dueño del cenáculo? ¿Cómo fue realmente la Última Cena? ¿Fueron los romanos o los judíos quienes arrestaron a Cristo? ¿Quién era el joven que huyó desnudo de Getsemaní? A día de hoy, todavía existen ciertas dudas y discrepancias acerca de algunos hechos que sucedieron el Jueves Santo. Para Jorge Manuel Rodríguez, presidente del Centro Español de Sindonología (CES) y profesor de la Universitat de València y del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, la clave está en la traducción de los textos bíblicos.

Cuando llega la Semana de Pasión o Semana Santa, que son los misterios más importantes del cristianismo, se lee corriendo el Domingo de Ramos, además cada vez se da una versión más corta, más recortada, quitando materia…no se analiza como debería hacerse, versículo a versículo. Cuando lo analizas de esta manera descubres que hay contradicciones. Que un evangelista diga una cosa y otro diga una cosa que parece que es contraria tiene que tener una explicación, porque la alternativa fácil, que es la que han hecho los racionalistas en el siglo XIX, es decir, todo es mentira y ya está, y no profundizamos nada”, indica Jorge Manuel Rodríguez cuando le preguntamos acerca de los enigmas del Jueves Santo.

¿Está ya todo estudiado? Para el presidente del Centro Español de Sindonología la respuesta es un rotundo no. “Hay una forma de descubrir que no hay una contradicción si se analizan desde un punto de vista más profundo … como los estudios recientes que han profundizado en el análisis literario de los textos. Los evangelios no están escritos en hebreo, sino que los escribieron en griego. El hebreo es un idioma de pastores y el griego es un idioma de filósofos, y eso es muy importante, porque los idiomas reflejan la cultura de quien los está utilizando. Jesús podía hablar perfectamente en hebreo o en arameo utilizando frases que eran sencillas y que todo el mundo podía entender, pero cuando se trata de matizar, uno necesita una lengua que tenga suficientes verbos o suficiente vocabulario, y esto es lo que ocurre con el griego”.

De esta manera, hay expresiones griegas en el Nuevo Testamento que -y esto es lo que es novedoso- reflejan estructuras lingüísticas que no son griegas, sino que muestran que el que está escribiendo lo está haciendo pensando en hebreo o en arameo y traduciendo. “De esta manera, descubrimos que hay algunas expresiones en griego que, si se traducen a la mentalidad de un judío, es decir, a la lengua semita, resulta que tienen la huella de que es un pensamiento o una frase semita, en hebreo o en arameo, que está traducida literalmente al griego. Y en el griego se entiende, pero se entiende de una manera distinta, y lo que se está queriendo decir no es lo mismo. A veces, el que ha traducido al griego, que no era griego, sino semita, ha cogido una palabra que no es la adecuada y, entonces, da lugar a confusión”, afirma Jorge Manuel.

Partiendo de esto, “vamos a descifrar algunos enigmas, algunas contradicciones que aparecen en los evangelios y vamos a ver que, en algunos casos no, pero en otros se resuelven con mucha facilidad si se acude a esa huella semita que está en los textos griegos del evangelio. Es verdad que no tenemos un texto original de los evangelios en hebreo o en arameo. El texto más antiguo que tenemos es en griego, pero nunca habíamos pensado que el griego está recogiendo estructuras literarias que son semitas y que no se ha tenido en cuenta eso a la hora de traducir e interpretar lo que dice los evangelios”.

El cenáculo

Entonces envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: –Id a la ciudad. Allí encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14 y al amo de la casa donde entre le decís: ‘El Maestro pregunta: ¿Cuál es la sala donde he de comer con mis discípulos la cena de Pascua? Marcos 14,12-16

Lo primero que hay que decir es quién era el dueño del cenáculo y por qué Jesús va a Jerusalén y se acomoda en una casa que no es suya para celebrar la Pascua. Además, el dueño de la casa es el que pone los instrumentos para celebrar la Pascua. Es decir, está claro que si a ti te invitan a comer no te llevas el plato….así que el ajuar, lo que se necesita para celebrar la Pascua, lo pone el dueño de la casa. Hay tres referencias claras para deducir que el dueño era un hombre rico. Jesús dice “encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua”. Eso quiere decir que es necesariamente un sirviente, porque en todo Oriente las que van por agua a la fuente son las mujeres. Con lo cual, el dueño de la casa no era un señor cualquiera, era un señor que tenía sirvientes.

También dice “Él os mostrará en el piso alto una habitación grande, dispuesta y arreglada”…Por lo que no es una casa cualquiera, es la casa de un hombre rico. La inmensa mayoría de las casas en Jerusalén eran sólo de planta baja y solamente las casas que tuvieran dos pisos eran de gente pudiente y además estaban en el barrio alto de Jerusalén, que era precisamente las casas que estaban en torno al Palacio Real.

La tercera idea que dice Jesús, según San Marcos, es “veréis una habitación amueblada con divanes”. Y así era cómo la gente de nivel económico alto de Jerusalén utilizaban para tumbarse a comer. Y es verdad que nunca se ha representado así. Era, por tanto, una habitación al estilo romano. El dueño de la casa era un señor que podía invitar el día más importante del año a 13 personas para que pudieran utilizar su casa para realizar los ritos correspondientes. Por otra parte, aunque a nosotros nos parezca raro, está perfectamente determinado que las familias acomodadas judías usaban triclinios.

Si acudimos al anuncio de la traición entendemos que estaban sentados en triclinios: “Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba en la mesa a su derecha. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?. Jesús le contestó: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado” (13,23ss).

Para comprender este texto hay que tener en cuenta que en la cena pascual estaba prescrito cómo acomodarse a la mesa. Charles K. Barrett explica el versículo así: “Los participantes en una cena estaban recostados sobre su izquierda; el brazo izquierdo servía para sujetar el cuerpo; el derecho quedaba libre para poderlo usar. Por tanto, el discípulo que estaba a la derecha de Jesús tenía su cabeza inmediatamente delante de Jesús y, consiguientemente, se podía decir que estaba acomodado frente a su pecho. Podía hablar confidencialmente con Jesús, pero el suyo no era el puesto de honor; éste estaba a la izquierda del anfitrión. El puesto ocupado por el discípulo amado era el de un íntimo amigo”.

Retomemos el tema del ajuar. A lo largo de esa cena ritual, en las oraciones anteriores a la cena y las posteriores, se utiliza una copa especial, que es el kiddush, es decir, es un cáliz de bendición, y se bendicen cuatro copas. La primera copa es la que nos introduce a la celebración. Es la copa de la bendición, el kiddush. La segunda copa, llamada la copa del Juicio o del dolor. La tercera copa está relacionada con la cena, la comida y es la llamada de la redención. La cuarta copa, la copa de la alabanza, da fin a la celebración y completa el rito pascual. Jesús tomó esa tercera copa y es en el momento en el que se piensa que Jesús instituyó la Eucaristía. Tendría que haber acabado la Pascua tomando la cuarta copa. Sin embargo, eso no ocurrió y es que Jesús hace tres cosas que son absolutamente insólitas.

Por un lado, el lavatorio de pies. En todo Oriente ésta era labor de los esclavos, ya no del más humilde, sino de los esclavos. La segunda cosa insólita que hace es instituir la Eucaristía. Y la tercera cosa insólita que hace Jesús es que no consume la cuarta copa, con lo cual dejaría el rito inconcluso. Pero es que este no se puede cumplir hasta que Jesús no derrame su sangre.

‘El beso de Judas’. Luca Giordano (16434-1705)

Getsemaní

Nos vamos a plantear tres preguntas, ¿por qué iban a Getsemaní?, ¿quién realizó el prendimiento de Jesús? y ¿quién es el joven que huyó desnudo?
Getsemaní significa lagar de aceite, y estaba, era una parte concreta del Monte de los Olivos. Y era el sitio desde donde se podía mirar el Santa Santorum, la parte central del templo donde se suponía que habitaba Dios Padre.

Se refugiaron en Getsemaní, pues esta gruta aseguraba un ambiente seco y cálido, ideal para pasar un día o dormir la noche. La mayor parte de los apóstoles dormía en la gruta mientras Jesús estaba cerca, probablemente en el Huerto de los Olivos, pues, ahí Jesús tuvo una verdadera crisis, un ataque de miedo y de ansiedad.

Jesús dice “Abba, Padre, aleja de mí este cáliz” cuando se encuentra en el Huerto de los Olivos. Esta frase aparece en el Evangelio de Marcos como parte de una oración en la que Jesús expresa su turbación y pide a Dios que no se haga su voluntad, sino la suya.  ¿A qué cáliz se refiere? Al cáliz de la consumación. Es decir, él ha dejado abierta la Pascua porque no puede decir que vaya a consumar el sacrificio o que lo haya consumado en la última cena, pero lo va a hacer inmediatamente después. Y ese es el cáliz que tiene que beber, el de la consumación, de la promesa, de su sacrificio. Por tanto, cuando Jesús está haciendo referencia a un cáliz, se está refiriendo al cáliz de la consumación.
¿Y cuándo toma Jesús el fruto de la vid que dice que no lo tomará hasta que se inicie su reino? Pues lo hace en la cruz, cuando le acercan el vinagre en una esponja y entonces lo prueba, y eso es fruto de la vid. En el sitio del inicio de su reino, que es en su sacrificio, en su muerte, y San Juan nos dice que tras pronunciar “Todo está consumado”, inmediatamente murió.

Detención de Jesús

El que le iba a entregar les había dado esta señal: —Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle. Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: ¡Salve, Maestro!, y le dio un beso. Jesús le dijo: —Amigo, ¿a qué vienes? Entonces aquellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.

Cuando Jesús estaba en la gruta las condiciones de luz eran malas…poca luz, en penumbra…con lo cual el signo del beso era para que vieran a quien se tenían que llevar. ¿Pero con quién llegó Judas? ¿Con los romanos o los judíos?

El término que nos lleva a la confusión es speira, una speira romana estaba compuesta de alrededor de 600 soldados romanos con lo cual es algo impensable que tantos hombres fueran a apresar a Jesús. A ello se une que lo llevan al Sanedrín…¿romanos llevándolo ante el Sanedrín y no ante Pilato?

Sin embargo si acudimos a la traducción podríamos pensar que Judas “guiaba” y que los términos militares pueden perfectamente acomodarse a una guardia judía. Por lo que los que van a detener a Jesús son la guardia del templo, estaba dirigida por el Sanedrín y guiada por Judas.

Dice Marcos “Y le seguía un joven, envuelto en una sábana; y los jóvenes le echaron mano. Y él, dejando la sábana, huyó desnudo de ellos”.

Otra duda…¿quién es ese joven desnudo? ¿Por qué se reseña en un hecho tan trascendente?

Realmente Marcos habría dicho, “uno que sería servidor de la obra de ellos, le seguía envuelto en un lienzo de lino”, porque no dice sábana, dice síndone, y síndone es sábana de lino.

El joven no era alguien pobre, porque dormía con lienzo de lino, un tejido caro. Y además, seguía a los discípulos. ¿Sería posible que fuera Marcos? En las distintas referencias que tenemos es más que posible que María, la madre de Juan, apellidado Marcos, fuera la viuda del dueño del cenáculo. Muy probablemente el hijo del dueño sería San Marcos, que estuvo en la última cena, suponemos que de espectador, pero luego les acompaña al huerto de los Olivos.

El Juicio

‘El prendimiento de Cristo’. Anton Van Dyck (1599 – 1641)

“Entonces los soldados, su comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús. Lo ataron y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.  Caifás era el que había aconsejado a los judíos que les convenía más que muriera un solo hombre por el pueblo”

Jesús es sometido a un primer juicio ante el Sanedrín, que se hace ante los judíos, y después a un segundo juicio en la madrugada del Viernes Santo.
Y aquí encontramos otra contradicción. ¿Dónde fue el interrogatorio? ¿En casa de Anás o en casa de Caifás? Volvemos a solucionar el problema apoyándonos en el sustrato arameo del texto. La información obtenida pasa a ser distinta y aclara tres puntos.

En primer lugar, nos aclara con mayor detalle que el responsable del prendimiento de Jesús en fue Anás. Sin embargo quien le interroga es Caifás.

En segundo lugar, sabemos que durante el interrogatorio ante el sumo sacerdote estaban presente guardias del templo. En el Evangelio leemos “uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada”, pero el término usado es rapisma. Esta palabra significa golpe de bastón en griego, y en la Vulgata se traduce como bofetada.
Y precisamente algo similar a una porra, a un palo, es el arma que llevaban los guardias del templo.

Por otra parte, se podría pensar que el interrogatorio sucede en la casa de Caifás para guardar la discreción, pero fue una reunión formal del Sanedrín.

¿Cuándo fue el interrogatorio de Jesús ante el Sanedrín? ¿Por la mañana o por la noche? Porque parece que todos digan que sea por la noche, pero Lucas dice cuando despuntó el día. Entonces, ¿el interrogatorio había sido durante el tiempo que está Pedro negando a Jesús en el patio de la casa de Caifás?

Todo el juicio fue por la noche porque todo lo que se dice es simétrico a los demás evangelistas. Las negaciones de Pedro fueron en el patio de la casa del Sumo Sacerdote, el canto del gallo tuvo que ser a las dos y media aproximadamente, porque en abril es la hora a la que canta el gallo, por tanto, antes de que despuntara el día, y de hecho se lleva a casa de Pilato cuando sale el sol, porque era cuando juzgaban los romanos.

Causa de la condena

‘Jesús en casa de Anás’. José de Madrazo (1781 – 1859)

“Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para darle muerte; pero no lo encontraron a pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último se presentaron dos que declararon: “Este dijo: Yo puedo destruir el templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días”. Y, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo: “¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra ti?” Pero Jesús permanecía en silencio” Mt 26, 59-63.

“Entonces el Sumo Sacerdote le dijo: “Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo”. Entonces el Sumo Sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?”. Ellos respondieron: “Reo es de muerte”. Mt 26, 64-66

L a condena se formula después de la respuesta de Jesús a la pregunta del Sumo Sacerdote sobre su identidad. En su contestación Jesús utiliza las palabras de la escritura con las que se expresa su glorificación, su conciencia de ser igual a Dios. Y eso sí que los sanhedrítas podían considerar blasfemo.

Dice el teólogo y académico alemán Gerd Theissen: “Si la mera pretensión mesiánica no era blasfemia, sí lo era la pretensión de la dignidad divina” y de ninguna otra manera se podía interpretar la referencia a que estará sentado a la derecha de Dios. (‘El Jesús histórico’).

Y esa pretensión había sido ya testimoniada durante el ministerio público de Jesús, cuando… Se atribuyó una autoridad única que no se basaba en maestros anteriores.- Se presentó con el poder de perdonar los pecados.
– Se puso por encima de la Ley, el sábado y el Templo.
– Afirmó tener una relación especial con Dios. Etc.

No obstante dos evangelistas sinópticos afirman, sorprendentemente, que el motivo de la condena de Jesús fue “la envidia”. Se atribuye así a las autoridades judías una malevolencia, una inquina, cuyo origen no se aclara.

Una vez más estamos ante un error en la traducción al griego de una expresión semita. La expresión griega dià phthónon, qué significa “envidia”, sería una traducción al griego equivocada, a partir de la palabra hebrea quen’ah, que significa -efectivamente- “envidia, celos” pero también “celo” en sentido bueno. Se debería haber elegido la palabra griega zêlos.

Marcos (15,10) y Mateo (27,18) habrían dicho: “Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por celo”.

Los “celosos” guardianes judíos consideraron la pretensión divina de Jesús una blasfemia y sus milagros realizados en sábado un menosprecio de la ley.

Las palabras y acciones de Jesús escandalizan a las autoridades judías provocando su “santa ira” en defensa del Honor y la gloria de Dios. Por eso la literatura rabínica subraya que Jesús fue condenado según la ley, al atribuirle delitos sancionados en ella.

Jesús fue considerado: un hechicero, mekashshef; un seductor, mesit (quien conduce a la idolatría) y un promotor público de la apostasía, maddiah.

Y, de acuerdo con la ley de Moisés, debía ser ejecutado por haber predicado la rebelión contra el Señor. Era indiferente que hubiera realizado milagros: “Si surge en medio de ti un profeta o un visionario soñador (…) Aunque te anuncie una señal o un prodigio y se cumpla la señal o el prodigio, no has de escuchar las palabras; pues el Señor os pone a prueba (…) Le darás muerte”. (Dt 13, 2-11).

“Pero los fariseos al oírlo dijeron: expulsa los demonios por el poder de Belzebú, principe de los demonios”. (Mt 12, 24).

La muerte de Judas

“Entonces, Judas, el que lo entregó, al ver que había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las 30 monedas de plata a los príncipes de los sacerdotes y ancianos, diciendo: «He pecado entregando sangre inocente”. Pero ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué?, ¡tú verás!”. Y, tras haber arrojado en el Templo las monedas de plata, se marchó, y alejándose se ahorcó”. Mt 27. 3-5

Dice Pedro: “Cayó de cabeza, reventó por medio y quedaron esparcidas todas sus entrañas”. Hch 1,18

Estas dos versiones son aparentemente incompatibles. Coinciden en que Judas murió desesperado, pero discrepan en la forma de la muerte.Entiende Giuseppe Ricciotti (destacado biblista y autor, de ‘Vida de Jesucristo’) que las dos versiones parecen referirse a dos momentos diferentes del mismo hecho. E intenta conciliar los dos relatos: “Primero Judas se ahorcó, luego la rama del árbol de la que se colgó se rompió, quizás a causa del vaivén de la sacudida, y, entonces, el suicida se precipitó al vacío” con las consecuencias que cita San Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Esta interpretación se ha criticado, pero, no es en absoluto inverosímil.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la cuerda para ahorcarse es una invención moderna. La palabra de donde procede horca es furca, e indica el uso de una horquilla formada por dos ramas abiertas entre sí y entre las que se colocaba el cuello.

Bastaba con subirse a un árbol y buscar una furca adecuada, es decir que no estuviera muy próxima al tronco para permitir una distensión del cuerpo y que estuviera lo suficientemente alta para que los pies no tocaran el suelo (o bien una furca dirigida al vacío).

En esta hipótesis no resulta difícil que –rotas las ramas de la furca— Judas cayera de cabeza. La violenta caída originaría heridas y el esparcimiento de vísceras.
Lo que no excluye en absoluto que fuera precedida por la muerte por ahorcamiento.

En cuanto a que quedarán esparcidas sus entrañas, no se dice que se desgarrara el vientre…bien podría ser una referencia a la expulsión del contenido intestinal mencionado aquí (como en otros lugares de la Escritura) como “vísceras”.

También existiría una segunda versión basada en los términos griegos prenés ghenómenos, que en griego puede traducirse tanto como “cayó de cabeza” como “se hinchó”. Esta segunda interpretación haría pensar en una consecuencia de la descomposición de los cadáveres, lo cual es coherente con el hecho de que Lucas era médico, y recoge aspectos propios de la medicina.

‘Judas devolviendo las 30 piezas de plata’. Rembrandt (1606 – 1669)

El precio de la traición

Sólo 30 monedas de plata?¿Por qué se valoró al Mesías en tan poco? No eran denarios sino siclos o estáteres. 30 siclos serían unos 100 denarios: y no olvidemos que el “el frasco de alabastro con perfume de nardos puro de gran valor” (Mc 14, 3 y ss) estaba valorado en más de 300 denarios, es decir el triple de lo que pagó el Sanedrín por el arresto de Jesús.

¿Por qué valorar la traición en 1/3 del valor de un frasco de perfume. Si se podían haber alterado las cifras, no hubiera sido lógico poner un precio más alto, resaltando el valor de aquel artesano de Galilea? Era el precio de un esclavo de baja categoría…

Dice Mateo: “Los príncipes de los sacerdotes recogieron las monedas de plata y dijeron: “No es lícito echarlas en el tesoro del Templo, porque son precio de sangre”.Y, tras deliberar en Consejo, compraron con ellas el campo del alfarero para la sepultura de los forasteros”. “Por eso se llamo aquel campo, hasta el día de hoy, Campo de sangre”. Mt 27, 6 y ss.

Pero afirma Lucas: “Judas compró un campo con el precio de su delito”. “Esto fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén, de modo que aquel campo se llamó en su lengua Hacéldama, es decir ‘Campo de sangre’.

“Compraron con ellas el campo del alfarero para la sepultura de los forasteros”

Detalles que muestran el realismo neotestamentario: En una ciudad que era centro de peregrinación de todo el mundo, era imprescindible un cementerio para forasteros, pero fuera de los muros de la ciudad por motivos de impureza. Pero también se situaban fuera de los núcleos de población los alfareros, y los fundidores de cobre y de otros metales (pues eran sospechosos por su actividad, que les facilitaba la realización de ídolos).

Un campo de un alfarero se corresponde a un terreno arcilloso que eran especialmente aptos para los enterramientos puesto que aceleran la descomposición de los cadáveres.

La tradición (anterior al año 70) sitúa el Hacéldama a sur de Jerusalén, muy cerca de la puerta de la Alfarería y del basurero (Gehenna).

La principal contradicción se refiere a quién compró el campo: los príncipes de los sacerdotes (Mateo), o el propio Judas (Hechos). La ley impedía al Santuario aceptar como ofrenda, pago o indemnización, fondos procedentes de ganancias de origen sospechoso o inmoral.

Dice Mateo que “los príncipes de los sacerdotes recogieron las monedas de plata” ni siquiera podían hacer eso porque eran monedas impuras. Habría significado incurrir en impureza legal… el viernes anterior a la Pascua. Pero… no se podía dejar tirada por el suelo una cantidad de dinero bastante aceptable exponiéndose a que fuera sustraída. Aunque la recogieran de alguna forma que no quedarán impuros está claro que solo se podían destinar a un uso impuro.

Un estudio realizado en el cementerio de Hacéldama entre 2000 y 2009 corroboró que el cementerio era para “impuros”. Y de paso confirmó que una de las formas de enterrar era la que se deduce de la Síndone. En una tumba familiar del cementerio se encontraron los restos de un enterrado que no había sido trasladado a un osario y sacado de su nicho (que permanecía sellado). La publicación indicaba que en la tumba estudiada se identificaron restos de ADN de tuberculosis y lepra. Los restos mostraban que el cuerpo había sido envuelto al estilo de la Sábana de Turín.

 

PUERTAS ABIERTAS DEL CES

El Centro Español de Sindonología (CES) organiza este Viernes Santo una jornada de puertas abiertas en su sede (c/Cotanda, 1, Valencia). El horario
será de 10 a 14 h y de 16 a 20 h. En la jornada se podrán visionar audiovisuales sobre el Santo Cáliz, la Sábana Santa y el Sudario. Igualmente, podrá visitarse el museo donde se exhiben reproducciones de algunas de las reliquias relacionadas con Cristo.

 

 



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