29 May Mons. Arrieta: «Existen problemas familiares que sólo se pueden resolver de la forma que lo hace el SAMIC» Mons. Mazuelos plantea en la formación permanente del SAMIC que las crisis en el matrimonio deben ser "adecuadamente diagnosticadas, acompañadas y tratadas"
Más de 70 alumnos de 23 diócesis españolas han participado en la formación permanente organizada por el Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia. Un esfuerzo formativo del que se han beneficiado tanto profesionales especialistas en el ámbito de la familia como matrimonios llamados a acompañar a otros en la dificultad.
«Existen una serie de problemas familiares que sólo se pueden resolver de la forma que lo hace el SAMIC, yendo más allá de la aplicación del derecho», destacó Mons. Juan Ignacio Arrieta, secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos, en la conferencia que abrió la formación. «Se debe tratar con realismo y esperanza la aparición de las crisis en el matrimonio», unas crisis que deben ser «adecuadamente diagnosticadas, acompañadas y tratadas», señaló por su parte Mons. José Mazuelos, Obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en la ponencia de clausura. Entre las palabras de uno y otro, los participantes han podido conocer las propuestas de otros cuatro especialistas durante las tres sesiones que ha durado la acción formativa.
Jorge García, director del SAMIC, ha destacado la gran acogida y calidad de las ponencias presentadas en las diferentes sesiones. Además, ha señalado que dentro del tribunal Eclesiástico de Valencia «la práctica totalidad de los profesionales que intervienen, como notarios, abogados y peritos, han realizado esta formación permanente en favor de la pastoral familiar». Sin duda, una muestra del compromiso y la dedicación de estos profesionales en favor de las familias.
El Derecho Canónico como instrumento pastoral
Monseñor Arrieta Ochoa de Chinchetru fue el encargado de abrir la formación permanente del SAMIC con una conferencia en torno a la importancia del Derecho Canónico como instrumento pastoral, un hecho necesario puesto que «muchos especialistas dedicados al derecho canónico veíamos que en el ámbito de los Tribunales en la Iglesia existía cierta falta de sensibilidad pastoral». Exponía el secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos que «se resolvía una causa de nulidad buscando la verdad, pero en algunas ocasiones dejábamos personas heridas por el camino por diversas causas». Por ello se hace «necesario realizar una labor de caridad, una labor pastoral».
Recordaba Mons. Arrieta las palabras del Papa Francisco en 2021: «Hay que aplicar el derecho pero sin dejar de prestar atención a lo que hoy está pasando en las familias que se están rompiendo y en las diversas situaciones de hecho que se dan». Así, existen una serie de problemas familiares que sólo se pueden resolver «de la forma que lo hace el SAMIC, yendo más allá de la aplicación del derecho».
El Servicio de Acompañamiento y Mediación se ha convertido en un «gran apoyo» para el jurista que se dedica al derecho matrimonial canónico, una realidad que tiene autonomía respecto de los procesos matrimoniales pero que es necesaria para la actividad de justicia dentro de la Iglesia.
«El Papa nos pide que todos nos pongamos a trabajar en común, ya que todos tenemos la misión de ser testigos», apuntó Juan Ignacio Arrieta.
Los vínculos familiares «son los vínculos más sensibles», recordó, y cuando se produce una ruptura del vínculo, «deja una huella muy grande, en toda la familia y en su entorno». Por ello, «sería un gran apoyo que habitualmente hubiese al lado del Tribunal Eclesiástico un instrumento como el SAMIC».
Concluyó Mons. Arrieta insistiendo en que «un cristiano no puede realizar una actividad fríamente profesional. Hay que curar la herida más exterior, pero hay que dar la vida, y esa vida es Cristo».
Clausura a cargo de Mons. Mazuelos Pérez
El obispo de Canarias, José Mazuelos Pérez, fue el encargado de la conferencia de clausura de la formación permanente que ha desarrollado el SAMIC. El presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida de la CEE explicó que la realidad pastoral que vivimos la ha asumido con mucha fuerza Amoris Laetitia.
«Hay mucha gente que ya no sabe qué es el matrimonio cristiano», destacó, y precisamente la exhortación apostólica, en su segundo capítulo «da unas pinceladas de la realidad actual en la que nos movemos, con quién vamos a trabajar y en qué situaciones se encuentran».
Destacó Mons. Mazuelos que se vive «la cultura de lo provisorio». Explicó que «la persona suele quedarse en los estados primarios de la vida emocional y sexual dentro de sus relaciones, sin llegar a establecer una comunión profunda. Todo es emocional. Como por ósmosis está la idea de que la realidad del amor pertenece al mundo de los sentimientos volubles y no a la verdad. No se cree en un amor que haya que ir construyendo día a día».
Se añade a esta situación las «carencias eclesiales» y por este motivo «tenemos que empezar a hablar de lo que es el matrimonio cristiano», apuntó.
Esta cultura secularizada sin Dios «va entrando en muchos bautizados, no suficientemente evangelizados o ampliamente influenciados por la cultura post-cristiana, descuidando su propia identidad de cristiana, sin una conciencia real de lo que es la realidad sexual del varón y de la mujer, ni tampoco del matrimonio y la familia», apuntó el obispo de Canarias. Este es el motivo por el que cada vez hay más bautizados que «han consumido formas de vida diversas a la cristiana» en el ámbito de las relaciones afectivas y sexuales.
«El matrimonio cristiano es el tesoro que tenemos y por eso tenemos que abordar su preparación remota, próxima e inmediata», afirmó. En la preparación de los novios «debe ser posible comunicarles lugares y personas, consultorías o familias disponibles donde puedan acudir cuando encuentren dificultades».
Mons. Mazuelos considera necesario tener en las Diócesis «matrimonios preparados para poder ayudar a las personas», que sirvan de referencia, que acompañen cuando haya una crisis y ayuden a crecer «en amor y en gracia».
«Sin olvidar que la familia también precisa, en su caminar cotidiano, de la proximidad de la parroquia como ámbito de referencia de la fe», añadió el presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida de la CEE.
Resaltó José Mazuelos que el Papa Francisco también «recomienda ese tipo de pastoral matrimonial que estáis preparando en el SAMIC, recordando que se debe tratar con realismo y esperanza la aparición de las crisis en el matrimonio». Estas crisis deben ser «adecuadamente diagnosticadas, acompañadas y tratadas».
«El amor hay que construirlo en un camino de gracia» y para eso «la Iglesia tiene que poner a acompañar personas en todos los campos y tiene que abrir vías de acompañamiento en los matrimonios». En este sentido, en el Dicasterio para la Familia y Vida el Papa ha propuesto los Itinerarios Catecumenales de vida matrimonial, unos itinerarios que el Santo Padre considera «urgentes».
«Urge un catecumenado de preparación al matrimonio», afirmó Mons. Mazuelos Pérez, «donde los matrimonios puedan ser acompañados». Se debe crear grupos de matrimonios donde compartir la fe, orar juntos y «poder ir creciendo para afrontar todo este nuevo neopaganismo en el cual estamos inmersos».
Al igual que se preocupa la Iglesia en preparar a los sacerdotes, cree el Obispo de Canarias que «hay que preparar también al matrimonio para una misión eclesial». El Papa destaca «la dimensión eclesial de la familia cristiana, la misión eclesial que tiene el matrimonio. La nueva evangelización la vamos a hacer con las familias, con el matrimonio».
Otro de los aspectos que debe animar es «un sentimiento de justicia»: «La Iglesia es una madre y una madre no tiene preferencia por sus hijos, no los trata de manera desigual, les da a todos el mismo cuidado, la misma atención y el mismo tiempo. Por eso, dedicar tiempo es una señal de amor. Hay que dedicar tiempo a la familia y al matrimonio dentro de la Iglesia».
Dentro de la pastoral, el primer deber es «desempolvar el tesoro del matrimonio cristiano», mientras que otro elemento importante es la «pedagogía del amor», como dice el Papa Francisco. «Sabiendo que la familia y el matrimonio se construyen cada día y que hay que estimular el crecimiento del amor, insiste en que todo esto se debe realizar en un camino de permanente crecimiento y hay que buscar vías para que cuando aparezca la crisis se les pueda ayudar. Por eso el SAMIC es una alegría. Tenemos que formar matrimonios para ayudar a otros que no tienen fuerza», concluyó Mazuelos.