Jóvenes normales con una vocación extraordinaria La comunidad católica Colo de Deus amenaza con llenar de música y alegría cristiana la diócesis de Valencia

Jóvenes normales con una vocación extraordinaria La comunidad católica Colo de Deus amenaza con llenar de música y alegría cristiana la diócesis de Valencia

Son jóvenes normales. Como cualquier otro joven, se manejan muy bien en las redes sociales, adoran la música y no se pierden los mejores conciertos, pero basta conocerles un poco para darse cuenta de que en ellos anida una pasión extraordinaria. El mismo ímpetu que les ha llevado a viajar desde su Brasil natal hasta la diócesis de Valencia como misioneros evangelizadores, y que les llama, “como María, a gestar una humanidad llena de Pentecostés”. De la mano de las células evangelizadoras misioneras, han aterrizado en la parroquia de San Andrés Apóstol de l’Alcudia y pretenden llevar su carisma a todos los jóvenes del mundo.

Estamos con Luana, Giovane, Suellen, Jhenifer y Vinicius; este pequeño grupo de jóvenes brasileños tiene detrás un ejército de hermanos de la comunidad Colo de Deus, y millones de seguidores en YouTube, Spotify e Instagram. Han traído su guitarra y se mueren por cantar: “hemos preparado una canción para la Virgen María en español, ¿la cantamos ya?” “No, no, todavía no, primero unas preguntas”. Les acompaña Fernando Mañó, que es párroco de San Andrés Apóstol y también promotor de las células de evangelización en España y en los países de habla hispana. Se nota que está encantado con la visita: “¡Hay que valorar esto! Es la primera vez que vienen a España. Tienen una manera distinta de evangelizar a los jóvenes, más alegre, más viva. Y son gente radical, radical en el Evangelio, ¿eh?». Se apresura a aclarar, y los jóvenes detrás de él sonríen, Vinicius acaricia la guitarra. Si nadie le detiene, se arrancará a cantar de un momento a otro. Fernando continúa, dispuesto a actuar de telonero: “Las células de evangelización están en el ADN de Colo de Deus, que llevan más de veinte años de misión en Brasil. Siempre predican desde la Palabra de Dios, cuidan mucho la formación y sobre todo, son muy marianos, ¡a la Virgen que no se la toquen”. A propósito de la devoción mariana, aprovechamos para presentarles a la Virgen de los Desamparados en el cuadro que preside la redacción, “es la Geperudeta, Che-pe-ru-de-ta” y se quedan alucinados porque le cantamos un poquito a Nossa Senhora Aparecida (patrona de Brasil, recuerdos de la JMJ de Río de Janeiro).

Es Giovane Carlos quien nos habla de la devoción mariana que caracteriza a Colo de Deus. El nombre de la comunidad católica significa “regazo de Dios”, y todo su carisma parte de esa misma ternura: “en mi vida siempre ha estado muy presente el amor y la mirada de María. En mi vocación, su presencia es muy grande, y esto en Colo de Deus lo vivimos de manera muy íntima. Madre de Jesús, también es nuestra madre y nos auxilia en la evangelización, trae la esperanza a los que están tristes y cansados. Para nosotros, la Virgen María no está lejos, ¿sabes? Sino que está muy presente en nuestro día a día”.

Jhenifer Ferreira lleva a Colo de Deus en el corazón y también en la camiseta (¡la comunidad tiene hasta merchandising propio!): “creemos que la juventud es el tiempo perfecto para encontrarse con Jesús. El Papa Francisco nos dice que los jóvenes somos el ahora de Dios, y para nosotros esto es una verdad, ¡seguimos a Jesús con todo el corazón! Por eso trabajamos mucho en la comunicación, en las redes sociales, en las artes, en la música” – son músicos muy buenos – apunta Fernando Mañó. “Estamos muy contentos, porque hemos visto que Valencia es un pueblo que tiene una gran devoción a la Virgen”, continúa Jhenifer “y el padre Fernando tiene un gran deseo de evangelizar a los jóvenes”.

Porque al final se trata de eso, de ver cómo evangelizar a los jóvenes. Fernando Mañó cree que la solución pasa por iniciativas como la de Colo de Deus y “una manera distinta de ser parroquia, una parroquia celular”. Las “células de evangelización” organizan la parroquia en pequeñas comunidades cristianas, que no sólo se reúnen en el templo, sino también en las casas, y que buscan evangelizar en su entorno más próximo, entre los familiares y amigos. “El problema con los jóvenes no es sólo con la Iglesia, es institucional: todo lo institucional les suena un poco rancio; por eso les ayuda encontrarse en las casas, con otros jóvenes, o conectar a través de las redes, de la música y de los conciertos” resume Fernando, “y de ahí pasan a las células, donde después del primer anuncio, empieza un proceso de discipulado”. Una visión que comparte Jhenifer: “a través de las redes sociales llegamos a muchas personas que tienen un deseo de verdad de conocer a Jesús, pero es en las células donde tenemos la oportunidad de que los jóvenes permanezcan en la profundidad de la fe”. Y ella misma puede contarlo por experiencia propia: “con 19 años, mi vida no tenía sentido; entonces me encontré con la comunidad Colo de Deus y sentí algo que no había sentido nunca, me sentí amada, sentí que Jesús me miraba, y comprendí que tenía la responsabilidad de que otros jóvenes también conozcan el amor de Dios”.

Una experiencia similar nos cuenta Luana Melo: “Jesús me encontró muy joven, tenía 15 años; y hasta hoy me ha mantenido vivo el deseo de hacer que otros jóvenes entiendan que vale la pena vivir una vida con Jesús, que la alegría de vivir con Jesús es mejor que cualquier otra cosa del mundo; y esta vocación la comunicamos a través de nuestras canciones”.

Y por fin llega el momento. “¿Ahora sí, no? ¿Cantamos algo?” Vinicius Mattos, que hasta el momento ha permanecido callado, sólo asintiendo con sonrisas y movimientos de cabeza, rasga su guitarra y de repente suelta un potente chorro de voz. Le acompaña Suellen Felix, pero en el estribillo todos cantan: “Yo me consagro a ti / madre de Dios y mía… / yo me consagro a ti / maestra y reina mía / ¿Acaso no sabes? / ¡Soy de la Inmaculada! / ¿Acaso no sabes? / Tengo una abogada. / Sólo quien fue huérfano / sabe el valor / del amor de madre. / Sólo quien fue huérfano / sabe el valor… / del abrazo de mamá”.

Con música y fiesta despedimos a Colo de Deus. Su paso por la diócesis de Valencia ha sido frenético, incluyendo una convivencia con los jóvenes de la parroquia de San Andrés de l’Alcudia, una visita a la parroquia de Nuestra Señora de Loreto de Jávea y un concierto con adoración y testimonios en la parroquia de San José de Ontinyent. Vuelven a Brasil con la esperanza de haber sembrado la semilla de las células para jóvenes en la diócesis de Valencia. Desde luego, podemos garantizar que al menos su alegría, su devoción y su espiritualidad resulta de lo más contagiosa.

(Foto: S. Martos)

Células de evangelización

Las células parroquiales de evangelización son pequeñas comunidades misioneras que, “como las células del cuerpo”, nos cuenta Fernando Mañó, “están llamadas a multiplicarse”. Estas células parroquiales se reúnen por las casas para el crecimiento en la fe, y buscan evangelizar en el entorno cercano, “como las primeras comunidades cristianas”. Tienen su origen en la parroquia San Eustorgio de Milán por la iniciativa de su párroco, Don Pigi Perini. Desde allí, el método evangelizador se expandió primero por Italia y luego por todo el mundo. La Santa Sede aprobó los estatutos del Sistema de Células Parroquiales de Evangelización en el año 2015.

Si alguna parroquia de la diócesis está interesada en implementar las células de evangelización, puede conocer el proyecto a través de la página web www.celulasevangelizacion.org o contactar con el equipo promotor por medio del correo electrónico celulasevangelizacion@gmail.com.