23 Oct Unas jornadas de la CEE analizan la Pastoral Penitenciaria de Valencia como referente nacional por su “carácter diocesano” “Somos diócesis y toda nuestra labor -peculio, talleres, casas de acogida, voluntariado- se integra en ella”, destaca Víctor Aguado
Las jornadas organizadas esta semana en Madrid por la Conferencia Episcopal Española (CEE), con el lema “La cárcel en el corazón de la Iglesia” analizarán el caso de la Pastoral Penitenciaria de Valencia como referente en el panorama nacional por su carácter cien por cien diocesano.
La Pastoral Penitenciaria del Arzobispado de Valencia acompaña a los presos y a sus familias a través de áreas fundamentales: jurídica, con asesoramiento; social, con el Punto de Orientación Penitenciaria (POP), donde se imparte formación; y religiosa, con atención espiritual.
“Todo este trabajo se realiza, tanto en el interior del centro penitenciario como en el exterior, de forma coordinada como diócesis, por ello, el caso de Valencia es característico en el conjunto de España porque es una labor que asume como propia la diócesis”, explica Victor Aguado, responsable de la Pastoral Penitenciaria.
Este martes por la tarde, Aguado participará en la mesa redonda organizada por la CEE sobre “Las experiencias de la Pastoral Penitenciaria como corazón de la diócesis”, en la que se hablará de Valencia y también de la experiencia en las diócesis de Orihuela-Alicante y de Santiago de Compostela.
Lo que destaca de la Pastoral Penitenciaria en Valencia “es que somos diócesis, todo lo que se desarrolla: el peculio, talleres, casas de acogida… Todo se integra en la diócesis, motivo por el cual intentamos, cada vez más, implicar a todas las parroquias dentro de esta labor”, destaca Aguado.
En esta línea, Aguado señala que el equipo de la Pastoral Penitenciaria “trabaja sin subvenciones externas y tampoco hay fundaciones que gestionen casas de acogida, por ejemplo, como sucede en otras diócesis, aunque sí tenemos colaboraciones de otras entidades que agradecemos enormemente”.
Dentro de prisión “podemos desarrollar nuestra labor gracias a la colaboración de más de 60 voluntarios, que ofrecen su tiempo de forma desinteresada para la asistencia de las personas internas”. En el exterior “también hay voluntarios que imparten cursos y charlas, y atienden a las personas interesadas, o con alguna necesidad concreta, en horario de tardes, de 17 a 19 horas, los lunes, miércoles y jueves, en la sede del Arzobispado de la calle Avellanas, 12, un servicio que hemos recuperado”.
Las parroquias como espacio para acoger y escuchar
La labor de la Pastoral Penitenciaria se caracteriza también por su invisibilidad. “Lo que hacemos en prisión no se ve, allí están encerrados, y en el exterior tampoco es una labor abierta porque la gente, generalmente, oculta la situación penitenciaria del familiar o amigo”, indica.
Y ahí es fundamental el trabajo de las parroquias porque “son muy necesarias en la atención a las familias y a los futuros presos antes de la entrada en prisión, que tengan alguien con quien hablar, el párroco o alguna persona con formación, que les puedan orientar sobre el proceso, y también en la salida, para que tengan un lugar al que ir para empezar el proceso de integración y reinserción”, subraya Aguado. En definitiva, que sean un espacio para acoger y escuchar.
Además “de esta forma, ese vínculo que creamos a través de la Pastoral Penitenciaria con los internos dentro de la prisión podría continuar en el exterior, en la parroquia, en muchos casos”.
Desde la Pastoral Penitenciaria también muestran su total disposición para asesorar y formar a las personas interesadas, no sólo las parroquias sino también en colegios u otras instituciones. Los propios voluntarios imparten charlas de sensibilización que pueden ser un buen comienzo para acercarse a esta Pastoral.
Pastoral de presencia y acompañamiento
Recordando los comienzos de la Pastoral Penitenciaria, Aguado hace hincapié en el mensaje de la Carta de los Hebreos: “acordaos de los presos como si estuvierais con ellos encarcelados”. También “debemos cuestionarnos si como Iglesia, como cristianos, estamos respondiendo a la llamada del Evangelio de San Mateo, ‘estuve en la cárcel y viniste a verme’, si lo estamos haciendo”.
Por ello, la Pastoral Penitenciaria “debe ser una pastoral de presencia, acompañamiento, ayuda y dedicación a las personas privadas de libertad y a sus familias”.
Precisamente por su trayectoria profesional en la Pastoral Penitenciaria de Valencia, Víctor Aguado ha recibido la distinción de honor 2013-2023 “Una década de servicios a los privados de libertad” y el ingreso como académico de honor de la Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades. La ceremonia de investidura se celebrará en Valencia el próximo 28 de octubre.