05 Nov Iglesia y Ayuntamiento en Sedaví: “Somos uña y carne” El Arzobispo de Valencia sigue sus visitas, ayer Sedaví, Alfafar y Benetússer, para acompañar a los afectados
– Paiporta: “Sé que esto va a costar, pero vamos a poner el corazón en lo que verdaderamente importa”
–Alfafar: «Nos impresiona ver que la gente no tiene afán de acumular, solo pide lo que necesita en el día”
En Sedaví el párroco César García de Nuestra Señora del Rosario, y el alcalde José Francisco Cabanes, trabajan conjuntamente y en coordinación desde el primer momento de la tragedia. «Hemos avanzado mucho pero la sensación es de impotencia al no poder llegar a todo. Estamos colaborando y trabajando conjuntamente, somos uña y carne. Y esta es la manera de salir adelante”.
El alcalde señala que “estamos durmiendo una, dos horas, tres…… aquí estamos 24 horas trabajando porque durante el día se hacen unas cosas y por la noche se puede adelantar mucho trabajo, pero no podemos estar con todo el mundo”, señala el alcalde. El párroco señala que “lo lamentable en lo más profundo es la pérdida de vecinos, porque lo material es material, pero una vida es una vida y eso sí que es lo lamentable, ver a vecinos, familiares, amigos gente que veías todos los días que ya no están. Eso sí que es realmente lo doloroso”. El párroco habla del acompañamiento a las familias, “he tenido oportunidad de visitar a los más allegados y las familias están destrozadas, lógicamente, porque además de la pérdida de vidas, todavía no se ha podido encontrar algunas de las personas desaparecidas”.
El Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, prosiguió ayer tarde su recorrido por las zonas afectadas por la DANA y visitó Sedaví, Alfafar, y Benetússer, para acompañar a los afectados y conocer las necesidades más urgentes de familias y vecinos y visitó el centro logístico de distribución de alimentos y material para las víctimas de la tragedia.
Parroquia abierta como centro logístico y ayuda de parroquias cercanas
El alcalde señala que la iglesia por dentro estaba totalmente destrozada y estaban todas las calles con trastos, coches, «era imposible acceder”. Ahora ya está abierta dando servicio y, fundamentalmente también dando acompañamiento a la gente, porque nos unimos al dolor de las víctimas, porque es muy triste”. Como indica el párroco, estamos en contacto con las personas mayores y dependientes y gracias a la parroquia de El Perelló se han ofrecido unos apartamentos de la zona de la playa. Eso da cierta satisfacción dentro de la penuria que estamos aquí viviendo”.
En las últimas horas, se han retomado los accesos a la iglesia, que está sirviendo de centro de acopio y reparto de alimentos y ayuda de primera necesidad y centro logístico, donde también se ofrece comida caliente y ropa. “Esto lo agilizamos al máximo desde el primer día para poner este punto de alimentación”, añade el alcalde. También hay varios puntos de la UME que reparten comida para que pueda llegar a todos. La normalidad tardaremos mucho en recuperarla, pero poco a poco y día a día vamos avanzando e intentando darle la normalidad”, asegura el alcalde que destaca la necesidad de que “nos habiliten espacios donde poder tirar todo lo que estamos sacando del municipio porque tardamos entre cuatro horas y cinco horas en ir y volver a las ‘campas’”.
También “necesitamos que esté abierta la entidad de tratamientos residuos 24 horas para poder ir por la noche y poder llevar hasta allí los residuos. Nos cuesta una hora solo el transporte y avanzamos mucho más de noche que de día. Es la situación”, afirma.
Paiporta: “Sé que esto va a costar, pero vamos a poner el corazón en lo que verdaderamente importa”
Salvador Romero, párroco de San Ramón Nonato de Paiporta, asegura con esperanza que “esto va a costar y va a llevar mucho tiempo, pero vamos a salir seguramente mucho más fortalecidos y con un gran mensaje: poner el corazón en lo que verdaderamente importa”.
El sacerdote, a quien la riada le sorprendió durante el final de la celebración de la eucaristía en el templo, ha mandado un mensaje de aliento a todos los fieles porque “estamos viendo milagros todos los días a través de las personas. Es un momento donde el dolor hace sacar lo mejor de todas las personas y para nosotros eso está llenando nuestro corazón”.
El párroco afirma que ha habido personas que “me han dicho que después de que pase todo esto quieren incorporarse a Cáritas o otras instituciones de la Iglesia para ayudar porque te ayuda a descubrir qué es lo verdaderamente importante, que es ayudarnos los unos a los otros. Muchas personas van a reencontrarse con Dios y van a replantearse sus vidas”, añade.
En Paiporta y Picanya, “ la mayoría de las viviendas son bajas, y en ellas la mayoría de las personas son muy mayores, muchas de ellas evidentemente murieron ahogadas, literalmente, y no solo las mayores, sino a algunos niños, o más jóvenes también, un drama muy grande”. El agua subió a dos, tres metros, prácticamente en todo el pueblo”.
Salvador Romero, en medio del dolor, expresa su enorme agradecimiento por el “aluvión de gente joven, especialmente de las parroquias, que está haciendo y ha hecho una labor impresionante en todas las iglesias, tanto de limpieza como de voluntariado”.
La parroquia es punto de distribución y desde el primer día, en el segundo piso del edificio, con el pequeño grupito de personas que se quedan de la parroquia celebramos todos los días la Eucaristía para tener ese momento final del día para poder orar juntos y elevar todas las plegarias especialmente por todos los difuntos del pueblo y todas las personas afectadas.
Alfafar, religiosas Pureza de María voluntarias: “Nos impresiona ver que la gente no tiene afán de acumular, solo pide lo que necesita en el día”
La Hermana Elena, religiosa Pureza de María del convento de la Avenida del Cid de Valencia junto a un grupo de religiosas señala que “son todos muy agradecidos y se emocionan al vernos. Les damos consuelo. Cuando íbamos caminando por Alfafar mirábamos las ventanas, los balcones y había algunas personas mayores y les gritábamos si necesitaban algo. Algunos nos han pedido pan, entonces hemos vuelto aquí a la parroquia, y hemos ido a llevarles el pan o leche. Pero nos ha impresionado que la gente aquí no tiene afán de acumular, por si les falta algo mañana. Al contrario, si tienen algo para el día ya es suficiente. Impresiona cómo se ha volcado la gente y la gente que lo ha sufrido como lo está viviendo”.
“Los dos primeros días dimos muchos abrazos, la gente se derrumbaba -empezando por el párroco- pero poco a poco en medio del silencio, hay muchas miradas de cercanía, de asentimiento, de gratitud”, señala.
“Cuando empezó todo vinimos a ayudar a limpiar, a sacar barro, adecentar diferentes locales. Y hemos vuelto para vaciar camiones, para distribuir la comida, los productos de higiene que van llegando. Hemos dejado en la parroquia en Valencia, a grupos de alumnos y otras hermanas clasificando todo lo que desde parte del colegio, para canalizarlo todo a través de Cáritas. El Colegio del Grao también está con nosotras”.