25 Ene “Hay un submundo que se escapa de nuestras manos» Entrevista a Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas CV
“¿Dónde se produce el cortocircuito en un alumno o alumna que ha pasado muchos años por nuestras aulas, que tienen una familia estupenda, para que un ataque, acoso o violación en manada sea lo más visto?”. La reflexión de Vicenta Rodríguez es tan cruda como la realidad. Sabiduría con muchos años de eficiente dedicación a la educación como docente y en cargos orgánicos en la organización de Escuelas Católicas, con más de 300 colegios.
ENTREVISTA AMPARO CASTELLANO
“Esto es tremendo, estamos convirtiendo en modélico aspectos penosos de nuestra sociedad, lo más cutre, lo más barriobajero de nuestra sociedad. No puede ser modélico aquello que destruye a la persona, aquello que destroza las relaciones entre los seres humanos”. En el momento en que conversamos con Vicenta Rodríguez han vuelto a los medios de comunicación nuevos relatos de suicidios por ‘bulling’, acoso escolar, autolesiones y violaciones de menores a menores.
Seguramente hará falta más investigación, porque parece imparable. Los casos aumentan como si se contagiaran.
Estamos poniendo todo de nuestra parte, pero aún se tendría se tendría que hacer más, tendríamos que abrir más los ojos para darnos cuenta cuál es ese sub- mundo que hay en los centros educativos. Hay padres y madres que dicen ¿pero esto ocurre?, pues sí, hay un submundo que a veces se nos escapa. Hay como unas redes que no terminamos de entender y a las que de alguna manera los alumnos son muy adictos, y todo eso se nos escapa un poco de nuestras manos. Me preocupa muchísimo la prevención del suicidio. Un chaval o una chica que es suicida es porque quiere dejar de sufrir. Está aumentando el tema de las autolesiones -de hecho la Conselleria publicó unas guías muy bien hechas, orientativas para las familias y para los educadores de cara a prevenir ese suicidio. ¿Porque este chaval quiere dejar de vivir? ¿Qué no estamos viendo?. Ahí nuevamente tendremos que hacer frente todos: los políticos poniendo los medios, sanciones y recursos judiciales para evitar todas estas situaciones, y familia y escuela tenemos que ir al unísono porque si no, se nos van a escapar como agua entre las manos muchos educandos a los que tenemos la obligación de acoger, ayudar y acompañar”.
Siguen saliendo leyes y muchas de ellas que afectan directamente a los jóvenes, pero cómo afrontar las urgencias…
Me llama mucho la atención que en el año 2022 hubo muchísimas mujeres asesinadas por violencia de género y diciembre fue el más catastrófico de todos. Y mira que en los colegios trabajamos la igualdad, trabajamos el respeto.. Los niños y niñas están acostumbrados a trabajar juntos, colaborar, jugar,etc…¿Qué está pasando en nuestra sociedad, qué podemos hacer para que realmente la lacra de la violencia de género no siga en aumento?. En una sociedad que aparentemente somos todos respetuosos, que conocemos la realidad del hombre, de la mujer, de las relaciones.. . ¿Qué está pa- sando, por qué hay chavales ya que maltratan a sus novias, a sus chicas, a sus parejas.. por qué los videos de violaciones en manada son los más vistos?. ¿Qué está pasando, dónde están esos valores que la familia, la sociedad, la ética civil y las escuelas estamos haciendo?
Parece imposible darle la vuelta a esta situación con tanta sobreinformación y sobreexposición sobre los jóvenes, y de ellos mismos.
Por ejemplo, cuando una familia da más importancia a lo que dice un tik toker o a un instagramer que a lo que dice el profesor, ahí hay un problema. Cuando en una familia no son capaces de cortar internet a las dos de la mañana y los chavales está ahí manteniendo una batalla tecnológica y virtual, con sus compañeros que están en sus casas, y llegan cansados por la mañana y les falta atención, ahí hay un problema. Y cuando es más importante hacer con mi cuerpo lo que quiera que respetar la vida, o respetar lo que otras personas están haciendo por mi, ahí hay un problema. Los docentes tenemos nuestro sentido de la responsabilidad conforme a nuestra vocación, pero hay familias que vienen a pedir ayuda y nos planteamos cómo lo afrontamos Tenemos que resolver todo esto, y los educadores no somos supermen o superwomen. Sí, es cierto que esa es la gran tarea, formarles e informarles, y esa labor la hacemos con las familias”.
Con el horizonte de las elecciones, los partidos vuelven a poner la educación en el centro de sus programas. Le pedimos que nos explique como educadores, y como instituciones educativas, qué es lo que tenemos que pedir como sociedad a los gobiernos y la responsabilidad en materia educativa.
La educación nunca puede ser un arma arrojadiza, tiene que tener estabilidad, sosiego. No podemos estar cambiando las leyes educativas cada vez que hay un cambio a nivel gubernamental porque eso genera una situación de inseguridad e insatisfacción, es decir, no podemos tratar la educación como algo que se quita y se pone al antojo político con el gobernante de turno. A los políticos habría que decirles, siéntense con nosotros, con los que entendemos de educación, los que cada día patrullamos pasillos, entramos en aulas y saboreamos y disfrutamos los recreos en los patios, y conocemos realmente tan bien cómo se desarrolla el mundo educativo, y vamos a ver qué podemos hacer para mejorarlo. Siempre digo una frase: cuando sumamos esfuerzos multiplicamos resultados. Si familias, colegios y gobiernos fuéramos al unísono, conseguiríamos realmente que la educación fuera ese futuro de esperanza para nuestro alumnos.
Como cualquier colectivo que está inmerso en el día a día de su trabajo, exige que las decisiones gubernamentales y/o políticas más atención a los profesionales.
El gran fallo de la LOMLOE ha sido que no se tuvo en cuenta los planteamientos de los que entendemos “un poquito” -dice con ironía- de educación. Se valoraron mucho más las aportaciones políticas, sociales, más que a los profesionales que estamos aquí. Teniendo en cuenta que la LOMLOE tiene aspectos muy positivos, algunos han hecho de la LOMLOE la ‘salvapatrias’: ‘con esto se acabó el fracaso, se acabó el esfuerzo, se acabó el sacrificio…’. Miren, no. No vayamos a denostar lo que en otros momentos ha sido positivo, ha sido válido, y vamos a trabajar adaptando la educación a cada alumno, con sus necesidades, con sus peculiaridades. Pero no podemos pasar del blanco al negro, demonizar modelos que han tenido su fruto en otra época académica que nos ha ayudado en lo personal y en lo profesional. Creo que ese difícil equilibrio es el que nos toca a los docentes aterrizar, llevar a la práctica. Nos está faltando sosiego, tiempo de reflexión, tiempo de aplica- ción. De hecho, la propia Conselleria ha ido dilatando muchas de las aplicaciones de la LOMLOE porque no estábamos todavía preparados.
Toda la LOMLOE nos plantea esa formación en la educación sexual. Es fundamental que hagamos un planteamiento, desde cualquier escuela, pública, privada, concertada sobre la sexualidad, cuál es el fin de mi cuerpo, de mi sexualidad, de mi entrega al otro, ¿a cualquier edad, en cualquier lugar, de cualquier manera? Y pasa con esto y pasa con probarlo todo.
En qué momento se encuentra la educación concertada ante la gran oportunidad que representa la continuidad de formación de los alumnos también en la formación profesional.
Ahí estamos quejosos porque no se están dando facilidades a la concertada para que tengamos nuevos ciclos formativos. Sabemos que la formación profesional es la gran estrella, es el futuro más cercano para el desarrollo de los países, y de las regiones y las comunidades, y aquí es verdad que la oferta pública es muy grande, se ha invertido mucho dinero en crear nuevas aulas, nuevos ciclos formativos, nuevos programas formativos pero a la concertada se le están poniendo muchos palitos en las ruedas. He de decirlo con toda sinceridad y con todo cariño, pero no se nos están dejando abrir aulas, se nos pone mucho impedimento -digo abrir aulas porque “le falta a usted una escalera, una ventana, una puerta…”- suena ridículo pero a veces es así, y hay una diríamos, una “orden implícita”, escondida, por la que ‘si es un concertado, a ver si se cargan de paciencia y de aquí a equis años pueden tenerlo’… Y quiero contar públicamente, que nosotros como escuelas con- certadas de escuelas católicas estamos dispuestos a sumar, donde no haya espacios en los centros públicos donde no puedan impartir ciclos formativos de formación profesional, puedan haber aulas concertadas que estén dispuestas a impartir. Desde esta pequeña crítica que hago, la concertada está dispuesta a colaborar con la formación profesional de la CV, que nos den más facilidades para poder abrir esas aulas, que nos autoricen la impartición de los ciclos formativos, de grado medio y de grado superior, y que sea una posibilidad para muchas familias el poder acceder sus hijos a los centros de formación profesional concertados también. Pública y concertada se complementan para que haya una mayor y mejor oferta de formación profesional. Pero si nos ponen palitos en las ruedas, pues claro, se guillotinan muchos proyectos.
Al final qué reparto de responsabilidad compar- tida existe entre familias y centros educativos?
Los padres han elegido el centro al que quieren llevar a sus hijos, llegan al colegio como alumnos, pero vienen de sus familias con unos valores. Nosotros lo que hacemos es colaborar con las familias formando, informando, y preparando a sus hijos para un futuro lo más brillante posible. Pero en esa formación no entra sólo lo competencial, lo curricular, entra también ese bagaje de valores que nosotros vamos a reforzar, profundizar con ellos. A veces estás explicando cosas en clase que te está dando la sensación de que estás hablando al vacío, y de que sus familias en casa -perdón por la expresión- les dan “la chapa, la brasa, el tostón”, y te da la sensación de que estás ahí, diciendo cosas, pero que no te escuchan, que no te atienden, que ni siquiera te oyen.
Pero los docentes de Escuelas Católicas somos gente que sembramos esperanza, forma parte de nuestras vidas. La Escuela católica es siempre una escuela que apuesta por por tender la mano, y de ahí vamos a sacar fuerzas para seguir adelante cada día.