El Arzobispo participa en el homenaje al fundador de la asociación valenciana «Fontilles» Por el centenario del fallecimiento del padre Carlos Ferrís

El Arzobispo participa en el homenaje al fundador de la asociación valenciana «Fontilles» Por el centenario del fallecimiento del padre Carlos Ferrís

  • Con la participación del Arzobispo de Valencia, Enrique Benavent; el director del centro, Abel Toraño; la vicepresidenta de la fundación, Alicia Puchalt, y el historiador Vicente Comes

 

  • El padre Ferrís impulsó numerosas obras sociales a finales del siglo XIX y principios del XX, entre las que destaca la fundación de Fontilles en 1902 para crear un sanatorio que paliara la situación de abandono de las personas enfermas de lepra y les brindara atención sanitaria

 

La Fundación Fontilles, entidad valenciana que trabaja por la salud y el bienestar de colectivos vulnerables desde su creación en 1902, ha homenajeado a su fundador, el sacerdote jesuita Carlos Ferrís Vila, en un emotivo acto con motivo del centenario de su fallecimiento. El acto central tuvo lugar el jueves, en el Centro Arrupe de Valencia, y contó con la participación del Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent; el director del Centro Arrupe, Abel Toraño; la vicepresidenta de la Fundación Fontilles, Alicia Puchalt —descendiente de una hermana del padre Ferrís—, y el historiador Vicente Comes.

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, destacó la profunda huella que dejó la obra del padre Ferrís en el corazón del pueblo valenciano. Para él, Fontilles fue mucho más que un sanatorio, pues representó un faro de esperanza y solidaridad que “despertó en la sociedad sentimientos evangélicos y un compromiso con los más necesitados».

El director del Centro Arrupe, Abel Toraño, recalcó el gran sentido de caridad y desprendimiento del padre Ferrís, así como su determinación y valentía al trabajar de cerca con una población tan marginada como los enfermos de lepra». El ejemplo del padre Ferrís nos invita a no dejar de hacer el bien a los ‘leprosos’ de nuestro tiempo», afirmó Toraño.

Por su parte, el historiador Vicente Comes subrayó su visión pionera al abordar la lepra no solo como una enfermedad, sino como una cuestión social que requería una respuesta integral. Además de los cuidados médicos, Ferrís se preocupó por la dimensión humana de los enfermos, ofreciéndoles un hogar y una comunidad donde sentirse acogidos.

 

 

El padre Ferrís (Albal, 8 de diciembre de 1856 – Gandía, 18 de octubre de 1924) impulsó numerosas obras sociales a finales del siglo XIX y principios del XX, lo que le valió la concesión en 1921 de la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia, actual Orden Civil de la Solidaridad Social. Tras ser ordenado sacerdote en el Seminario Diocesano de Valencia, institución en la que también obtuvo un doctorado en Teología, el Arzobispado lo destinó a la parroquia de San Esteban de Valencia, en la que fundó un círculo católico obrero.

Posteriormente, dirigió la Casa de la Misericordia de la Diputación de Valencia, con alrededor de 700 asilados, impulsó la fundación del primer colegio para personas sordomudas o ciegas de la ciudad y, en 1887, el primer pensionado para estudiantes universitarios procedentes de otras poblaciones. En 1893 entró como jesuita en el Palacio Ducal de Gandía, sede de la Compañía de Jesús en la localidad y comunidad a la que perteneció hasta su fallecimiento. En esta ciudad, dirigió la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y fue el responsable de la creación de los primeros círculos católicos de la comarca de la Safor, que promovieron numerosas obras benéficas, además de la fundación de un ropero en 1898 y de una caja de ahorros en 1900, con el objetivo de satisfacer las necesidades de la población empobrecida y de proteger a los agricultores de préstamos abusivos.

La gran obra del padre Ferrís fue la creación de Fontilles en 1902, junto con el abogado Joaquín Ballester, para materializar la construcción de un sanatorio que brindara residencia y atención sanitaria a las personas enfermas de lepra, frente a los lazaretos imperantes en la época, que simplemente recluían a los pacientes. Tras siete años de esfuerzos, el Sanatorio de San Francisco de Borja abrió sus puertas en 1909 en las montañas de la comarca alicantina de la Marina Alta, en un terreno ubicado en los términos municipales de Orba y la Vall de Laguar, para acoger personas enfermas de lepra procedentes de toda España. Con el tiempo, el sanatorio llegó a convertirse en un pequeño pueblo en el que residían en torno a 300 enfermos de manera simultánea, con sus propios servicios de panadería, carpintería, herrería, imprenta, zapatería y peluquería. Durante su historia, el centro ha acogido a más de 3.000 pacientes de lepra.

Los actos de homenaje siguieron la tarde del viernes 18 de octubre,  con la celebración de la eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles de Albal, pueblo natal del padre Ferrís, en el que también se visitó su casa natalicia, en proceso de conversión en museo. El programa concluyó el sábado 19 en el sanatorio, en cuya iglesia está enterrado el sacerdote desde 1930, con un encuentro al que asistirán residentes, peñas, personas voluntarias, miembros del patronato de la fundación, religiosos jesuitas y religiosas franciscanas.

Fontilles en la actualidad

Fotografía de archivo

Desde el descubrimiento en 1982 de un tratamiento efectivo contra la enfermedad, Fontilles reorientó progresivamente la actividad de su sanatorio para continuar dando respuesta a los problemas socio-sanitarios de su entorno mientras seguía atendiendo a personas afectadas por lepra y otras enfermedades olvidadas mediante proyectos de cooperación internacional.

En la actualidad, la fundación trabaja por la salud y el bienestar de personas vulnerables desde un enfoque local y global. En lo local, mediante la atención sanitaria a personas mayores dependientes y a personas con daño cerebral a través del Centro Geriátrico Borja y del Centro Ferrís, ubicados en las instalaciones del histórico sanatorio.

En lo global, a través de proyectos de cooperación internacional orientados a la prevención y el diagnóstico temprano de la lepra y otras enfermedades olvidadas ligadas a la pobreza, así como a la atención sanitaria a las afectadas y a la mejora de sus condiciones de vida.

La entidad, que recibió en 2007 la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana, tiene en marcha 21 proyectos que beneficiarán en 2024 a alrededor de 2.748.000 personas en India, Mozambique, República Democrática del Congo, Malawi, Brasil y Bolivia.