Familia, fuente de esperanza

Familia, fuente de esperanza

La Sagrada Familia de Nazaret nos muestra el camino

La Iglesia celebra el domingo 29 de diciembre la Jornada de la Sagrada Familia con el lema “Familia, fuente de esperanza”. La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, señala que “la vivencia del Año Jubilar es una invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona. La Sagrada Familia de Nazaret nos muestra el camino para que las familias sean verdaderamente fuente de esperanza y testigos de la misericordia de Dios, que no se cansa de perdonar y renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que, con la ayuda de Jesús, nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar”.

“En medio de una transformación profunda que puede afectar no solo a la sociedad, sino también al corazón de las personas”, los obispos señalan que en la familia, la persona se forma “como miembro de una comunidad que camina hacia Dios y hacia los demás”. Esta verdad “se convierte en una fuente de esperanza en una sociedad herida por el aislamiento, la soledad y la ruptura de los lazos comunitarios” porque “la familia es la primera y fundamental estructura en la que se aprende el sentido de la solidaridad, la gratuidad y el cuidado del otro. Allí donde el amor es verdadero y se comparte, surge la esperanza”.

En la familia la persona, además de como individuo, se forma “como miembro de una comunidad que camina hacia Dios y hacia los demás”. Aprendemos, continúan los obispos en su mensaje, “que «no es bueno que el hombre esté solo» (Gen 2,18) y que nuestra identidad se construye en la relación con los otros”. Esta verdad, puntualizan, “se convierte en una fuente de esperanza en una sociedad herida por el aislamiento, la soledad y la ruptura de los lazos comunitarios” porque “la familia es la primera y fundamental estructura en la que se aprende el sentido de la solidaridad, la gratuidad y el cuidado del otro. Allí donde el amor es verdadero y se comparte, surge la esperanza”.

En este sentido, los obispos proponen la vivencia del año jubilar como una “invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona, especialmente en un momento en que las dinámicas sociales pueden llevar a la división y al desencuentro”. La familia cristiana “es llamada a ser testigo de esta misericordia divina, que no se cansa de perdonar y de renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar”.

¡No perdamos la esperanza!

Los obispos también tienen una palabra “especial” para las familias que pasan por momentos de prueba, quienes sufren la enfermedad, la pérdida de seres queridos, la pobreza o la incomprensión.A ellos, particularmente, los exhortan para que “¡No perdamos la esperanza! El Señor camina a nuestro lado y renueva su promesa de vida abundante”.
El mensaje concluye pidiendo a la Sagrada Familia de Nazaret que interceda por todas nuestras familias, “para que seamos fuente de esperanza y luz en un mundo que tanto lo necesita. Que el año jubilar que comenzamos sea un tiempo de gracia que nos permita redescubrir la belleza del amor familiar y la alegría de ser «peregrinos de esperanza» en el camino hacia el reino de Dios”.