29 Ene La Vida Consagrada, ante la tragedia de la DANA: Esperanza en medio del dolor y el sufrimiento Este domingo, peregrinación de consagrados y consagradas a la Catedral por el Jubileo 2025
En los días posteriores a la riada sufrida en numerosas localidades de Valencia vimos cómo numerosas personas acudieron a ayudar en lo que hiciese falta en las localidades afectadas. Entre estas personas pudimos ver también a religiosos y religiosas, personas de vida consagrada, que pusieron de manifiesto que los miembros de la vida consagrada son, como reza el lema de este año de la Jornada Mundial de Vida Consagrada, ‘peregrinos y sembradores de esperanza”. Allí fieles a su carisma además de ayudar materialmente llevaron la esperanza del Evangelio como una luz que brillaba en medio del caos y la oscuridad.
Las congregaciones e institutos de vida consagrada de la diócesis de Valencia siguieron con preocupación todo lo ocurrido en los pueblos afectados por la Dana. Cada una desde su realidad se movilizó para poder ayudar, ya fuera desde la oración, la ayuda material o yendo con los voluntarios.
Tampoco se olvidaron los conventos de clausura, que como explica el vicario para la vida consagrada, Martín Gelabert, “no cesaron en su oración por todas las personas afectadas”.
DOMINICAS XÁTIVA: AYUDA A 15 FAMILIAS
En el convento de las dominicas de Xátiva seguían desde el principio con gran preocupación los acontecimientos. “Sentíamos muy cerca el sufrimiento y no queríamos quedarnos con los brazos cruzados. Así que a través de grupos vinculados al convento nos movilizamos para poder ayudar a las familias afectadas sobre todo en Paiporta y Algemesí. Lo hicimos a través de una asociación de y de la parroquia”, cuenta la hermana Isabel. En un primer momento les pusieron en contacto con cinco familias, a las que incluso visitaron en sus casas, y con las que comenzaron el contacto para ver cuáles eran sus necesidades.
Poco a poco esas cuatro familias se convirtieron en 14 familias. A todas ellas les han ido proveyendo de toda la ayuda que han necesitado. Desde electrodomésticos hasta muebles o enseres de la casa. Sin embargo, como destaca la religiosa, “lo que más han agradecido no ha sido la ayuda material sino la cercanía que han sentido de las religiosas y su preocupación humana”.
La hermana Isabel explica que la comunidad “no podía ser ajena al sufrimiento y tenían que acudir a él” y querían cumplir las palabras de una antigua hermana recogidas en la entrada del convento: “Si el contacto con Dios no te hace más humano no es a Dios a quien tocas”.
Ahora ya están en la fase final de toda esta ayuda pero siguen rezando por las familias y en contacto con ellas, ya que se ha creado “unos lazos muy bonitos”.
ANTONIO PRAENA, DOMINICO: “SI TIENEN A DIOS TIENEN ESPERANZA”
También el dominico Antonio Praena que ha sido un voluntario más en la zona de la tragedia: “No decidí ir, al menos no en ese momento tan inminente a la catástrofe. Fue la llamada de un amigo que había perdido su casa la que me puso en camino. Todo acababa de suceder y su mensaje de wasap mostraba las imágenes: un hogar invadido casi hasta el techo por el lodo. Nada había quedado indemne. Un coche volcado en la esquina, a escasos treinta centímetros de atravesar la cristalera del comedor, era solo el primero de una calle repleta de otros coches amontonados sobre más coches, amasijos y basura. “Antonio, necesito ayuda; ¿dónde se pide la ayuda?”
Cuando acudí, aún no se había organizado el voluntariado. No me habría presentado allí para estorbar o solo para tranquilizar mi conciencia; ni siquiera se trataba de una decisión solidaria, era otra cosa, era una llamada más sagrada, tan profunda que venía desde fuera: desde la voz de Aziz, la voz de mi amigo. Metí en una mochila lo que pudiera ser útil y me lancé, campo a través, para llegar a Benetúser”.
Tras la experiencia de ayudar y trabajar junto a los voluntarios el dominico señala que lo primero que surge en su interior “es la gratitud por poder ayudar, por poder ser útil pasando del lamento por lo que no debiera haber ocurrido al contacto, hombro con hombro, con la capacidad generosa de tantos otros voluntarios en el fondo de cuyos corazones está vivo el clamor”. A su amigo, como a otros tantos, tras quedarse sin nada, también les animó porque “tienen a Dios, a la esperanza”.
Para un profesor y escritor que lleva casi 25 años dando clases de teología, es nuclear experimentar lo que constituye el centro de nuestra fe: el misterio de la encarnación. Y es que, para la fe cristiana, a Dios no se le puede experimentar solo en las ideas, ni en las ideologías, ni en las teorías o en las palabras, por más poéticas que sean: se le encuentra en el rostro humano y real del ser humano en sus circunstancias catastróficas”, concluye.
HERMANAS DE LA CARIDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL: PRESENTES EN LA ZONA CERO
En una de las poblaciones afectadas, en Paiporta, se encuentra una comunidad de Hermanas de la Caridad de San Vicente Paúl, donde también dirigen el colegio La Inmaculada. Ellas han sufrido en primera persona la tragedia, por lo que además de ayudar han sido ayudadas.
“Ahora estamos en fase de recuperación. Ya el primer día después de la tragedia vimos que el colegio había sido devastado y muy dañado. Inmediatamente los mismos profesores y muchos voluntarios ofrecieron una generosa ayuda. Y además una ayuda que no solo fue material sino que transmitían mucho ánimo y fuerza” recuerda la hermana Victoria Moreno, directora titular del colegio. Poco a poco, como relata, “cada día era un desafío y se planteaban nuevas necesidades materiales y cosas a reparar”.
Una vez abrieron el colegio el objetivo principal ha sido acompañar a los alumnos: “Vinieron muy dañados por todo lo que habían visto y oído, así que los profesores se formaron rápidamente para hacer acompañamiento en esta situación. Y así lo estamos haciendo para que se olvidaran un poco de lo vivido y que dentro de la realidad que vivían pudieran vivirla bien y con ánimo”.
También han recibido mucha ayuda de otros colegios y de otras comunidades de su congregación. “Toda la ayuda nos ha sobrepasado, ha sido impresionante”, cuenta.
Para ella su presencia, más que una ayuda física porque todas las hermanas son mayores, ha sido de “hacer presente una palabra de ánimo y esperanza, como religiosas hemos querido que se viera que desde la fe se puede vivir, sabiendo que Dios es padre y nos cuida. Y este es el mensaje que hemos querido transmitir a todos”. La hermana, reconoce emocionada que “ha sido muy bonito ver cómo nos ayudado”. “Los profesores nos decían que no han hecho más que hacer lo mismo que habían visto en nosotras, entregando nuestra vida por los más pequeños en el colegio durante tanto tiempo”.
HERMANA CLARA MEDINA: “¿CÓMO NO ESCUCHAR EL CLAMOR DEL PUEBLO?”
También las Hermanas Salesianas Misioneras de Cristo Pastor acompañan a los más pobres en el Raval de Algemesí. “Entiendo y encarno que el carisma del consagrado ha de ser de constante escucha a la realidad. Ahí es donde Dios se hace presente. Los últimos meses en Valencia todo ha girado entorno a la DANA. ¿Cómo no escuchar el clamor del pueblo? ¿Cómo no ser puente? ¿O ser artesano de unidad? Los consagrados precisamente hemos entregado nuestra vida entera para eso: para los demás. Por tanto, desde el carisma consagrado, desde nuestra misión de amar al estilo de Jesús, este servicio que ha llegado de forma inesperada es una oportunidad más para entregarse, confiar y seguir cargando de sentido nuestra vida consagrada”, señala la hermana Clara Medina.
Después de varios meses trabajando allí estas religiosas encaran el futuro sin abandonar a este barrio y sus vecinos: “el proyecto con el que soñamos y que estamos apoyados por la Iglesia local y por Cáritas es hacer presencia en el barrio del Raval de Algemesí, los jueves de 12 a 18 h para cocinar unos 300 platos cada semana, visitar familias y ofrecer a los niños un espacio para que puedan realizar clases extra de las diferentes asignaturas del colegio”, comenta.
SALESIANOS: AYUDA DE TODA ESPAÑA
“Nuestras casas, con todos sus ambientes, se han volcado en solidaridad para ayudar, como voluntarios, a cargar y descargar camiones con diversas ayudas e incluso participando en la “riadas solidarias” que han llevado a miles de personas a las zonas afectadas para ayudar voluntariamente. Además, la labor de acogida, escucha y cercanía con familias que han perdido a personas cercanas o el negocio que era su medio de vida. Los directores de nuestros centros destacaban la sensación de tristeza generalizada, de pérdida y de dolor que de tantas formas diferentes se manifiesta”. Con estas palabras el superior de la inspectoría María Auxiliadora de los Salesianos, Fernando Miranda, señalaba.
Como ocurrió en otros colegios religiosos desde el primer momento de volcaron en ayudar en las necesidades que iban surgiendo. “En medio de tanto dolor, está brillando con fuerza la presencia de muchísimas personas que se lanzan a ayudar de muchas formas diferentes. Muchas de estas personas son jóvenes, incluso familias enteras que no saben estar impasibles y que se dejan afectar por lo que pasa. La esperanza sigue latiendo y cada vez con más fuerza, incluso en medio de tanto dolor. Dios no se olvida de su pueblo que sufre y llora”, concluía Fernando Miranda en su comunicación.
Las muestras de solidaridad desde todos los puntos de España han sido numerosas. Desde la recogida de alimentos, material de limpieza, agua embotellada, sacos de dormir o productos de higiene personal, hasta el pienso para mascotas y otras necesidades. También iniciativas como la venta de dulces o chupachups solidarios o la colecta a través de diferentes eventos que han centrado su recaudación en este fin.
En todo este tiempo jóvenes voluntarios están acudiendo a las zonas más devastadas a colaborar limpiando barro de las calles, sacando muebles y electrodomésticos inutilizados por el agua o repartiendo útiles entre las familias que lo han perdido todo. Organizados por su centro juvenil, la Fundación FISAT o los servicios inspectoriales de Pastoral Juvenil, están dedicando su tiempo libre a mirar al otro por encima de sus personas. Una forma más de continuar la misión de Don Bosco al servicio de los jóvenes y de los más necesitados, fiel a su carisma educativo y espiritual.
PRESENCIAS DE DIVERSAS REALIDADES
En estos meses las localidades afectadas por la Dana han visto cómo diversas congregaciones religiosas e institutos han ofrecido su ayuda desinteresada y han llevado una palabra de ánimo. Así lo han hecho, entre otras, las Servidoras del Señor y la Virgen de Matará o la Comunidad del Cordero. Esta última comunidad, formada por los Hermanitos y Hermanitas, estuvieron muy presentes en Catarroja durante los días de Navidad organizando las diferentes celebraciones, cantando villancicos e incluso organizando la comida de Navidad en el exterior de la iglesia. Los Cooperadores de la Verdad desde la parroquia Santiago Apóstol de Valencia también se volcaron desde el primer día y gestionaron multitud de ayudas en diferentes localidades sobre todo en Catarroja, donde gestionaron el centro logístico de la parroquia María, Madre de la Iglesia. Con la ayuda de cientos de jóvenes de diferentes parroquias lo vivieron como una misión en el que no solo llevaban ayuda material, sino también el Evangelio y un palabra de ánimo.
ALEGRÍA, ESPERANZA…Y CHOCOLATE
Unidos de corazón. Así es como la familia de las Religiosas Pureza de María están haciendo frente a las adversidades causadas por la DANA. Hermanas, grupos como Deja Huella, Antorchas, MFA y padres/madres de familia…todos ellos se unieron, desde un primer momento, para ayudar a aquellos que más lo necesitaban en las localidades afectadas como Paiporta, Catarroja, Massanassa…daba igual la tarea asignada, ya fuera retirando barro de los pueblos, llevando comida y enseres, animando…en definitiva llevando un poquito de esperanza.
Este espíritu también se hizo presente en los colegios donde los alumnos llevaban a la parroquia lo que se iba recogiendo desde el colegio y ayudando a organizar esos almacenes para poderlo distribuir mejor.
Junto a ellos, profesores, antiguos alumnos, familias…que quisieron poner su granito de arena ayudando en lo que cada uno era capaz. Y por supuesto, uniéndose en oración. Las Hermanas más mayores, que no podían desplazarse físicamente a ayudar, contribuyeron en un ambiente comunitario de colaboración y de sensibilidad.
Todos ellos, conformaron un equipo de voluntarios que «nació buscando responder a la inquietud que muchos teníamos de ayudar a nuestros vecinos afectados y colaborar con las necesidades que iban surgiendo desde el inicio (labores de limpieza, recogida de donaciones, reparto de alimentos, artículos de limpieza y comidas preparadas, ayuda a colegios con donaciones de material, entre otras acciones)», explican desde Pureza de María. «Pero también se hizo con la idea de que esta ayuda fuera sostenida en el tiempo, y se fuera adaptando a lo que se fuera necesitando».
Esta Navidad, vieron la importancia de llevar «Alegría y Esperanza, y lo más importante para nosotros en estos días: a Jesús… especialmente a aquellos que más lo necesitaban, a aquellos que lo han perdido todo, pero sobre todo, a aquellos que estos días quizá no tenían el ánimo para celebrar como de costumbre. Por ello, decidimos organizar varias ‘chocolatadas’ para llevar algo dulce, caliente y típico de estos días, pero para compartir, de forma especial, tiempo e ilusión con ellos”.
Los últimos días del mes de diciembre y los primeros de este recién estrenado año, un grupo de voluntarios se desplazó a Paiporta, Massanassa y Catarroja preparados con mesas, pucheros, vasos, postales navideñas, bollería, litros de chocolate y un altavoz con villancicos.
«Preparábamos el chocolate y ofrecíamos a todos los que pasaban un vaso de chocolate, algo dulce y una felicitación navideña, y, sobre todo, un espacio para compartir, en un ambiente alegre, un rato de conversación, una palabra de esperanza, así como bailes y villancicos».
Si la alegría y la esperanza se pudiera cuantificar en litros de chocolate habría que decir que han sido más de 500 litros de chocolate preparados, más de 2.500 vasos repartidos, más de 700 familias con felicitaciones de Navidad y mucho más, en estas tres localidades afectadas por la DANA.
«Este año, JESÚS nace AQUÍ, nace EN TI. Este ha sido nuestro mejor regalo de esta Navidad, un regalo de los Reyes Magos para nosotros, y ojalá también lo haya sido para ellos. Gracias a todos los que lo habéis hecho posible… #ValenciaNoSeOlvida”.
Y ahora, desde este 7 de enero, siguen ayudando y colaborando con nuevas iniciativas, pero siempre al lado de los que más lo necesitan.