El SAMIC destaca la integración de la misión pastoral y la ayuda profesional a matrimonios en dificultad Jorge García participa en el XII Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico organizado por la Archidiócesis de Granada

El SAMIC destaca la integración de la misión pastoral y la ayuda profesional a matrimonios en dificultad Jorge García participa en el XII Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico organizado por la Archidiócesis de Granada

El director del Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia, Jorge García Montagud, participó en la XII edición del Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico organizado por el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de la Archidiócesis de Granada para toda su Provincia Eclesiástica. El encuentro, que trató el novedoso tema Justicia y Pastoral Familiar, contó con la presencia de numerosos vicarios judiciales de diferentes diócesis españolas, abogados y demás miembros de tribunales eclesiásticos de España.

Jorge García intervino en la mesa redonda Hacia una Pastoral Judicial: Tarea de los Centros de Orientación Familiar, abogados, psicólogos y personal de tribunales eclesiásticos, centrada en experiencias sobre la nueva forma de trabajo impulsada por el magisterio reciente del papa Francisco. El director del SAMIC y Vicario Judicial de la Archidiócesis de Valencia reflexionó sobre las relaciones que debieran existir a la luz de los recientes discursos del Santo Padre entre las delegaciones de familia de las diócesis y los tribunales eclesiásticos, para colaborar ambos en la ayuda a los matrimonios en dificultad.

«La colaboración entre las delegaciones de pastoral familiar y los tribunales eclesiásticos de las diócesis, dependientes ambas del obispo, se hace necesaria más que nunca», afirmó García Montagud. «Pensamos que ya no es suficiente la buena voluntad o una declaración de intenciones para que esta colaboración entre las entidades que ayudan a la familia y los tribunales sea real y creíble». A su juicio «se hace absolutamente imprescindible» la existencia de un protocolo que articule el modo en cómo realizar esta colaboración entre las dos entidades «para lograr unos resultados efectivos en bien de la familia que sufre». El SAMIC ofrece en este camino herramientas y cauces de colaboración a los agentes de pastoral familiar «para que sean agentes vivos en la ayuda directa a estas realidades sufrientes, integrando su labor de misión con la específica de los profesionales». Por ello, el SAMIC es un servicio «único y pionero que ha integrado perfectamente en su intervención la misión pastoral y la ayuda profesional».

Mons. Arrieta: «Los tribunales eclesiásticos pueden limitar el dolor de las personas y ayudar mantener las relaciones interpersonales»

La inauguración del Simposio fue a cargo de Mons. Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos de la Santa Sede, que ofreció la ponencia titulada Sinodalidad y mediación en la administración de Justicia en la Iglesia. Admitió Mons. Arrieta que todo recurso a los tribunales de la Iglesia en materia matrimonial, «todas esas reclamaciones, ponen en evidencia un conflicto matrimonial». La sede del tribunal eclesiástico «resulta un observatorio particularmente fiel de situaciones de crisis bien determinadas y concretas», por lo que las iniciativas que la Iglesia adopte con ocasión de los recursos que se hacen al ámbito judicial, «pueden incidir de modo superior a los programas de familia que de manera positiva promueve la pastoral familiar diocesana, educando y acompañando a las parejas».

Considera el secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos que en los tribunales se presentan «situaciones concretas de ruptura», elementos que han provocado la crisis y que los fieles cristianos exponen porque quieren «ser ayudados». Explicó Juan Ignacio Arrieta que más allá del plano formal del procedimiento judicial que cada caso requiera, los tribunales eclesiásticos están en «un plano ideal para recomponer, en la medida de lo posible y hasta donde la verdad lo permita, las piezas que aparecen rotas». Esta actuación ayudará a «limitar el dolor de las personas y a mantener las relaciones interpersonales, frecuentemente, relaciones de familia».

«La declaración de nulidad no puede extinguir del todo lo que hasta entonces había existido: afectos, relaciones naturales, biografía compartida, etc.», dijo Mons. Arrieta. Añadió el ponente que en aras de la verdad, la sentencia «irrumpe» en un núcleo familiar consolidado quizá durante años, «enfrentándose paradójicamente al orden natural que la Iglesia no puede ignorar por atender la disciplina sacramental que tiene sus propias reglas». Por este motivo, «aunque falte el principio y por tanto la realidad del sacramento, deben subsistir obstinadamente relaciones naturales de familia, de filiación, de paternidad, con sus respectivos afectos humanos y deberes irrealizables de hostilidad».

Sin afectar a la nulidad del proceso, la sinodalidad eclesial «nos obliga» a afrontar las consecuencias de los propios procesos y a hacerlo poniendo en práctica «las necesidades de acogida, escucha y atención de las personas. Creo que, en este sentido, se están poniendo en marcha distintas iniciativas», apuntó Ochoa de Chinchetru. «Aquí está Monseñor García Montagud, el Vicario Judicial de Valencia» como representante del SAMIC, un ejemplo de dichas iniciativas. «Ciertamente, muchas diócesis españolas han auspiciado una iniciativa que ha surgido en la diócesis de Valencia, el Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica, un servicio puesto en marcha en paralelo al tribunal diocesano, aunque de forma bien diferenciada, formado por profesionales que trabajan coordinados en distintas áreas: derecho, psicología, mediación, etc.», destacó Mons. Arrieta.

 

En la inauguración del Simposio intervino también el obispo de Jaén, Mons. Sebastián Chico, que recordó el documento de la Iglesia elaborado para, por un lado, atender y ayudar a los matrimonios en dificultad, y por otro, comprender mejor los procesos de nulidad. «Que el Simposio dé frutos para el bien de nuestra Iglesia diocesana, de la Iglesia universal y para gloria de Dios», expresó. Subrayó también la conveniencia de estos encuentros para la formación en materia canónica de sus profesionales, confiando en que les permitan afrontar los retos actuales en la ruptura de los vínculos matrimoniales del Sacramento. También asistieron a la inauguración el Vicario General de la Archidiócesis de Granada, Enrique Rico, y el Vicario Judicial, Eduardo García.

Otras dos ponencias

Nicolás Álvarez de las Asturias, catedrático de Historia del Derecho Canónico de la Universidad Eclesiástica San Dámaso (Madrid), presentó la ponencia El Derecho Matrimonial Canónico actual: punto de llegada… y de partida. Recalcó «el carácter pastoral que debe de tener el derecho matrimonial canónico» y aprovechó su intervención para felicitar al SAMIC por realizar una labor tan pionera animando a las diócesis a su implementación.

Finalmente, Carmen Peña García, profesora de la Universidad Pontificia Comillas y presidenta de la Asociación Española de canonistas, expuso Los tribunales eclesiásticos y la solicitud por el bonum familiae. Dijo la ponente que «la dimensión pastoral del proceso, tanto a priori como a posteriori, conserva su rigor jurídico, pero fomenta la autocrítica y una justicia eclesial compasiva. Además, el proceso de nulidad brinda una oportunidad sanadora para la reconciliación y el perdón».

La clausura del Simposio corrió a cargo del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo. Las sesiones se desarrollaron en el Seminario Mayor San Cecilio y en la Casa de Espiritualidad Papa Francisco.