14 Nov El Real Colegio Seminario de Corpus Christi “El Patriarca” restaura su órgano romántico de más de 120 años de antigüedad El instrumento será desmontado por completo
El órgano romántico del Real Colegio Seminario de Corpus Christi “El Patriarca” ha dicho basta. Los 120 años que acumula no han pasado en balde para un tipo de instrumento que tiene “fecha de caducidad”. Así resume la principal afección Carlos Álvarez, maestro organero que dirige la empresa que ha asumido el reto de reparar íntegramente la histórica pieza.
El rector del Patriarca, Juan José Garrido, y el taller de organería C. Álvarez de Villel (Teruel) firmaron el pasado mes de octubre el contrato que regulará la intervención. El instrumento se desmontará por completo y se volverá a instalar, pieza por pieza, en un plazo de 24 meses.
“Ha llegado el momento de parar”, asume Juan José Garrido con cierto pesar. “Hace ya más de 20 años que venimos detectando deficiencias que hemos solventado sobre la marcha, pero los expertos ya no pueden solucionar las averías principales”.
Problemas de transmisión del viento, tubos que no suenan, registros enteros que no funcionan… Estas patologías del órgano “las padece” David Morales Tent, organista del Real Colegio Seminario, diariamente y desde hace 5 años: “Los daños se han ido acumulando a lo largo del tiempo. Poco a poco han ido empeorando las condiciones del instrumento y ha llegado el momento de realizar una intervención integral”, explica.
La principal restauración desde que fue terminado en 1901
En octubre de 2022 el órgano cumplió 121 años de historia. Una vida realmente complicada desde su concepción en 1895, cuando la casa Puget asumiera el encargo de construir el nuevo instrumento monumental que se instalaría en el coro de la Capilla Mayor de “El Patriarca”.
Sólo un año después, los galos abandonaron un proyecto que heredó Francisco Romero. Por desgracia, el maestro organero falleció sin acabar el encargo, así que en 1898 era José Pigarau quien asumía un reto que tampoco acabaría: después de dos años, el organero valenciano renunció a un trabajo que, finalmente, concluyó el maestro Lope Alberdi Recalde. Alberdi entregó el instrumento el 27 de octubre de 1901, once meses después de haberlo asumido.
“El órgano es un instrumento de transmisión electro-neumática, con casi 3.000 tubos, repartidos en tres teclados y pedal, que ha sufrido varias reformas incompletas”, señala Carlos Álvarez, ninguna tan importante como la que se acomete ahora.
La fecha de caducidad a la que se refiere el restaurador tiene una explicación: “Este tipo de sistemas se basa en un funcionamiento neumático de accionamiento de válvulas que están fabricadas con piel. La piel es un elemento natural que se degrada con el tiempo y hay incluso más válvulas neumáticas que tubos”.
Por otro lado, “la comunicación entre la consola (donde están los teclados que acciona el organista) y el órgano se hace de forma eléctrica, pero se trata de un sistema de la época, bastante arcaico”, señala Álvarez.
En este aspecto, recuerda David Morales que en los años 40 se cambió la consola primitiva por la actual, “en una intervención que incluyó la electrificación del instrumento. Hablamos de más de 80 años y ya sabemos cómo ha evolucionado la tecnología durante este periodo”.
Objetivo: la recuperación sonora del órgano original
Es un instrumento muy grande, “que llega hasta nuestras manos en un estado de deterioro importante”, apunta el maestro organero. La base del proyecto es la recuperación sonora del órgano original, “volver al instrumento original desde el punto de vista musical”.
Esto requiere la restauración de toda la tubería que se supone es la primigenia. No obstante, avisa Morales, “hasta que no lo desmontemos por completo, no sabremos exactamente el estado real de los tubos y del instrumento en general. La idea es rescatar todo lo que podamos, y lo que no se pueda rescatar, se restaurará”. Además, se está pensando en añadir algún registro que ayude a completar musicalmente el instrumento.
Otra de las premisas de la restauración, será la accesibilidad al instrumento para facilitar su mantenimiento. “Se va a diseñar el órgano con la amplitud necesaria para que un operario pueda trabajar dentro del mismo, sin necesidad de desmontar piezas o tubos, como hasta ahora”, destaca Álvarez.
“Todo lo que facilita la accesibilidad va directamente relacionado a la durabilidad del propio instrumento”. Este diseño garantizará el futuro mantenimiento y se evitarán riesgos “para que dure, por lo menos, otros 100 años”, añade Morales.
Los trabajos de reforma durarán dos años
24 meses de trabajo y un puzzle de piezas musicales que se deshará para volver a encajarlas después. Esto conlleva una restauración con un coste muy elevado: “Hemos escogido un presupuesto que pensamos que podemos hacer frente desde el Colegio Seminario con ayudas. Confiamos en que éstas lleguen”, admite Juan José Garrido.
Mientras tanto, la Capilla Mayor del Patriarca no permanecerá en silencio, puesto que la maravillosa liturgia que se exhibe desde tiempos del fundador, San Juan de Ribera, está intrínsecamente ligada a la música.
“Vamos a ver si nos podemos arreglar con el armónium, que es bueno, aunque sabemos que la diferencia con el órgano es abismal”, confiesa Garrido. “Es el mejor armónium que he conocido”, coincide David Morales. “Seguro que le sacaremos un gran partido”.
La restauración del órgano de “El Patriarca” se realizará en los talleres que dirige el maestro organero Carlos Álvarez. Se trata de unas instalaciones que se ubican en la localidad turolense de Villel y que cuentan con 1.000 metros cuadrados distribuidos en dos plantas.
El espacio cuenta con diversas salas para realizar los trabajos como la sala de carpintería y ebanistería, la de construcción y de restauración de tubería o la sala de prearmonización. La amplitud de la nave principal también permite el premontaje de los nuevos órganos o de los que están en restauración.
Además, dispone de un sistema de climatización que permite unas características ambientales similares al lugar en el que se instalará finalmente el instrumento. De esta manera, se logra evitar posibles daños ocasionados por los cambios bruscos de temperatura y humedad.