07 Mar El Foro de Laicos del Arzobispado de Valencia conmemora el Día Internacional de la Mujer En el marco de esta celebración ofrecen su testimonio la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas, la valenciana Montse Escribano, y Cristina Antolín, misionera alicantina y médico en África
En el marco de esta celebración han ofrecido su testimonio la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas, la valenciana Montse Escribano, y Cristina Antolín, misionera alicantina y médico en África durante más de 30 años
El Foro de Laicos del Arzobispado de Valencia conmemoró el Día Internacional de la Mujer -que se celebra el 8 de marzo- con una eucaristía el pasado 2 de marzo en la iglesia de San Lorenzo, presidida por el Vicario de Evangelización, Melchor Seguí, y una conferencia, bajo el lema este año “La mujer en el mundo”.
La misa fue oficiada por Melchor Seguí, y, posteriormente, en el salón de actos de la sede del Arzobispado de la calle Avellanas, 12, tuvo lugar la ponencia con el título “Estar en el mundo…. Sin ser del mundo”, impartida por Margarita Tarabini-Castellani Aznar, profesora y doctora en Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Después, se abrió un coloquio con la participación de los asistentes, informan desde el Foro de Laicos, que organiza el encuentro.
Actualmente, más de sesenta asociaciones y movimientos femeninos están integrados en el Foro de Laicos del Arzobispado, todos ellos dedicados a obra social y apostolado seglar, a la evangelización y a la promoción de la mujer en el trabajo.
Montse Escribano: “Las mujeres de la Biblia tienen mucho que decirnos”
En el contexto de la celebración del Día Internacional de la Mujer, ofrecemos dos testimonios de mujeres comprometidas: la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas y una misionera alicantina que ejerció su profesión de médico más de 30 años en África.
La valenciana Montse Escribano es la representante de las teólogas españolas, responsabilidad que compagina con su labor como profesora de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer-UCV -donde es la segunda mujer que forma parte de su Junta- y profesora de Religión en Secundaria.
Especializada en Neuroteología también ha abordado la presencia de la mujer en la Sagrada Escritura y la aportación de las mujeres en la Iglesia. Desde esa perspectiva defiende que “la historia de la salvación no es posible entenderla sin las mujeres. La teología feminista ha buscado a todas esas mujeres -Eva, madre de todos los creyentes, y todo un conjunto de historias en las que han estado presentes y no siempre han sido de interés. Es imposible entender el Nuevo Testamento sin la figura de los patriarcas, por supuesto, pero tampoco sin las matriarcas”.
“El Evangelio comienza porque hay una mujer, María, que dice sí.Y acaba con otra mujer que es María Magdalena que va al sepulcro. Y a la primera que se le presenta como resucitado es a ella. Tenemos, por tanto, un relato de mujeres completamente enmarcado. Tampoco podemos entender la vida de Jesús sin la presencia de las mujeres, sería un Jesús mucho más pobre”, destaca.
Para la teóloga, “no se trata solo de rescatar a estas mujeres sino de entender todo el relato desde otro punto de vista completamente distinto”. Y además, “es importante ver la historia de las mujeres bíblicas y también de las santas y de las que han estado presentes en nuestra historia diocesana como sor Isabel de Villena o las grandes abadesas. Religiosas y laicas que han construido nuestra historia y que no se han visibilizado”.
Estas mujeres “siguen teniendo muchas cosas que decirnos para el presente y, justo ahora, las necesitamos. Estamos en un momento eclesial que es tan delicado, tan importante y tan decisivo que es necesario traer todo lo que tenemos, ya que para caminar es necesario saber nuestra historia”, explica Escribano, y añade: “La Iglesia no puede prescindir de ellas, nos aportan luz y salvación, además de mucha alegría. No las podemos dejar al margen porque nos van a ayudar para el futuro, para los retos que tenemos”.
Y subraya: “La Iglesia siempre ha sido un entorno femenino, es decir, nunca ha sido un entorno puramente masculino. Quizá la parte más masculinizada ha sido la de la decisión y de la autoridad. Hoy es necesario que todos estén representados, incluidas las mujeres, en los órganos de decisión. Es tiempo de pensar esos cambios y de crear oportunidades”.
Cristina Antolín: “El hospital San Martín de Porres en Camerún es un sueño cumplido y un gran regalo”
Cristina Antolín Tomás, nacida en Orihuela, vivió 32 años en África donde unió su vocación religiosa y por la medicina y donde sufrió los horrores de la guerra. Ahora, desde España, donde ejerce como Priora General de la Congregación de Santo Domingo, alza su voz para concienciar de la necesidad de ayudar más allá de nuestras fronteras y relata su experiencia en el Congo y en Camerún donde fundó el hospital San Martín de Porres, uno de los mejores del país.
“No sé por qué, siempre quise ser médico, era algo que tenía muy claro”, cuenta sor Cristina, que sintió a los 15 años la vocación religiosa con la visita a su colegio de una religiosa llegada de República Democrática de Congo. Con sólo 26 años emprendió la misión al Congo “donde comencé de verdad a aprender. Al final te conviertes en un médico resolutivo, solucionando lo que llega a tus manos, que es lo importante allí, no tanto la especialidad que puedas tener”.
En Isiro “pasaba consulta, operaba cataratas, apendicitis, hernias o atendía problemas ginecológicos en un hospital en plena selva con muy pocas condiciones y a 2.300 kilómetros de la capital Kinshasa”. Lo mismo sucedió en Camerún, su siguiente destino, donde atendía enfermedades tropicales como la malaria; infecciosas, por la falta de higiene; problemas de salud de la mujer, de ginecología y obstetricia, porque tienen muchísimos hijos y dan a luz en malas condiciones”. Sin olvidar la traumatología por los continuos accidentes y la “cirugía de guerra” o cirugía urgente.
En Yaundé, capital de Camerún, en el barrio de Mvog Betsi, en una de sus calles de tierra, sobre un pequeño promontorio, se levanta el hospital San Martín de Porres que empezó siendo un pequeño dispensario. Gracias a esta misionera el centro dispone de servicios difíciles de encontrar y a precios económicos para atender a todos los pacientes, independientemente de su nivel adquisitivo.
Tal y como relata con una gran sonrisa, es “un sueño cumplido y un gran regalo para la gente y para los que han trabajado allí con pocas condiciones que ven ahora que pueden ser muy parecidas a las de Europa”. El hospital ha pasado de atender 16.000 consultas en 2008 a 55.000 en 2020, y de tener 670 hospitalizados en medicina interna en 2008 a los 185 pacientes al mes actualmente.
Además, el hospital está formado por personal africano, con una plantilla con 163 empleados, y solo dos son extranjeros. “Es un gran equipo de profesionales cameruneses que atienden, junto a voluntarios de distintas nacionalidades, a más de 55.000 personas cada año”, indica la religiosa, que destaca que “ahora la necesidad más grande en África es la formación, que todos puedan tener acceso a una formación de calidad, universitaria o profesional”.