«El catequista, signo de esperanza», una obra que facilita la formación permanente de los catequistas En su viaje apostólico a Indonesia, el Papa Francisco reconoció la labor de los catequistas situándoles al frente de la Iglesia

«El catequista, signo de esperanza», una obra que facilita la formación permanente de los catequistas En su viaje apostólico a Indonesia, el Papa Francisco reconoció la labor de los catequistas situándoles al frente de la Iglesia

El Año Santo 2025 puede ser un momento oportuno para profundizar en nuestra vocación de catequistas. Por eso la Comisión Regional de Catequesis de Aragón (CRCA) ha promovido la obra El catequista, signo de esperanza para facilitar la formación permanente sistemática que capacite al catequista en su tarea de ser testigo de la fe.

El pasado 4 de septiembre, en su viaje apostólico a Indonesia, el Papa Francisco reconoció la labor de los catequistas situándoles al frente de la Iglesia con estas palabras: “La Iglesia —debemos pensar en esto—, a la Iglesia la llevan adelante los catequistas. Los catequistas son aquellos que van al frente, que siempre van al frente. Luego vienen las religiosas —inmediatamente después de los catequistas—; le siguen los sacerdotes y el obispo. Sin embargo, son los catequistas los que van “siempre al frente”, son la fuerza de la Iglesia”.

De esta manera, la CRCA ofrece el texto de la bula de convocación del Jubileo del papa Francisco, Spes non confundit, que nos da el marco eclesial en el que nos vamos a mover este curso y, distribuida en seis sesiones, la encíclica de Benedicto XVI Spe Salvi, para trabajarla en grupo. En ambos casos se ofrecen propuestas de trabajo (pautas y recursos para el acercamiento personal y el encuentro en grupo, sentido y claves de los textos, canciones para escuchar, cantar y comentar, y oraciones para orar e interiorizar) que nos ayudarán a crecer en esperanza para contagiarla a los demás.

En un territorio desigual, pero con necesidades similares, los catequistas siguen siendo los pilares de las comunidades. Colaboran con los sacerdotes y, junto con otros muchos agentes de pastoral, son signo de esperanza para muchas personas, son presencia de la Iglesia que desea estar y vivir en medio de sus gentes.

El catequista, en nombre de la comunidad, al compartir su fe y acompañar a niños, jóvenes, adultos y familias va construyendo una nueva humanidad, centrada en la fe en Cristo, nuestra única y verdadera esperanza. Los catequistas son, por su presencia y buen hacer, signo de credibilidad en una sociedad en donde la labor de la Iglesia es cuestionada: son el rostro de una Iglesia en salida, propositiva, alegre, paciente…

La obra ha sido publicada por la editorial PPC.