26 Ene El cardenal Cañizares defiende “la fuerza de la oración” por la paz en Ucrania y en el mundo e invita a “abrir las inteligencias y los corazones a la concordia”
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha defendido hoy “la fuerza de la oración” ante la “situación delicada entre Rusia y Ucrania, en la que vemos con pavor la paz mundial amenazada, casi rota o a punto de romperse” y ha invitado a “abrir las inteligencias y corazones a la concordia y a la búsqueda de soluciones justas, que nunca falte la solidaridad y la benevolencia, signo de humanidad, para las gentes que tienen que dejar sus tierras y huir en medio de grandes penalidades, y que no olvidemos a las víctimas, sobre todo a los niños y a las mujeres, y a tantísimos que están sufriendo ya los horrores de la guerra y la violencia”.
El Papa Francisco “nos ha convocado a toda la Iglesia a una jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania y en el mundo, por eso la Iglesia que está en Valencia, esta mañana, está reunida con su Obispo ante la Mare de Déu”, ha explicado el Arzobispo en la misa que ha presidido hoy en la Basílica de la Virgen de los Desamparados.
En la celebración, el Cardenal ha pedido que “el Señor convierta nuestros corazones y nos haga trabajadores incansables de la paz en este mundo tan necesitado de ella e ilumine la conciencia de todos los responsables políticos y militares, especialmente de las principales potencias mundiales, para que, por la vía del diálogo, de la verdad y la justicia y la superación de todo interés que no sea el del acuerdo y el bien común, procedan a establecer la paz”.
Oración por la paz, esta tarde, con la comunidad de Ucrania
En el marco de la misa por la paz, el Arzobispo ha invitado “a todos los presentes y a todas las comunidades a orar por la paz” y ha anunciado la convocatoria de un encuentro, esta tarde, a las 19:30 horas, con la comunidad de Ucrania, en la parroquia del Pilar de Valencia, para rezar por la paz”.
Del mismo modo, el Arzobispo ha hecho hincapié en la necesidad de rezar porque “creemos en la fuerza de la oración, sobre todo de la Eucaristía, porque la oración y el ayuno son armas muy poderosas que tenemos los creyentes” y ha resaltado la importancia de elevar oraciones “para las naciones víctimas de odios e injusticias, en Rusia y Ucrania, pero también en Siria, en Oriente Próximo y en tantas otras partes del mundo como Irak, Venezuela y Sudán”.
La guerra “es muerte y destrucción” y conlleva “amenaza de violencia, ruidos y rumores de armas de aflicción y de odio” y “el mundo entero está amenazado por la escalada de violencia, la injusticia, el egoísmo y odio que traen la guerra”, ha denunciado el Cardenal, que ha incidido en que “todos somos hermanos” y se pregunta “¿cómo es posible la guerra, el enfrentamiento, la ruptura que nos pierde y destruye y no engendra vida sino división y muerte?”.
Frente a esa situación, “sólo sobre el Hijo de Dios podemos edificar una casa común para todos: Él es la piedra angular que da consistencia y firmeza a todo el edificio de la humanidad, que se construye sobre la roca firme de la paz” porque “Cristo es nuestra paz, nuestra única salvación y en la guerra se pierde todo, y algo, al menos, se gana con la paz”, ha reclamado.
Igualmente, el Cardenal ha precisado que “separados de Cristo no podemos dar frutos de amor, de alegría y de paz” por ello nos anima a “unirnos a Él para encontrar esa casa de paz, donde reine la concordia, en la que nos sentemos a la misma mesa, en familia, unidos fraternalmente”.
“Todo se pierde con la guerra y todo se gana con la paz”
El Arzobispo ha invitado a orar “incesantemente y llenos de fe y confianza, para que se encuentren vías justas, pacíficas y humanas a los diversos y grandes conflictos que afligen hoy a la humanidad, para que Dios conceda sabiduría e inteligencia, cordura y razón, a los que tienen responsabilidades políticas para que respeten siempre la dignidad humana, se esfuercen con dedicación y acierto al bien común, garanticen el desarrollo y la seguridad y se esfuercen hasta la extenuación por construir la paz: NO a la guerra, SÍ a la paz, todo se pierde con la guerra y todo se gana con la paz”.
En esta jornada convocada por el Papa “sentimos la urgencia de estar unidos a Cristo y así estaremos unidos entre nosotros, formaremos una comunidad y fraternidad fuerte y sólida, inquebrantable. Hoy el Señor une a tantos hermanos oprimidos por tantas clases de mal, singularmente víctimas de la violencia asesina y de la guerra. Busca a quién está perdido en los laberintos de la soledad y la marginación y guía los pasos de quienes buscan la justicia y la paz”.
Además, “el Señor inspira e ilumina a representantes de las naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de armas, de armas de destrucción masiva, letales”, ha asegurado el Arzobispo, quien ha recordado la necesidad de “unirnos a la plegaria ardiente y vigorosa del Papa Francisco”, secundando las palabras del Pontífice, para conseguir “frutos de paz para el mundo entero, comenzando por las amadas Ucrania y Rusia”.
Desde la Basílica de la Virgen de los Desamparados, el titular de la Archidiócesis ha pedido “que cese la tensión y la violencia que genera destrucción y muerte, siembra el terror y abre divisiones y odios, y las amenazas contra la humanidad y que se restablezca la paz en la justicia”.
Por todo ello, “es hora de intensificar, cada uno de los fieles cristianos -de cualquier estado y condición- la oración por la paz, de que las comunidades cristianas oren con fe viva y corazón anhelante por ella. La oración de hoy es por Ucrania y Rusia, y también por EE.UU y Europa, por todo el mundo. Recemos todos los días por la paz, singularmente, en este año previo al centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados”.