Proclamación solemne de la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora de Llíria, presidida por el Arzobispo "Vos anime a que esta celebració siga un compromís renovat de la vida cristiana"

Proclamación solemne de la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora de Llíria, presidida por el Arzobispo "Vos anime a que esta celebració siga un compromís renovat de la vida cristiana"

  • Este reconocimiento “nos une al Santo Padre y a la Iglesia universal y nos anima a vivir con mayor fervor la fe, la liturgia y la misión evangelizadora”, afirma el párroco
  • Eucaristía con la asistencia de más de 50 sacerdotes

 

Fotografías «A. Saiz/ Delegación Medios Arzobispado Valencia»

El Arzobispo de Valencia, mons. Enrique Benavent, presidió este domingo en Lliria la proclamación solemne de la parroquia Asunción de Nuestra Señora como Basílica después de la concesión de este título por el papa Francisco el pasado mes de noviembre.

En la proclamación solemne tomaron parte los rectores de las Basílicas de la archidiócesis, entre ellos, de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, Melchor Seguí, Vicario de Evangelización, además del Vicario para la Acción Social y Caritativa, el abad de la Colegiata de Gandia y el de Xàtiva, y más de 50 sacerdotes.

Durante la celebración- retransmitida por La Ocho T.V.- se leyó el decreto de concesión del título, por parte del Canciller-secretario del Arzobispado, y se exhibieron, por primera vez, los símbolos de la Basílica – Umbrella y Tintinábulo- y se entronizaron en el Altar Mayor.

El arzobispo de Valencia recordó, en sus primeras palabras, la importancia del momento que se estaba viviendo para la ciudad de Lliria y para la parroquia de l’Assumpció de la Mare de Déu, ya que es “un moment que d’alguna manera és el reconeixement per part de la Santa Seu d’un passat de fe; d’un passat de vida cristiana; d’un passat d’una fe i d’una comunitat cristiana que va ser capaç de construir esta basílica tan gran. Una fe que ha donat fruits de vida cristiana al llarg de tants segles; una fe que s’ha expressat en la bellesa i en la grandiositat d’esta església parroquial i una fe que ha mantés viva el poble de Déu ací en esta ciutat de Lliria. Podríem dir que en eixe reconeixement també nosaltres donem gràcies a Déu perquè el que és la vida cristiana en esta ciutat és un tresor que hem rebut dels nostres avantpassats, dels cristians que ens han precedit en el signe de la fe i que han aconseguit transmetre exija fe que està viva hui en dia en esta ciutat”.

Mons. Benavent quiso recordar y agradecer “el testimoni de fe de tots aquells cristians que des de fa segles han viscut la vida de la fe i han edificat l’Església com una comunitat de fe, d’esperança i d’amor. Per això hem de donar-li gràcies al Senyor. Però esta celebració no pot solo mirar el passat”. Porque “és un passat del qual estem orgullosos, un passat gloriós. Però l’Església no pot mirar únicament al passat. Els cristians estem cridats a mirar al present i a mirar el futur des de l’esperança».

Un compromís per a transmetre la fe a les generacions noves, el gran repte que tenim com a Església en el moment actual”

Pero este reconocimiento también ha de ser una celebración y un compromiso “”per a tots els que formen esta comunitat parroquial. Un compromís per a tots els cristians de la ciutat, també de les altres parròquies. Un compromís, en definitiva, que tots els cristians estem cridats a viure en els nostres llocs, en les nostres parròquies i en les nostres comunitats cristianes. Un compromís per a transmetre la fe a les generacions noves. Perquè eixe és el gran repte que tenim com a Església en el moment actual”.

El Arzobispo también incidió en la importancia de las generaciones venideras  puesto que “la fe de les generacions futures d’alguna manera es té que renovar en cada generació. I la nostra missió com a cristians és donar un testimoni de la fe.Un testimoni de vida que aconseguisca fer atractiu el missatge cristià. Que aconseguisca mostrar la bellesa de la vida cristiana. Que aconseguisca mostrar que la fe cristiana pot il·luminar el nostre món i pot sembrar una vida nova, una vida de gràcia en este món tan complicat en el que estem vivint”.

Asimismo recordó que únicamente “quan els cristians vivim la nostra vida, la nostra vocació, en la família, en el sacerdoci, en la vida consagrada, en el treball, en la societat pública, com a entrega de la nostra persona, com a entrega de la nostra vida per a fer-nos servidors dels altres, és com l’Església va creixent i com l’Església va fent-se gran”.

“Per això vos anime a que en primer lloc esta celebració siga precisament un compromís renovat de la vida cristiana. Un compromís renovat per a ser testimoni de l’Evangeli, per a anunciar l’Evangeli en el nostre món. A més de transmetre la fe, el compromís dels cristians té que ser anunciadors de l’Evangeli”, concluyó al tiempo que recordó a todos los presentes que “ser basílica és un compromís per a cuidar la bellesa de lo que açí es viu. De la litúrgia, de les celebracions, de la proclamació de la paraula. Però sobretot, per a recordar-nos que la bellesa de l’Església està en la santedat dels seus fills. I eixe és el camí de la vida cristiana”.

Además de las autoridades locales, participaron también el presidente de la Diputación de Valencia, la Honorable Clavariesa de las fiestas vicentinas, así como todas las Cofradías y Asociaciones de Llíria.

Para preparar este día grande la Plaza Mayor y los alrededores de la Basílica fueron arreglados para la ocasión. Además, se instalaron en la fachada principal los escudos de la Basílica y del Papa.

Toda la comunidad parroquial y la ciudad de Llíria se volcó con este acontecimiento. “Es una gran alegría para toda la gente, ya no solo de la parroquia sino de toda la ciudad, porque Llíria tiene una iglesia basílica que nos une al Santo Padre y que nos une en la comunión de la Iglesia universal y nos anima a vivir con mayor fervor la fe, la liturgia y la misión evangelizadora”, afirma el párroco, Miguel Ángel Gómez.

“También quiero agradecer de corazón a toda la comunidad parroquial su implicación, interés y devoción. Que este nombramiento sea un impulso para seguir creciendo juntos en santidad y servicio, bajo la protección de la Santísima Virgen y nuestros santos patronos”, ha asegurado.

La Santa Sede, a través del Dicasterio del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, concedió el título de Basílica Menor a la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Llíria, un acontecimiento histórico para la localidad y su comunidad cristiana cuyos orígenes se remontan al siglo XIII.

De esta manera, este templo de Llíria, el tercero más grande de la Archidiócesis – después de la Catedral de Valencia y la Colegiata de Xàtiva-  ha sido elevado por el papa Francisco a la dignidad de Basílica Menor y en esta iniciativa, para su designación, se han unido instituciones, asociaciones, toda la feligresía, grupos pastorales, cofradías, así como el Ducado de Alba (porque el duque de Alba es duque de Lliria) que también se sumó al proyecto.

Requisitos para alcanzar el “título basilical”

Para que un templo pueda alcanzar el título basilical debe reunir varios requisitos, entre ellos: “ser un templo de excepcional esplendor, levantado con un perfil destacado; ser el foco espiritual de una comunidad que es santuario para la multitud de devotos que acuden a él y poseer un tesoro espiritual y sagrado, dando culto ininterrumpido al Señor, a la Virgen y al santo venerado en él”.

Y es que la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Llíria es el templo de referencia dentro de la Vicaría V de la archidiócesis de Valencia, donde se realizan todas las celebraciones litúrgicas y festivas dentro de las fiestas patronales de Llíria. En él se veneran imágenes de los patronos de la ciudad de Llíria: San Vicente Ferrer y San Miguel Arcángel.

Las basílicas mayores están solo en Roma y las basílicas menores «son comunión con el Papa en las distintas archidiócesis o diócesis del mundo”. Por ello, “ponerte en ese valor y en ese título y honrarte con esos honores a un templo parroquial, es algo grande para la archidiócesis”.

Actualmente, “Llíria es un lugar de peregrinación sobre todo por dos lugares concretos: el monasterio de San Miguel – el mes de septiembre es San Miguel, y es un hormiguero de gente- y también el paraje de San Vicente, donde logró el milagro San Vicente Ferrer”, explica el párroco.

Y, al mismo tiempo, la Basílica acoge también la devoción de los patronos de Llíria y esto significa  una “puerta abierta a todo el mundo, para que venga a conocer las devociones, a conocer la historia y a conocer todo lo que lo que podemos ofrecer como patrimonio, y también como patrimonio religioso, que es mucho”.

Miguel Ángel Gómez, que asegura ser “heredero” de lo que han hecho sus antecesores, afirma que la Basílica de la Asunción reúne todos los requisitos para tener este título, uno de ellos, su arraigada devoción y porque su iglesia es de una “magnitud considerable”.



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