12 Jun Trabajar sinodalmente en los retos de la diócesis El Arzobispo preside el Consejo diocesano de Pastoral
El año 2025 viviremos en la Iglesia un acontecimiento que puede ser un momento de renovación eclesial y de conversión personal. Se trata del Jubileo ordinario que se celebra cada 25 años, en esta ocasión con el lema “Peregrinos de la Esperanza. La gran Peregrinación diocesana a Roma se celebrará del 18 al 23 de febrero presidida por el Arzobispo, Mons. Enrique Benavent. No obstante y aunque se puedan organizar otras peregrinaciones sectoriales organizadas desde Roma esta es la cita de la diócesis para el Jubileo. El 22 de septiembre se celebrará una Vigilia diocesana de Oración a las 19:00 horas en la Catedral de Valencia, presidida por el Arzobispo.
Este anuncio se realizó en la última reunión de curso del Consejo diocesano de Pastoral, presidido por el Arzobispo, en la que Mons. Benavent presentó las principales orientaciones en la preparación al Jubileo Universal -recordamos también la Carta pastoral que dirigió a la diócesis, ‘Una Iglesia esperanzada’-. Monseñor Enrique Benavent presentó asimismo la Bula del Papa Francisco de convocación del Año Jubilar 2025, de la que destacó las dimensiones espiritual, penitencial, celebrativa y socio-caritativa.
El Arzobispo propuso que se realicen “aportaciones y propuestas para el Año Jubilar para entrar en la dinámica de la Iglesia universal a la que convoca el Papa Francisco. La esperanza no defrauda -dice la frase de San Pablo-“ y el Arzobispo invitó a que se medite acerca de esta Bula. “El Papa diseña lo que tendría que ser una celebración, porque estamos acostumbrados a reducir la celebración a unas peregrinaciones, la indulgencia plenaria…y alguna obra de misericordia. Pero el Papa lo que quiere es que sea un acontecimiento espiritual, que dé un tono a la vida de la iglesia durante todo este año. Hay un esfuerzo del Papa para que no se quede en actos externos sino que haya signos que estén presentes en la vida de la iglesia no sólo en días concretos, sino todo el año”.
El Arzobispo explicó que el Papa distingue en esta Bula cuatro elementos o dimensiones fundamentales y las desgranó en sus diferentes objetivos:
La espiritualidad. “El Año Jubilar tiene que estar marcado por una profundidad espiritual. El tema de la esperanza afecta a todas las dimensiones de la vida de la Iglesia, en las situaciones difíciles de la vida y esperanza en la vida eterna, la esperanza cristiana. El Papa nos invita a que profundicemos en esa dimensión la esperanza como virtud teologal que imprime un carácter a la vida del cristiano. Por eso es bueno que pensemos exacciones no tanto hacia fuera sino también hacia dentro”.
La dimensión celebrativa. “Los cristianos estamos llamados a celebrar con gozo nuestra fe y aquí aparecen las peregrinaciones, que deben ser expresión de un pueblo que camina en medio del mundo esperanzado. La Santa sede ofrece la posibilidad de encuentros para todos los ámbitos pastorales de la vida de la Iglesia, a la que nos sumamos, como jóvenes, familias, cate- quistas…Y las que se harán a nivel diocesano para aquellos que no puedan ir a Roma, y algunos lugares diocesanos serán de peregrinación. El Papa insiste en la penitencia, en una renovación interior y que los lugares jubilares sean lugares de acogida para los peregrinos”.
La dimensión social. “El Papa dice que las obras de miseri- cordia son lugares de esperanza, y nos invita a compartir con presos, faltos de libertad por diferentes circunstancias, la aco- gida de inmigrantes, exiliados, atendiendo a los pobres, a los ancianos…”
La dimensión pastoral. “Cómo las obras de misericordia han de estar presentes en el Año Jubilar. Estas iniciativas hay que evitar que sean puntuales, sino que estos signos de esperanza deben crear instrumentos para que en la vida de las pa- rroquias y de la diócesis no se limiten al tiempo de la celebración del Año Jubilar sino que estén y sigan presentes”.
El Vicario de evangelización, Melchor Seguí anunció que por Vicarías se impartirán talleres de oración, preparados por el Secretariado de Espiritualidad como preparación de ese itinerario hacia la celebración del Jubileo universal, en el mes de octubre De hecho, ya están constituidos los equipos que los impartirán. También se impartirá uno dedicado a los jóvenes. Melchor Seguí anunció otra fecha para anotar: el 22 de septiembre se celebrará una Vigilia diocesana de Oración a las 19:00 horas en la Catedral de Valencia, presidida por el Arzobispo.
TRABAJAR EN SINODALIDAD
Al respecto el Arzobispo se ha mostrado partidario de “recoger propuestas que nos unan a todos, que creemos un clima espi- ritual común, con sugerencias pastorales y signos comunes y gestos hacia las personas más necesitadas de esperanza. Afirma el Arzobispo que la frase del Papa ‘las obras de misericordia son signo de esperanza’ es una frase es muy iluminadora de lo que el Santo Padre quiere que signifique la celebración del Jubileo”.
El Arzobispo de Valencia invitó a trabajar propuestas que se irán desarrollando en los próximos ejercicios anuales, ideas, propuestas, sugerencias que se incorporarán como orientaciones pastorales desde el diálogo mutuo para los próximos cursos. De este modo que “las orientaciones pastorales no vengan sólo desde arriba, sino que las trabajemos sinodalmente, y eso significa dialogar sobre ellas, acogerlas, proponer sugerencias nuevas, e ir estudiando los retos que la diócesis tiene de cara a próximas orientaciones pastorales”.
Un estilo sinodal que también descubrimos en la Carta Pastoral que dirigió a la diócesis, en la que Mons. Benavent afirmó “descubrirán que muchos de los temas que aparecieron en los diálogos, en las intervenciones de aquellos encuentros que se han mantenido por vicarías, están reflejados en la Carta Pastoral escrita en la preparación del próximo Jubileo, y además recoge una reflexión sobre la situación de la Iglesia en el momento actual, las circunstancias en las que estamos viviendo en la Iglesia y en el mundo, los retos que plantea la evangelización. Son temas que nos ayudan a reflexionar, a trabajar juntos”.
Como algunos de los encuentros de balance de curso, el Arzobispo repasó algunas de las convocatorias por vicarías que han tenido su impronta, como las celebradas con los catequistas con una alta participación “donde se ve la vitalidad de la diócesis”, o también los encuentros de Cáritas.
Mons.Benavent puso de especial relieve algunos de estos encuentros, importantes en el momento actual “en materia de formación en la manera de relacionarnos con los menores de edad. Ha habido encuentros por vicarías, con movimientos que tratan con jóvenes, sabemos que es un tema sensible pero desde la diocesis pensamos que es conveniente ofrecer estas jornadas de formación en las realidades eclesiales que trabajan con menores y jóvenes, que ya está implantada con normalidad en los colegios. Una materia de formación en se
nsibilización presentando los protocolos ya publicados, como se hizo con los sacerdotes también con los laicos porque nos atañe a todos”.
Mon. Enrique Benavent afirmó que “todos ellos han sido momentos de encuentro, momentos de reflexión, en que mostramos nuestra preocupación, nuestro compromiso por seguir implicados todos en la misión de la Iglesia” y expresó “el agradecimiento por todo su trabajo y por lo que intentamos entre todos hacer, apoyándonos siempre los unos en los otros”.
APORTACIONES AL SÍNODO DE LA SINODALIDAD
La Delegada de Laicos, Amparo Estellés, explicó la síntesis de las aportaciones de la diócesis de Valencia para el Instrumentum laboris del Sínodo Universal y el vicario de Evangelización, Melchor Seguí, resumió las recogidas en un único documento de la Conferencia Episcopal Española -cabe señalar que con buena cantidad de las aportaciones valencianas- para la celebración de la segunda asamblea del Sínodo, que se celebrará en el mes de octubre de este año.
Acompañaron al Arzobispo, el Vicario de Evangelización Melchor Seguí; el Vicario general, Vicente Fontestad; el Canciller-secretario, José Francisco Castelló; los vicarios episcopales Jorge Miró, Joaquin Ángel Gil, Ricardo Estrems y Emilio Her- nández ; también estuvieron presentes la directora de Cáritas diocesana, Aurora Aranda, la directora de Manos Unidas, Ana Ruiz, la delegada de Laicos Amparo Estellés y del Foro, Eduardo Osca, y otros representantes de de la diócesis que forman parte de este Consejo.