Entrevista al vaticanista Javier Martínez-Brocal: “Desde la libertad y la coherencia el Papa tiene una credibilidad envidiable” Autor de "El Sucesor", dedicado al Papa Francisco y sus conversaciones con Benedicto XVI

Entrevista al vaticanista Javier Martínez-Brocal: “Desde la libertad y la coherencia el Papa tiene una credibilidad envidiable” Autor de "El Sucesor", dedicado al Papa Francisco y sus conversaciones con Benedicto XVI

Foto: Cristian Gennari

AMPARO CASTELLANO. Javier Martínez-Brocal es vaticanista y autor de ‘El Sucesor’ (Editorial Planeta), uno de los libros que más éxito está teniendo en los últimos tiempos, dedicado al Papa Francisco y sus conversaciones con Benedicto XVI

– Cuando hablas en el título de El Sucesor, ¿es en el sentido de sucesor como Pontífice o estamos hablando del sucesor de Pedro?

-Pues fíjate, al Papa Francisco le gustó mucho el título. El título de trabajo era ‘Mi recuerdo de Benedicto XVI’. Pero hacía falta hacer un título que encerrara la fuerza que tienen las confesiones sobre la relación entre los dos papas. Y entonces encontré este este título que es un juego con el lector, porque él abre el libro pensando que va a decir una cosa sobre el sucesor de Benedicto XVI y lo cierra dándose cuenta de que el Papa es el sucesor de Pedro.

-Es que es mucho más difícil ser el sucesor de Pedro. ¿Crees que ha sido más criticado el Papa Francisco que otros Pontífices?

-Yo creo que las redes sociales nos hacen ver que hay más críticas al Papa Francisco que a otros pontífices. Todos los Papas han sido criticados. Ser papa es ser mártir, hay una dimensión de mártir y de martirio en el papado. Quizá el Papa Francisco lo que está enseñando es que las críticas al Papa vienen también de sectores de la Iglesia que nunca se había atrevido a enfrentarse públicamente al Papa.

-Eso es lo que quizá es más doloroso. Ha habido críticas en todos los papados pero no sé si tan públicas como contra el Papa Francisco

– Sí, creo que es un problema de las redes sociales, pero incluso del propio Vaticano. Cuando Pablo VI publicó Humanae Vitae las críticas fueron tan fuertes que él dijo que no iba a escribir ninguna otra encíclica. En el caso del Papa Francisco le pregunté, ¿usted cómo vive todo esto?. Y dijo, “creo que quizá yo soy un poco desordenado y no me saben entender, no saben por por dónde voy”. Yo creo que en el caso del Papa Francisco falta una figura que ayude a dar los criterios y las categorías que permiten entender los gestos de Francisco, que son disruptivos, y esa figura no se da. Dicho esto, hay un sector de la Iglesia más conservador que nunca habría criticado a un Papa y que lo está criticando abiertamente. Cualquier crítica al Papa es muy dolorosa.

– Me decías que al Papa le había gustado muchísimo el título. No sé si luego has tenido un feedback de si lo ha leído.

– La parte principal de la entrevista, la vimos juntos y él dijo “Oh, esto, esto va a ser muy fuerte”. Pero lo importante es que es un trabajo en el que él se reconoce en la entrevista periodísticamente. Una cosa que me me ha dado mucha satisfacción es que el Papa Francisco, cuando lee sus respuestas y también el tono con el que vienen presentados los encuentros, él se reconoce.

Foto: Alberto Sáiz

– Se ha intentado contraponer a Benedicto XVI y al Papa Francisco. Sabemos por tu obra, que evidentemente nunca fue así, pero sí hay dolor sobre el cerco al que se sometió al Papa emérito.

– Es indudable que Benedicto XVI y el Papa Francisco tienen visiones de la realidad y del mundo diferentes, y en ciertos medios de comunicación y ciertos sectores de la Iglesia se apuntaba a las diferencias, confundiendo con ser enemigos.Yo creo que Francisco hace un libro sobre la ‘polarización’, y está diciendo no confundir el desacuerdo, el poder votar partidos políticos distintos o el tener visiones de la iglesia diferentes, con el ser enemigos.
Uno de los momentos más solemnes de la entrevista fue cuando el Papa recordó el último encuentro que tuvo Benedicto XVI con los cardenales -y no solía improvisar-pero dijo “entre vosotros está mi sucesor, a quien yo desde este momento le prometo mi total lealtad y mi completa obediencia”, y el Papa Francisco me decía “Javier, te aseguro que la vivió hasta el final, que no hubo ni un instante en el que no fuera leal”. Creo que con este libro el Papa Francisco también quería corregir versiones lanzadas desde sectores cercanos a Benedicto XVI, desde su secretario, que apuntaban a que Benedicto no había sido leal porque no estaba satisfecho con el pontificado de Francisco. Cuando Benedicto estaba muy contento del hecho de que viniera un Papa de una zona geográfica en la que nunca había habido Papas y esto iba a ayudar a ver la realidad desde una perspectiva diferente. Estaba muy contento.

– ¿Quizá una de las cosas que perjudicó puede ser el hecho de que se le mantuviera la categoría de Papa emérito? Porque por lo que cuentas, Benedicto XVI no quería eso.

– Cuando planifica su renuncia, dice ‘yo quiero llamarme Padre Benedicto’, que es una solución perfecta, porque él mantiene el nombre de Benedicto (no de Ratzinger) pero no de Papa. Eso hubiera ayudado. Porque hubo un sector de la Iglesia que pensaba que Benedicto era el garante del pontificado.Sin embargo él decía ‘prefiero que no me manden nada, porque yo no soy el Papa, el Papa es Francisco’. Pero el Papa Francisco quizá no daba algunos pasos por respeto a Benedicto. Verdaderamente, entre los dos hubo gran libertad. A mí hay un elemento que me gusta mucho es que cuando le propuse el libro, tres semanas después del fallecimiento de Benedicto, Francisco me dijo: ‘ahora no, pero Benedicto se merece algo así, porque Benedicto para mí fue un padre. No te puedes imaginar lo que me acompañó en este camino’.Y yo le pregunté ¿ en qué sentido dice que Benedicto fue un padre? Y es muy bonito porque dice ‘mira, Benedicto me dió paciencia y me dió libertad, que es lo que hacen los padres con los hijos. El padre que no corta las alas al hijo, sino que le enseña que hay otros ámbitos que también le van a realizar como persona.

– También hay una generosidad muy grande del Papa Francisco, porque no tenía porque llevar un ‘telemando’. Inaugurando su pontificado podía haber tomado sus decisiones.

– Estamos ante dos personas personas de una altura espiritual y de una enorme fe. La fe de ambos, la fe en lo que significa ser el sucesor de Pedro y en lo que significa la Iglesia Católica y la asistencia del Espíritu Santo les llevó una gran serenidad a los dos.

-El Papa Francisco no tiene un portavoz.

– Es un riesgo. Él se fía mucho de la percepción de las personas. De hecho, es un riesgo que a él le gusta correr. Es un Papa muy valiente. Y está quitando del ser Papa los elementos que son secundarios. A muchos confunde, ¿no? Él empezó ya diciendo pues no voy a llevar zapatos rojos, no voy a vivir en el Palacio Apostólico. Claro, son cosas muy secundarias que tampoco añaden nada y que, sin embargo, han visto cómo ayudan a las personas a entender el elemento central, el corazón del mensaje del Papa. Hay dos elementos que ayudan mucho a entender el pontificado. Uno es que él intenta ganarse espacios de libertad. El cónclave que lo eligió percibió que Benedicto XVI estaba demasiado arropado y entonces el Papa Francisco va ganándose elementos de libertad, y él habla con quien quiere, da entrevistas, no pide permiso. El libro este lo corregimos él y yo, no lo corrigieron sus colaboradores. Yo me podría haber aprovechado, pero él prefiere actuar así porque quiere subrayar la libertad del sucesor de Pedro.

Foto: Alberto Sáiz

– Es decir, que cuando hace comentarios que pueden ser malinterpretados…

– Él dice que mejor una iglesia herida que una iglesia que no hable con la iglesia, que prefiera callarse. Él prefiere correr el riesgo. Y hay otro elemento ahí. Nosotros probablemente hemos sido formado con la importancia de tener ideas claras. A mí me ayudaron mucho en el catecismo. El Papa Francisco dice: ‘estupendo, pero vamos a dar un paso más, vamos a ser creíbles’. Entonces no tiene un portavoz, pero tiene una credibilidad que es envidiable.Y esa credibilidad se la ha ganado con estos gestos, con esta libertad con la que habla, con grandísimo respeto. Con coherencia. Ese también es otro elemento que es muy importante. Él se gana la libertad y la credibilidad. Sí, la credibilidad la ha ganado y yo te diría incluso tanto fuera como dentro.

– El Sínodo de la Sinodalidad. El Papa desde esa valentía se ha atrevido a abrir debates.

– Efectivamente, creo que lo que está diciendo es que hoy se puede hablar de todo, luego al final decide el Papa. Entonces tranquilos, pero que el punto de partida sea no hay temas prohibidos. Si hubiera una certeza de que la Iglesia Católica es responsabilidad de cada católico, cambiaría completamente. Al final lo que decidirá un obispo será la cosa mejor para todos y más acorde con lo que quería Cristo y quiere el Espíritu Santo. Muy bien, pero sin que haya vetos, o sea, contando con todos.

– Así como el Papa emérito hubiera querido quedarse solamente como padre Benedicto cómo se quedara el Papa Francisco? Porque no se ha modificado todavía el Estatuto del Papa.

-No quiere tocarlo. Mi impresión es que el Papa Francisco no quiere renunciar porque quiere proteger la libertad de su sucesor. Lo que hizo Benedicto fue una excepción a la regla a día de hoy. Si Francisco renuncia ya se convierte en una costumbre, y entonces ya el tercero que venga, pues va a sentir la presión de dos Papas que han renunciado. Tendrá más elementos para hacer lo que quiera.

– ¿Pero qué título se pondrá?

– Él dice que en caso de renunciar, querría ser obispo de Roma emérito, que quizá es más correcto. ¿Y vivir?. Creo que sueña con Santa María la mayor, que es una Basílica ligada con España y con América Latina, o con la Catedral de Roma, con San Juan de Letrán, o a Asís puesto que se llama Francisco.

– Pero no va a renunciar. Eso sí, te dió la exclusiva de que tenía preparada su renuncia en el caso de que tuviera algún impedimento médico.

– Sí, él ha escrito ya su renuncia, también la había escrito Benedicto XVI. Fíjate es muy curioso que el teólogo Ratzinger -cuando era profesor en Tubinga- firmó una declaración en la que pedía que se regulara la renuncia papal y que el papado también tuviera una fecha de finalización. Claro, porque antes entre que sucedía una cosa y que el Papa tiene que tomar una decisión… Ahora este tiempo se ha acortado. Francisco tiene una agenda brutal, tiene una capacidad humana y una energía.. Él entiende el ser papa como el llevar el cariño de Pedro a la gente, y no solo ser el Papa que legisla.

– ¿Crees que de alguna manera se va preparando el ambiente del siguiente cónclave?

– Le pregunté esto. Lo que quiere es que en el próximo cónclave se aseguren de que se oigan las voces de todos los católicos. Es verdad que en el pasado se elegía un Papa por los problemas de Europa. Entonces esto es muy duro para quien no es de Europa. Y el catolicismo en Europa, gracias a Dios no está muerto, y sobre todo en España está muy vivo, pero no en comparación con cómo crece o con el dinamismo del catolicismo en América Latina, en Asia o Estados Unidos. Que las problemáticas de esos lugares no se escucharan en el cónclave y que se decidiera el perfil del Papa en lugares donde el catolicismo se viene menos, eso le dolería. Él lo que quiere asegurarse es que en el próximo cónclave se escuche las voces de todos los católicos.

– De alguna manera tu libro ha servido para ‘sanar’ su versión de todas esas publicaciones paralelas?

– La traición era a la figura del Papa emérito, porque al fin y al cabo eran personas que habían estado en la confidencialidad de Benedicto. Lo que quería es que el Papa Francisco pudiera hablar libremente sobre la cuestión polémica que ha marcado estos últimos años de pontificado. No ir a la relación entre los dos Papas. Estoy contento de que el Papa Francisco haya podido contar su su versión, que es una versión muy autorizada. Habrá nuevos elementos, pero el marco general es: ‘Teníamos opiniones distintas, pero no éramos enemigos!, no le llamaría padre. Y el Papa me dijo que publicáramos, que Benedicto lo merecía y me dijo que no revelara que lo estaba escribiendo para proteger mi libertad.