
10 Abr Aniversario del Concilio de Nicea. Vicente Botella. Delegado de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso “Es una llamada a los cristianos a dar un paso decisivo de una fecha común para la Pascua”
La Vicaría de Evangelización concede un puesto destacado al Aniversario del gran Concilio Ecuménico de Nicea en la celebración Jubilar. En una concurrida disertación, el Delegado de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, Vicente Botella, explicó su trascendencia esperanzadora en el presente como llamada a los cristianos de Oriente y Occidente hacia el ecumenismo, y a dar un paso decisivo en la unidad de una fecha común para la Pascua.
Convocados por el emperador Constantino, 300 obispos se reunieron en el Palacio Imperial el 20 de mayo del año 325. El Concilio de Nicea marcó un hito en la historia de la Iglesia. Tuvo la tarea de preservar la unidad, seriamente amenazada por la negación de la plena divinidad de Jesucristo y de su misma naturaleza con el Padre. Tras diversos debates, movidos por la gracia del Espíritu, se identificaron en el símbolo de la fe que todavía hoy profesamos en la celebración eucarística dominical. Los padres conciliares utilizaron por primera vez la expresión “creemos” como testimonio de que en ese “nosotros” todas las iglesias se reconocían en comunión y todos los cristianos profesaban la misma fe.
Hoy en día, esta celebración es una oportunidad significativa para dar concreción a esta forma sinodal que la comunidad cristiana advierte como expresión cada vez más necesaria para corresponder mejor a la urgencia de la evangelización.
El legado de Nicea frente a la polarización
Resulta curioso, que mientras hemos construido gracias a la ciencia, a las redes sociales y a la economía, un mundo mucho más conectado, contrariamente, vivimos tiempos de agudización desmedida, de polarización y el enfrentamiento que divide a las sociedades y a las personas en grupos cada vez más alejados e incomunicados. En este contexto, los grandes ideales de una humanidad fraterna, de la amistad social o de la paz, pierden enteros. Esta atmósfera cultural envolvente, también influye en la dimensión religiosa, impulsando a cada credo a recluirse en sus propios cuarteles. Por este camino, casi sin darnos cuenta, la búsqueda de la comunión entre los cristianos, parece que carece de arraigo entre los discípulos de Jesús. No es que el ecumenismo no sea relevante para las Iglesias cristianas, de hecho, prácticamente todas reconocemos su trascendencia. Pero cosa distinta es saber qué es lo que entendemos exactamente por ecumenismo.
España no es un país de tradición ecuménica, pero estamos cerrando el Jubileo de la Esperanza, y nos ha de conducir a los cristianos a rezar juntos durante este aniversario. El recuerdo agradecido a Nicea ha de ser un acicate para quedarnos ‘esperanzadamente intranquilos’, hasta formarnos en el ecumenismo, es decir, nuestro corazón ha de estar preparado para la apertura a los otros hermanos cristianos, para conocerlos y quererlos más, para colaborar en pequeños proyectos comunes, en suma, para crecer en ese espíritu de comunión que atraviesa la fe cristiana, identidad en la diferencia. Necesitamos la ayuda de todos, quedémonos, pues, ‘esperanzadamente inquietos’.
“Celebración conjunta de la Pascua 2025”
¿A quién no le duele que en una familia, los hermanos no se hablen? Estamos separados, a lo mejor, por cosas insignificantes. Conociéndonos, dialogando, estando juntos podemos avanzar. En el Concilio de Nicea se trató el tema de la fecha de la Pascua. Todavía hoy existen diferentes posturas que impiden celebrar el mismo día el acontecimiento fundamental de la fe. Por una circunstancia providencial, esto tendrá lugar precisamente este año 2025. Que este acontecimiento sea una llamada para todos los cristianos de Oriente y Occidente a realizar un paso decisivo hacia la unidad en torno a una fecha común para la Pascua. Muchos ya no tienen conocimiento de las disputas del pasado y no comprenden cómo puedan subsistir divisiones al respecto.
La Iglesia de Cristo no es uniformidad, sino un misterio de unidad en la diferencia. Esta idea es fundamental para enmarcar el camino ecuménico que busca restablecer la comunión rota dentro de una unidad diferenciada eclesial reconciliada. Esa Iglesia del siglo IV, no sólo va a dejar de ser perseguida, sino que además la fe se convierte en una poderosa causa de cohesión social dentro de un imperio que pasará a ser cristiano. Fue una novedad en la historia de la Iglesia, no había precedentes en torno al valor normativo general de un Concilio, por eso, hubo movimientos de vaivén. Sin embargo, su autoridad se fue imponiendo y los sucesivos Concilios tomaron su credo o su símbolo como la referencia de la comunión eclesial en torno a la fe. Esta es finalmente la valía de su aportación, su dimensión ecuménica, favorecedora de la comunión.
Hermanos cristianos: “Los prejuicios se disuelven”
En la disertación de Vicente Botella estuvieron presentes Emmanuel Pupi, sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Romana, quien indicó que «el futuro es buscar la unidad, Cristo es lo que nos une». Luis Álvarez, pastor bautista, señaló que “colaborar en el Centro Ecuménico Interreligioso ha llevado no solo a tener hermanos y hermanas, sino también amigos”. Pau Grau, Pastor de la primera Iglesia Bautista en Valencia, destacó que “en estos tiempos de diálogo, de comunión, de libertad, vamos adelante en este compromiso y desafío”. También estuvieron presentes, Rafael Rivera, miembro de la Iglesia Anglicana española y Diego Ángel Rocha, quien afirmó que «todos los prejuicios, manías, empiezan a disolverse cuando caminas en el conocimiento mutuo. Animo a vencer los obstáculos»
Vicente Botella anunció que en la Diócesis se organizará formación sobre ecumenismo de la mano del Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas. Por su parte, Carmen Sarmiento, directora del CEIR animó a participar en la oración ecuménica que se celebra el último martes del mes, a las 19 horas, en la Basílica de San Vicente Ferrer.