27 Jun DEFENDER LA FAMILIA Y LA VIDA
Coincidiendo con la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, la Conferencia Episcopal para los Laicos, Familia y Vida ha hecho pública una nota sobre la familia y la vida en la que se nos ofrece una oportunidad para adherirnos al Encuentro Mundial de las Familias que se celebra estos días en Roma capaz de involucrar a todas las familias que quieran sentirse parte de la comunidad eclesial que apuesta por la familia, la vida, del hombre.
El anuncio de la familia sigue siendo una alegría y una esperanza para todos. Pues, como afirma el Papa, “nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la madurez de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y pueblos.
El matrimonio va más allá de cualquier moda pasajera y persiste. Su esencia arraigada en la naturaleza misma de la persona humana y de su carácter social. Formar una familia significa ser parte del sueño de Dios, uniéndose a Él en la construcción de un mundo donde nadie se sienta solo”. Inseparable de la familia es la vida humana.
La familia es la célula de la cultura de la vida y de la civilización del amor. Esto que es tan esperanzador se ve amenazado por una cultura de la muerte y del egoísmo y el odio que destruyen al hombre y generan una sociedad de conflictos, protegida por leyes antivida y tan contrarias al amor.
En estos momentos, y ante las amenazas contra la vida, la familia y el amor, se ve necesario manifestarse incluso en las calles y reclamar de los legisladores unas leyes que favorezcan la vida, la protejan y la defiendan y promuevan, a la vez, leyes que promuevan la civilización del amor, de la verdad que nos hace libres y a un gran futuro de esperanza y progreso humano.
Entre nosotros se ha convocado por diversos grupos en favor de la vida y movimientos culturales una gran manifestación en Madrid este fin de semana ¡que hay que secundar! porque se trata de defender, ¡nada menos!, que la vida humana y la familia. Valencia no puede fallar a esa convocatoria, tan necesaria y tan urgente. Si la Iglesia no defiende esta convocatoria, ¿quién le puede decir o acusar de que se mete donde no debe o que hace política, cuando se trata de la verdad y de realidades prepolíticas?