26 Mar El Arzobispo pide por la paz en Ucrania, Rusia y “por el mundo, ante las amenazas de que esta guerra se extienda” En la consagración al Inmaculado Corazón de María de la humanidad, en especial Rusia y Ucrania, en unión al Papa
El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, ha pedido por la paz en Ucrania y en Rusia “pero también por el mundo entero, ante las amenazas de que esta guerra se extienda a otros lugares”, durante el acto de consagración de la humanidad, particularmente de Rusia y Ucrania, al Inmaculado Corazón de María, en unión con el Papa Francisco que presidió ayer tarde esta celebración mundial a la misma hora desde el Vaticano
El Cardenal Cañizares aseguró que “esta consagración a la Virgen nos lleva a colaborar para que este mundo nuestro siga siendo jardín y casa para todos, siga siendo lugar de paz donde brote la vida, de verdad, las flores de un nuevo mundo que siembre esperanza”.
El Arzobispo de Valencia expresó a los ucranianos presentes el acogimiento en la diócesis, “yo estoy con vosotros, no me separo de vosotros, os quiero de verdad” – la Iglesia “no puede callar ante los abusos sociales, ante las injusticias y las opresiones, como las que estamos sintiendo en estos momentos con esta guerra”.
“La Iglesia está cargada de esperanza con el Evangelio de la vida y la paz”
El cardenal Cañizares destacó que ante “la guerra injusta en Ucrania y por cuantos tienen que huir de su país, la voz de la Iglesia está cargada de esperanza con la buena noticia del Evangelio de la vida y de la paz, porque la Iglesia no puede callar y sale en defensa del hombre amenazado, de la vida despreciada y perdida, y clama por el inocente, apuesta fuerte por la vida y por la paz”.
En la celebración que tuvo lugar en la Catedral “para unirnos al papa Francisco en la consagración de la humanidad, particularmente de Rusia y Ucrania, al Inmaculado Corazón de María”, el cardenal Cañizares señaló que “para todos los que tienen que huir de su pueblo, de su casa, su ciudad y su patria, para ser acogidos como refugiados en otros países, hay una buena noticia para ellos, porque hay una luz, el Evangelio, que sigue iluminando hoy la oscuridad de la cultura de la muerte”.
“Hoy están rompiendo y disgregando a tantas familias que son origen y promesa de vida en países hermanos nuestros, y también existen ideologías destructivas que tanto daño hacen, en un nuevo orden mundial, como denuncia el Papa Francisco, y que son ideologías contrarias al hombre y a la vida”, subrayó.
Igualmente, el Cardenal recordó las encíclicas y exhortaciones apostólicas del papa Francisco a favor de la ecología integral del hombre y de la vida frente a tantas ideologías destructivas que tanto daño están haciendo a la humanidad y ha expresado que “nadie en este tiempo habla con tanta fuerza, con tanta claridad y verdad y con tanto amor y ternura en defensa del hombre amenazado, de la vida y de la paz, como San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el papa Francisco”.
“Hay una guerra oculta contra la vida”
Además, el Arzobispo denunció que “simultáneamente con esta guerra en Ucrania, hay una guerra oculta, una guerra contra la familia, – los abortos, las eutanasias-, es una guerra contra el hombre, es una guerra claramente, en la que está amenazada la humanidad y la vida. Por ello, es necesario en la sociedad el Evangelio del amor, el Evangelio de la paz, el Evangelio de la vida”.
“El Evangelio es sanación, cura nuestras heridas para que tengamos vida y paz. Y nos trae a Dios, que es vida, y es paz que nos reconcilia y nos hace a todos hermanos”, afirmó.
En la Catedral, la celebración siguió la misma estructura que la convocada por el Papa en Roma, y sumó la oración por la vida, por petición del propio Arzobispo, con la Celebración de la Penitencia, la lectura de la oración de la consagración de la humanidad, en especial de Rusia y Ucrania, a la Virgen María, y finalmente prosiguió con la celebración de la Eucaristía.
Además, la diócesis de Valencia se suma “con oraciones por la paz y la vida” a la celebración de las “24 horas para el Señor”, convocatoria impulsada desde el año 2014 por el papa Francisco.